Usted está aquí: domingo 2 de julio de 2006 Cultura Muestran parte de la creación del fotógrafo Enrique Bostelmann

Con la exposición Estática fugaz del tiempo comienza la organización de su archivo

Muestran parte de la creación del fotógrafo Enrique Bostelmann

Más de 30 mil piezas, entre negativos, placas e impresiones, componen el legado del artista

La estética del objeto hallado, hilo conductor de las obras que están en el Centro de la Imagen

MERRY MACMASTERS

"Vemos el mundo. Enrique Bostelmann nos enseña a mirarlo". Así escribió alguna vez José Emilio Pacheco del enigmático fotógrafo, cuya muerte el 3 de diciembre de 2003, a los 64 años, precipitó la tarea pendiente de iniciar la organización de su archivo de más de 30 mil piezas, entre negativos, placas e impresiones, una probadita del cual se podrá tener en la exposición Estática fugaz del tiempo, que fue inaugurada el jueves 29 en el Centro de la Imagen, Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico.

Aunque Bostelmann es conocido por trabajos como el proyecto América. Un viaje a través de la injusticia, que devino en un libro (1970), uno de los primeros de tipo fotográfico en México, y la cafetera de Metamorfosis, su temática es tan variada como su obra es vasta.

Nacido en Guadalajara, Jalisco, gran admirador de su paisano José Clemente Orozco -nunca pudo concretar su proyecto mayor de fotografiar los murales de su ídolo-, Bostelmann combinó el trabajo comercial con el personal, inclusive, luego retomaba el discurso comercial para experimentar de modo creativo. "De repente encontramos unas latas Campbell's apiladas como si fueran edificios, con unos verdaderos edificios atrás, que hacían juegos de fotos construidas", expresa Estela Treviño, responsable de investigar el archivo. Para la también curadora de la exposición se trata de un humor "muy Enrique Bostelmann que no he visto en ningún otro fotógrafo".

Yeyette Bostelmann recuerda como la muerte sorpresiva de su marido la obligó a desocupar la casa de Nautla 23, colonia Roma, que durante 35 años habían rentado como taller, donde "toda la gente amiga, artistas, nos ubicaban". Allí, se daban los grandes intercambios y trueques de pinturas, esculturas, por fotografías para los catálogos. Pero, aparte del trabajo fotográfico, la obra artística almacenada y el equipo, estaban todos los props empleados para los trabajos publicitarios, por decir, algo, como 500 platos, cada uno diferente.

La entrevistada se refiere al problema de encontrar todas las fotografías que, además, eran inéditas, por la misma dinámica del trabajo. El dinero que ganaban lo usaban para hacer viajes en pos de nuevos proyectos fotográficos, como el ya mencionado América. Un viaje a través de la injusticia, o Juan de la Mancha, en apoyo al barrio paupérrimo de La Mancha, en el estado de México.

El hilo conductor de la muestra de alrededor de 150 obras, algunos dípticos y polípticos, que se remonta a sus primeros trabajos para el Club Fotográfico, es "la estética del objeto hallado". De acuerdo con Estela Treviño, el fotógrafo hizo mucho hincapié no nada más en los proyectos arriba mencionados, sino que también se acercó a "estos fierros retorcidos" (muestra una imagen) como un "escultor fotográfico". Había que rescatar esa faceta porque "muchos de los artistas jóvenes retoman este tipo de estética cuando ya Enrique la había hecho muchos años antes". Ejemplifica de nueva con una foto de un trozo de hielo tirado en una acera.

Continúa: "Tiene muchas fotos de esta situación conceptual. En el proyecto Piel de las aguas de pronto te encuentras con la tela entre el agua o la tela retorcida en un charco, o las líneas del Volkswagen que deja como huellas en la nieve. Estas estéticas halladas son de una gran poesía que Enrique siempre mantuvo como eje conductor en todos sus proyectos, aunque fueran de tipo social. Eso es lo que quisimos rescatar".

Gracias a una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes se pudo comenzar la limpieza, clasificación y digitalización del archivo, que ocupa gran parte de la casa de Yeyette. Treviño apunta que es el primero de una serie de apoyos que se necesitarán para seguir adelante con la gigantesca tarea. La curadora menciona la necesidad a futuro de también recuperar el material fotográfico de Bostelmann de reproducciones de obras de arte que se quedó en las casas editoriales.

De una cosa sí está segura Yeyette: el archivo debe permanecer en México. Explica: "Mi esposo fue una persona que amó profundamente a su país, creo que se nota en su trabajo. Aunque lo tildaron de alemán, pues, no, su padre nació aquí y también él. Tuvo una gran pasión por su país, por conocer todo lo que pudo y hacer por él. El archivo debería permanecer aquí porque forma parte del contexto histórico de muchos lugares y la historia de tantas personas".

 
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