Usted está aquí: domingo 18 de junio de 2006 Opinión Diario de Guerra (electoral)

Diario de Guerra (electoral)

José Agustín Ortiz Pinchetti

Cuidado con el triunfalismo

Hay que desconfiar de las encuestas, aunque nos favorezcan. En las democracias maduras son un instrumento para pronosticar el resultado electoral. En México son una arma política. Los sondeos de opinión favorecen a Andrés Manuel López Obrador, pero su principal efecto no es sobre los votantes, sino sobre los equipos de los candidatos. Los integrantes del de Felipe Calderón deben sentirse deprimidos. Para nosotros -los de la coalición Por el Bien de Todos- es una inyección de optimismo. Pero no necesariamente son correctas. La encuesta interna de López Obrador señala una ventaja de ocho o nueve puntos. Los sondeos convencionales de cuatro o cinco. Según se vea, la elección está ya claramente definida o empatada.

No podemos saber cuál es la verdadera intención de voto. La campaña del miedo tuvo como principal efecto inhibir hasta 50 por ciento de las personas entrevistadas. La gente prefiere esperar el día de la elección para manifestarse. Este es el voto oculto. Además, las encuestas no llegan al México profundo: a la población campesina e indígena que representa 4 millones de votos posibles. Nosotros suponemos que están con López Obrador, pero nadie puede estar seguro, sino hasta la última hora.

Lo peor sería bajar la guardia. Hay que recordar que la elección se decide el día de los comicios, con la gente real y verdadera que sale de sus casas y deposita su voto. Sabemos que nuestros contrincantes están dispuestos a todo. Los panistas, a cualquier método ilegal y antidemocrático para permanecer en el poder. No sólo porque quieren preservar su proyecto, sino por la cadena de hechos de corrupción que ha caracterizado al gobierno foxista. Como dice Muñoz Ledo, en vez de reformar el Estado, optaron por colonizarlo, usufructuarlo y convertirlo en botín de intereses privados. Aunque López Obrador ha prometido que no se vengará, ellos no están tranquilos. El asunto Hildebrando es apenas un hilo de una gran madeja.

Ya se apunta una ofensiva de Roberto Madrazo para justificar un triunfo sorpresivo. Está utilizando las encuestas para hacernos creer que empató al PAN en segundo lugar y que va por López Obrador. El PRI puede utilizar mecanismos de inducción y compra de voto, y distorsionar así los resultados de la elección.

La estructura de promoción y defensa del voto debe consolidarse. El ciento por ciento de las casillas deben ser rigurosamente vigiladas. Debemos invitar a la gente a que salga a votar. Si no hay movilización el día de la elección, el ejército panista, apoyado por el gobierno federal, y/o el ejército priísta, con el apoyo de algunos gobernadores del tricolor, pueden asaltar las elecciones. Aunque la intención de voto fuera clara en favor de Andrés Manuel López Obrador, si no logramos que la gente acuda y vote por su proyecto, el triunfo tan duramente ganado podría escamotearse.

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