Usted está aquí: miércoles 28 de junio de 2006 Opinión Balance de la Jornada

Balance de la Jornada

Marlene Santos A.

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Ronaldo es el hombre del día, pero al igual que en 1998 llegó al firmamento otro astro con luz propia, Zinedine Zidane. Ambos van a reditar la final francesa. Puede ser la revancha del brasileño que ayer marcó su gol récord. Tal vez no lo permita Zizou, quien anotó el de la resurrección gala, tras el fallido intento de los españoles por anticiparle la jubilación.

Sin sofocones ni gota de sudor Brasil está en cuartos de final, muy distante de los alargues fatigantes de Argentina o Ucrania, o de los sufrimientos de Italia, Portugal e Inglaterra. La Selecao llegó caminando y aún así se colgó nuevos laureles: su gol número 200 en Copas del Mundo, el que metió Adriano en fuera de lugar, y las 15 dianas de Ronaldo.

España se cayó de la nube más alta. Había ilusionado tras 23 partidos invicta, había enamorado con la furia de un puñado de chavales comandados por Raúl, quien ayer simplemente se esfumó ante la experiencia de Les Bleus, que jugaron no sólo con el orgullo y la inteligencia, sino -¡por fin!- con la calidad por delante.

Luego de los mediocres partidos de octavos de final, salvados apenas con el España-Francia, y cuando se han ido los equipos comparsa con Costa Rica al frente, quedó en Alemania la crema y nata. Seis ex campeones del mundo, Alemania, Argentina, Brasil, Francia, Italia e Inglaterra, y dos más casi con etiqueta de víctimas en puerta, Ucrania y Portugal.

El arbitraje está siendo aplastado por la tecnología. La condición humana del nazareno, avasallado por un monstruo de mil cabezas y muchas razones de pesos, lo ha puesto nervioso, frágil e indefenso. La táctica comodina de Archundia, la de 'dejar hacer, dejar pasar', puede no darle resultado ante la eficacia mostrada por Rosetti.

Ricardo La Volpe hizo buen grupo, el grueso de los jugadores pide su continuidad, desde Rafa Márquez hasta Chiquis García. Y es que resultaron memorables esas divertidas sesiones para grabar comerciales, las tardes de paseos en París, Holanda y Goettingen, así como la fiesta del Día del Padre amenizada por El Recodo, hasta las cuatro de la madrugada.

Las Estrellas negras fueron una grata revelación, pero en el juego clave les faltó puntería y les sobró respeto. Africa tiene cuatro años para intentar no desentonar con los logros de los últimos anfitriones: Francia, Corea del Sur y, como ahora se espera, Alemania.

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