Usted está aquí: jueves 15 de junio de 2006 Cultura Vicente Rojo, artífice de nuestra cultura del diseño gráfico

Realizan mesas redondas sobre el quehacer del notable artista en esa disciplina

Vicente Rojo, artífice de nuestra cultura del diseño gráfico

''Ha sido la caja de resonancia de las ideas y de la educación visual de muchos jóvenes'', dijo Pablo Rulfo

Pendiente, un libro que recoja los aportes del maestro desde la Imprenta Madero

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

Ampliar la imagen La creatividad de Vicente Rojo (en la imagen) impidió que el diseño gráfico fuese invadido por la banalidad y el ánimo de lucro, expresó su colega y discípulo Pablo Rulfo Foto: Yazmín Ortega Cortés

México debe al trabajo de Vicente Rojo la existencia de una cultura del diseño gráfico. Sin su labor, sin su escuela, sin su ética, sin su disciplina, ''habríamos caído en un gran vacío, tendríamos una gran carencia".

De acuerdo con Pablo Rulfo, los aportes de Rojo como diseñador gráfico, sobre todo en los ámbitos editorial y cultural, ''han tenido consecuencias positivas tremendas, ha sido la caja de resonancia de las ideas y de la educación visual de muchos jóvenes; sin él no podemos imaginar lo que sería la cultura visual de este país".

Rulfo se expresó así de su maestro y colega durante la mesa redonda Vicente Rojo y el diseño, llevada a cabo el martes en el Centro Cultural España. En el acto participaron varios de los los diseñadores que, formados y guiados por Rojo en la legendaria Imprenta Madero, sentaron un precedente fundamental en la historia del diseño gráfico mexicano.

De no ser por Vicente Rojo, el diseño gráfico vinculado a la actividad y difusión cultural, ''probablemente habría sido invadido por esa tendencia comercial, banal, que existe en cierto tipo de mercado del manejo de imagen".

Por eso, el valor de su trabajo también fue ''promover una personalidad ética para el diseño gráfico, dotarlo de un gran concepto artístico y humano".

Al final, Pablo Rulfo destacó la paradoja de que un hecho trágico, lamentable y ''estúpido" como la derrota de la República en la Guerra Civil española haya propiciado la llegada a México de creadores como Rojo, cuyas aportaciones a la vida cultural mexicana son invaluables.

Gran escuela

Germán Montalvo recordó por su parte cuando acudió, en 1977, a solicitar trabajo a las oficinas de Imprenta Madero, ''en las calles de Avena y Campesinos, donde se hacía el mejor diseño gráfico de América Latina. Las instituciones culturales y los diferentes programas de difusión nunca tuvieron una imagen tan bien diseñada como entonces".

Por esas oficinas ''aparecían de forma periódica personajes clave de la cultura, como Fernando Gamboa, entonces director del Museo de Arte Moderno); Carlos Monsiváis y el editor Federico Alvarez; la poeta Elsa Cross; el actual cronista de la insurgencia zapatista, Hermann Bellinghausen, jovencito igual que nosotros; el equipo editorial de la revista Vuelta; los pintores Alberto Gironella y José Luis Cuevas; un grupo de escritores jóvenes que ahí se formaron como editores y aprendieron muy bien a darle intención y jerarquía a la palabra impresa: Juan Villoro, Jaime Moreno Villarreal y Adolfo Castañón; un hombre que siempre que aparecía algo nos enseñaba: Juan José Gurrola; el historiador de cine Aurelio de los Reyes, y Guillermo Sheridan, ¿quién no le aprendía algo a Sheridan?"

En ese ambiente, donde eran comunes palabras hoy en desuso como fotomecánica, linotipos, galeras o tipómetro, ''Imprenta Madero se convirtió en una gran escuela; no se puede imaginar lo extraordinario que era estar ahí. Suena a lugar ideal, y así fue. Por eso el encuentro con Vicente Rojo ha sido uno de los regalos más maravillosos que nos ha dado la vida".

Azul Morris también ofreció su testimonio: ''Llegué a Imprenta Madero absolutamente ignorante en el tema, los términos del diseño gráfico estaban totalmente fuera de mi léxico, pero mi primera impresión fue: quiero estar aquí. Y fue mi escuela de diseño".

Fue para Morris una etapa de intenso aprendizaje, pero no cobró consciencia de ello de inmediato, sino años después, luego de una estancia en Basilea: ''Cuando regresé empecé a tener consciencia de lo que había aprendido, sobre todo, a ver; aprendí de la disciplina y el rigor de Vicente, que decía: hay que sacrificar mucho para estar aquí, hay que trabajar".

Artista con gran calidad humana

Como moderador de la mesa estuvo el escritor Jaime Moreno Villarreal, quien después de escuchar varios de los testimonios, llamó la atención sobre algo: no existe un libro que cuente la historia de Imprenta Madero y las aportaciones que también desde ahí hizo Vicente Rojo a la cultura mexicana.

Asimismo, hizo uso de la palabra Rafael López Castro, quien contó que debía su formación como ser humano a dos socialistas, uno de ellos es Vicente Rojo: ''el humanismo español a mí me llega en su más alto nivel por medio de Vicente".

Después de suscribir el reconocimiento y los elogios externados por sus colegas, López Castro se centró en destacar la calidad humana de Rojo: ''Para mí ha sido más alta que su escultura, más valiosa que su pintura y su diseño gráfico. Todavía quiero ser como él cuando sea grande, es decir, mañana".

Además de los mencionados, también participaron otros dos alumnos de Rojo: Luis Almeida y Peggy López, además de Leonel Sagahón, un diseñador que no se formó directamente con Rojo pero aprendió de él por medio de sus alumnos.

Ayer tuvo lugar una segunda conferencia sobre Rojo en el Centro Cultural España (Guatemala 18, Centro Histórico, atrás de Catedral), denominada Vicente Rojo y la invención del libro; y este jueves (17 horas) será la conferencia Vicente Rojo y la poesía.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.