Usted está aquí: jueves 22 de junio de 2006 Espectáculos Triunfal regreso de las Dixie Chicks al lugar en que casi se dio su debacle

"El Bush en el que confiamos es el Shepherds Bush", dicen al comenzar gira mundial

Triunfal regreso de las Dixie Chicks al lugar en que casi se dio su debacle

En su primer concierto en ese teatro de Londres el público ovacionó al grupo estadunidense

Por la ruta larga es el título de su nuevo álbum, producción al estilo roquero

NICK HASTED THE INDEPENDENT

"El Bush en que confiamos es el Shepherds Bush", dice la vocalista de las Dixie Chicks, Natalie Maines, en alusión al teatro donde se presentaron en Londres. Ese escenario casi atestiguó el fin de la carrera del grupo cuando, en marzo de 2003, Natalie gritó: "Me avergüenza que el presidente de Estados Unidos sea de Texas". Parecía un comentario inocuo, dicho tan lejos de su patria, pero la noticia llegó a un Estados Unidos que se aprestaba a invadir Irak, y entonces muchos rompieron los discos de la banda como si estuvieran infectados y sus canciones fueron eliminadas de la radio.

Un grupo que había vivido en el corazón de la vertiente más conservadora del pop y vendido decenas de millones de discos se vio amenazado de pronto con el ostracismo comercial. En un clima de rabioso patriotismo, Maines recibió inclusive amenazas de muerte, que la obligaron a mudarse de su Texas natal a Los Angeles.

Ahora, en cambio, con su nuevo álbum, Taking the Long Way (Por la ruta larga), producido en estilo roquero por el decano de la reinvención, Rick Rubin, la reforzada radicalización del grupo se presenta como su sello distintivo. El sencillo Not Ready to Make Nice (No estoy lista para ser amable) describe sus batallas, con un video que las muestra como brujas de Salem. La presentación en Shepherds Bush, que según dice Maines es un retorno a "la escena del crimen", es también el apropiado inicio de su gira mundial. Como buena parte del Estados Unidos liberal, es probable que en su visita anterior a Gran Bretaña perdieran una dolorosa batalla, pero la devastación en Irak las ha ayudado a ganar la partida, y ahora Taking the Long Way es el álbum de mayor venta en su país.

En el concierto del pasado domingo, la intimidad de este pequeño teatro fue una afectación, a juzgar por los cinco guitarristas adicionales y los pelotones de ayudantes. Las sonrisas radiantes de Emily Robinson, que toca el banjo, y de la violinista Martie Maguire, quienes crecieron en la tradición de la música country y el show business, parecían venir de un mundo muy apartado del de sus colegas roqueros "alternativos". Pero cualquier sospecha de cinismo en la campaña de relanzamiento, cuyo corazón fue esta presentación en Londres, parece demasiado severa cuando se observa de cerca a las Dixie Chicks. Son mujeres sin dobleces, radicalizadas por una experiencia atemorizante, y también intérpretes que crean emoción, arraigadas en la escuela del género country conocida como bluegrass music.

En un sonido pesado, como de banda garage, Truth y The Long Way Around abordan la controversia sin ambages. Entre una y otra, Maines se limitó a repetir su comentario sobre el presidente, y el público aplaudía a rabiar. La ovación se volvió triunfal cuando cantaron la balada de la esposa de un soldado, Travellin' Soldier, que era la número uno cuando a la banda se le vino el mundo abajo.

Terminaron con una ronda de flauta traversa y tambor, y los verdaderos placeres no vinieron tanto de las declaraciones políticas como de los momentos en que Robinson y Maguire se perdieron en solos de viejo estilo bluegrass, o cuando las tres mujeres se unieron en armonías agudas y solitarias. Canciones de ácido humorismo y estilo square dance, como White Trash, muestran que las Dixie Chicks han mantenido siempre una fuerza femenina y genuinos aires campiranos, en un clima dominante country que siempre se ha mostrado adverso a ambas características.

A continuación, Maines presentó Not Ready to Make Nice no como una respuesta triunfante, sino como causa de tristeza. "Ya no estamos llenas de furia", dice en tono de cansancio. Y si bien hacia el final cayeron en un exceso de pop-rock ruidoso, su corazón bluegrass aún late con fuerza suficiente para alegrar el corazón de sus oyentes.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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