Analizan trabajos del artista gráfico con escritores

Rojo, un creeyente de la influencia oculta de la poesía

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

La poesía es la prueba concreta de la existencia del hombre, expresa el artista plástico Vicente Rojo citando la frase de Luis Cardoza y Aragón al finalizar la mesa redonda Vicente Rojo y la poesía, que se realizó el jueves en el Centro Cultural de España, dentro del ciclo-homenaje A las cinco en punto con Vicente Rojo.

En esa penúltima mesa el tema fue la manera en la que se ha dado esta colaboración entre el trabajo de Rojo, ya como pintor, editor o diseñador gráfico, con la poesía de autores como José Emilio Pacheco, Alfonso Alegre Heitzmann, David Huerta, Rafael-José Díaz o Hugo Hiriart, poetas que estuvieron en este encuentro.

La poesía prueba la existencia del hombre y "cuando conocí esa frase me di cuenta de lo que significaba para mí la poesía. La pintura es lo que concreta esa frase", dijo Rojo a La Jornada después de escuchar las anécdotas de los escritores relatando cómo fue el inicio de su relación con el artista.

Habló primero Alfonso Alegre Heitzmann, director de la revista de poesía Rosa Cúbica, quien trabajó al lado de Rojo en el libro La luz en la ventana, con cuatro grabados del artista, que se exhibe en este centro cultural, junto con otros como Alas de papel y La azotea-Réquiem.

Su relación personal con el pintor "está marcada por la pasión por la poesía y por la aventura editorial y poética de las revistas literarias". Vicente Rojo, dijo, "no abusa jamás de las palabras", pero "cree en la influencia oculta y universal de la poesía".

Tiene esa confianza en que "un poema o tan solo un verso, que nadie conoce pero al que el poeta se entrega por completo, tenga la capacidad misteriosa de llegar mucho más lejos de lo que el escritor, en su difícil y necesaria soledad, imaginaría jamás. Las alas de un solo verso esconden para Vicente Rojo una dimensión de universalidad que sólo la poesía puede alcanzar, de ahí la rotundidad de sus palabras en torno a la poesía".

El editor y poeta Marcelo Uribe leyó entonces un poema que envió el escritor José Emilio Pacheco para participar en este homenaje, en el que resalta en sus versos la magia con la que Vicente Rojo pinta y recrea la poesía: "En Vicente el leer y el dibujar se unen en el fulgor de su pintura".

Rafael-José Díaz es un poeta nacido en Canarias, cuya relación con Rojo creció a lo largo de 10 años de intercambio epistolar. "En 1995 escribí un poema que se llama La azotea-Réquiem y le escribí a Vicente Rojo enviándole el poema y sugiriéndole la posibilidad de editar una carpeta con el dibujo que él quisiera hacer a partir del poema.

"Aún recuerdo el instante, no muchas semanas después, cuando abrí la carta en la que Vicente me enviaba los ocho dibujos que había hecho. Sentí vértigo, porque sus azoteas eran inestables y estaban tan desamparadas como la mía, también porque no acababa de creerme que un pintor que había colaborado con Octavio Paz hubiera aceptado colaborar con un poeta de 25 años que no conocía y que no había publicado ni un solo libro.

"Generosidad, desprendimiento, humildad, no encuentro ni encontré entonces otras palabras para definir su actitud, por diversas razones la carpeta no pudo editarse hasta el año 2001", y ahora también forma parte de la muestra del trabajo de Vicente Rojo como pintor y diseñador gráfico, al igual que Lluvia de noviembre, de David Huerta, premio Xavier Villaurrutia, quien recordó: "la primera vez que hablé con Vicente Rojo de poesía fue a mediados de los años 70 ante una mesa de trabajo en Ediciones ERA, cuando le llevé el manuscrito de mi libro Cuaderno de noviembre, publicado con ese sello en 1976" y a partir de entonces se dio entre ambos una estrecha colaboración editorial.