Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 18 de junio de 2006 Num: 589


Portada
Bazar de asombros
La memoria del horror
SIMONE DE BEAUVOIR
La representación prohibida
JEAN-LUC NANCY
Alemania: antes y
después de Shoah

STEFAN GANDLER
Sobre Shoah
Struthof, entre la
memoria y el olvido

EVGEN BAVCAR
El presente y lo inmemorial
CLAUDE LANZMANN
Buenos Aires: recuperar
la tertulia

ALEJANDRO MICHELENA
Lo que el viento a Juárez
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUIA

Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Teatro
NOÉ MORALES MUÑOZ

El viaje Real
LUIS TOVAR

(h)ojeadas:
Reseña de Mayra Inzunza sobre La posibilidad de una isla


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José Martí (1853-1895) el poeta y patriota cubano llegó a la Ciudad de México un año después del fallecimiento del Presidente Juárez cuando tenía 20 años, en el año de 1873. Vivió hasta 1877 en nuestro país y Benito Juárez fue la inspiración de José Martí en su constante lucha por independizar Cuba de la Corona Española. Murió en una acción de guerra contras las tropas españolas en Dos Ríos el 19 de enero de 1895. Seis meses antes de morir el gran poeta escribió este texto sobre el Benemérito de las Américas.

Emilio Cárdenas Elorduy

José Martí y Benito Juárez

México no yerra: y se afianza y agrega, mientras se encona y descompone el vecino del norte, Juárez, el indio descalzo que aprendió latín de un compasivo cura, echó el cadáver de Maximiliano sobre la última conspiración clerical contra la libertad en el nuevo continente. Él, el tabaquero de Nueva Orleáns, el amigo pobre del fiel cubano Santacilia, el padre desvalido de la familia que atendía en Oaxaca la pobre tendera; él, con los treinta inmaculados, sin más que comer maíz durante tres años por los ranchos del norte, venció, en la hora inevitable del descrédito, al imperio que le trajeron los nobles del país.

El 18 de julio estará colgada de banderas la ciudad, las estatuas de bronce y las casas de azulejos. Los niños de las escuelas marcharán, como soldados. Las niñas vestidas de blanco, llevarán al mausoleo del indio, ramos de flores. El pensamiento y la riqueza de la ciudad irán a pie a la tumba, detrás del Presidente que prepara el país híbrido para la república leal y sensata. Las mujeres hermosas de Puebla y Guadalajara, de Monterrey y Veracruz, aplaudirán a los marciales "cuerudos", a los soldados fieles a la libertad. El sol republicano caerá del cielo azul. Y brillará, como si fuera de luz, el monumento que, con sus manos flacas de ético, labraba, al sol de la mañana, el mexicano Islas, de barba rubia. La mano sudorosa podía apenas blandir el cincel; y él, pálido de la muerte, golpeaba, de pie ante el mármol, mientras duraba el primer sol. "Me durará la vida hasta que le acabe la figura a mi salvador." Y le duró.

José Martí

14 de julio de 1894