Usted está aquí: domingo 25 de junio de 2006 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Carlos Hernández

Ampliar la imagen Arriba, Maxi Rodríguez festeja el gol que dio a Argentina el pase a cuartos y Juan Sorín gana el salto a José Antonio Gringo Castro en su lucha por la banda derecha; en tanto el portero Roberto Abbondanzieri rescata el balón cuando Jared Borgetti buscaba rematar y Esteban Cambiasso impide el paso a Gerardo Torrado Foto: Ap

Ampliar la imagen Arriba, Maxi Rodríguez festeja el gol que dio a Argentina el pase a cuartos y Juan Sorín gana el salto a José Antonio Gringo Castro en su lucha por la banda derecha; en tanto el portero Roberto Abbondanzieri rescata el balón cuando Jared Borgetti buscaba rematar y Esteban Cambiasso impide el paso a Gerardo Torrado Foto: Ap

Ampliar la imagen Arriba, Maxi Rodríguez festeja el gol que dio a Argentina el pase a cuartos y Juan Sorín gana el salto a José Antonio Gringo Castro en su lucha por la banda derecha; en tanto el portero Roberto Abbondanzieri rescata el balón cuando Jared Borgetti buscaba rematar y Esteban Cambiasso impide el paso a Gerardo Torrado Foto: Ap

Ampliar la imagen Arriba, Maxi Rodríguez festeja el gol que dio a Argentina el pase a cuartos y Juan Sorín gana el salto a José Antonio Gringo Castro en su lucha por la banda derecha; en tanto el portero Roberto Abbondanzieri rescata el balón cuando Jared Borgetti buscaba rematar y Esteban Cambiasso impide el paso a Gerardo Torrado Foto: Ap

Hay momentos para crecer.

Instantes y jugadas que marcan la diferencia entre un futbol de primer mundo y otro en desarrollo.

Y los argentinos saben ganar aunque no jueguen bien. Y tuvieron ese momento y esa jugada que distingue a los grandes de los medianos: Maxi Rodríguez anotó un golazo y eso marcó distancias entre dos equipos que, sorprendentemente, estuvieron muy equilibrados.

Después de una lamentable primera ronda, Ricardo La Volpe enmendó la estrategia y finalmente demostró en la cancha todos sus análisis de papel. El técnico había dicho que tenía muy estudiado a Argentina. Y esa fue la base para nivelar un partido que muchos encomendaron a las deidades.

El Tri jugó como un equipo ordenado. Suplió su notoria inferioridad técnica con desgaste físico, coberturas adecuadas y concentración casi total.

A pesar de tener el periodo completo para trabajar, La Volpe nunca encontró su alineación ideal. Pero esta vez no hay lugar para el reproche. Inició con elementos aplicados, correlones, dispuestos al desgaste como Gringo Castro, Ramón Morales y la grata relevación de Andrés Guardado.

Rafael Márquez ahora sí estuvo en su plan de capitán de la nave. No sólo por el gol tempranero que prendió sueños, sino por su aplicación defensiva y empuje al frente. Y también destacaron Ricardo Osorio, Carlos Salcido, Pável Pardo y hasta Gerardo Torrado.

Pero la cosa se descomponía al frente. La Volpe convocó a futbolistas obedientes, que se comprometieron con su idea al ciento por ciento, pero que no pasan de ser acarreadores de balón, carentes de la calidad que define los partidos.

En el ataque México sólo puso entusiasmo. Al Kikín se le agradece su esfuerzo, pero sus botines no tienen más, mientras Jared Borge-tti pagó la factura de su inactividad en el Bolton. El relevo Sinha tuvo destellos, pero no es de los que se echen el equipo al hombro.

Fue una eliminación distinta a la de hace cuatro años. En 2002 muchos daban por descontado el triunfo sobre los gringos. Y el descontento fue mayor.

Pero al final de cuentas no hubo quinto partido, como había prometido el entrenador, y ahora se le pedirán cuentas. Que sea para bien y no con anhelos de venganza.

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