Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 2 de julio de 2006 Num: 591


Portada
Presentación
Bazar de asombros
La muerte de Dios postmoderna
ANGÉLICA M. AGUADO Y JOSÉ J. PAULÍN
entrevista con DANY-ROBERT DUFOUR
La otra campaña y la izquierda estadista en América Latina
ULRICH BRAND
Traficantes de ilusiones
LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO
Denis de Rougemont:
100 años de pasión

ANDREAS KURZ
Cortesías y mesianismos
LUIS C.A. GUTIÉRREZ NEGRÍN
Lo que el viento a Juárez
Mentiras transparentes
FELIPE GARRIDO

Columnas:
A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUIA

Mujeres Insumisas
ANGÉLICA ABELLEYRA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Teatro
NOÉ MORALES MUÑOZ


Directorio
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Cortesías y mesianismos

Luis C.A. Gutiérrez Negrín

He sido cliente de Banamex durante treinta y cinco años. En esa larga relación clientelar jamás recibí de ese banco un solo regalo de cortesía, fuera de unos diminutos calendarios. Y no es un reproche, pero eso explica mi sorpresa cuando a principios de junio noté que un familiar, también cliente aunque no de tan larga data, recibía un sobre de plástico azul con el logotipo de Letras Libres que contenía un ejemplar del número más reciente de la conocida revista (núm. 90, Año VIII, junio de 2006), así como un sello blanco con la leyenda "Cortesía de Banamex".

Ese número de Letras Libres, como se sabe, contiene un prolijo y bien escrito ensayo de su director, Enrique Krauze, titulado "López Obrador, el mesías tropical" y que se destaca en su portada con una llamativa caricatura. El trabajo en sí no tiene mucho de sorprendente ya que es congruente con las ideas, valores y posiciones del autor, además de que la tesis sobre el mesianismo del candidato del PRD no es original ni muy novedosa: hay por lo menos un libro en circulación sobre el tema. Y, por otro lado, nada más natural que Krauze utilice su revista justamente para expresar sus puntos de vista.

Lo que llama mi atención, sin embargo, es el uso que Banamex le da a ese ejercicio intelectual –y, reitero, parte de una sana práctica democrática. Sin ser un experto en el tema, supongo que el banco no ha violado la ley electoral con el envío presumiblemente masivo de la revista a –casi– todos sus clientes. Después de todo, Letras Libres es una publicación de circulación legal que cualquiera puede adquirir por cincuenta pesos, y si una empresa decide regalarla a sus clientes es asunto suyo. Pero la actitud de Banamex ronda precariamente los linderos de la normatividad electoral, y no es exagerado enmarcarla en la intensa campaña de la llamada guerra sucia que el gobierno federal, algunas empresas privadas y el PAN han emprendido contra López Obrador. Aunque se ha cuidado la forma, en el fondo la "cortesía" del banco no se diferencia de la menos conocida carta que Enrique Coppel Luken, dueño de la cadena de tiendas departamentales que lleva su apellido, envió a sus 25 mil empleados en febrero pasado. En esa carta, escrita en el tono paternalista y corporativista que todavía es parte del México actual y que parece ser el usual en esa empresa, el señor Coppel le expone a sus hijos-trabajadores ocho razones por las que él, padre-patrón, votará por Felipe Calderón y los candidatos del PAN y los invita amablemente a hacer lo mismo y a convencer, cada uno, a otras nueve personas ("tres clientes, tres amigos y tres parientes"). Tampoco creo que esta carta viole alguna disposición legal, toda vez que no condiciona el empleo al sentido del voto ni expresa la menor amenaza para quien difiera. La forma es, por supuesto, más burda y directa, pero en el fondo cumple la misma función que la "cortesía" de Banamex: inducir directa o indirectamente el voto, haciendo así campaña, en un caso a favor de Felipe Calderón y en otro contra López Obrador –lo cual hoy viene a ser lo mismo.

Pero, ¿qué dice el artículo de Krauze como para que Banamex se haya tomado la molestia de hacerlo llegar a sus clientes? Básicamente, lo que su título indica: que el candidato del PRD se considera a sí mismo como una especie de mesías, y sugiere de manera implícita que ello es un peligro para México por dos razones. La primera es que si el tabasqueño pierde por escaso margen la elección ante el PAN, recurrirá a descalificarla mediante la movilización popular, la cual podría ser apoyada por el otro contendiente tabasqueño –el del PRI--, y propiciar así un caos que podría resultar incontenible por el propio López Obrador. La segunda razón es que, si éste gana, la incipiente democracia mexicana enfrentaría una prueba histórica y México perdería años irrecuperables. Cierto, Krauze se deslinda puntualmente del antiperredismo que ha inundado los correos electrónicos con mensajes que, entre otros dislates, comparan a López Obrador con Hugo Chávez, y dice textualmente que México no es Venezuela. No obstante, la conclusión del artículo no deja dudas: también para el autor el candidato del PRD es un peligro para el país.

¿Se siente a sí mismo López Obrador como un mesías? No estoy calificado para intentar un análisis psicológico serio de la personalidad del tabasqueño, y menos cuando no he desayunado con él ni lo conozco en persona. Pero veamos lo que según Krauze constituye la personalidad mesiánica del candidato del PRD:

  1. Su actuación política, su comportamiento externo, es dictado por sus convicciones internas.

  2. Él es el primero en estar convencido, en creer, sus llamados y posiciones públicas.

  3. Su interés primordial es el servicio público (no busca "el poder, sino la oportunidad de servir al prójimo", como más místicamente dice el autor de López Obrador), y no alcanzar beneficios personales.

  4. Se considera a sí mismo incorruptible, "puro", y no motivado por el lucro mediante la función pública (tal sería su "desapego de los bienes terrenales").

Eso es todo. Invito a revisar con cuidado el trabajo para tratar de extraer algún elemento más, dejando de lado las sabrosas anécdotas y los diferentes juicios (y algunos prejuicios) valorativos que el trabajo contiene.

Bien, pues yo diría que esos rasgos supuestamente mesiánicos que Krauze le atribuye a López Obrador son, en términos más sencillos: congruencia entre lo que se piensa y se dice, convencimiento en lo que se hace, vocación de servicio, honestidad. Y si tales son las características de la personalidad del candidato del PRD, creo que perfilan más bien a un político que se siente comprometido con sus convicciones (que se pueden compartir o no), que cree de verdad en lo que dice y al que, a menos que se pruebe lo contrario, no lo mueve un apego a "los bienes terrenales" sino el deseo de "servir al prójimo" (para utilizar los términos místicos de Krauze), perfil que yo supondría deseable en todo político. Confundir ese perfil con mesianismo probablemente se explica por el ambiente político mexicano, moldeado por casi ochenta años de cinismo y deshonestidad, que nos ha acostumbrado a los políticos que dicen una cosa pero piensan otra, que prometen pero no cumplen y cuyo principal objetivo es lucrar con el servicio público. En ese contexto surge un político como López Obrador que, aunque se formó y salió del PRI al parecer nunca practicó el cinismo ni fue deshonesto, como el propio Krauze reconoce implícitamente. Y en lugar de identificar en su personalidad algunos de los rasgos que deberían ser exigibles en todo político, se le tilda de ser... un mesías tropical.

Lo demás del artículo de Krauze, es prácticamente lo de menos. Se deslizan, es cierto, datos que requieren precisión, lo mismo que diversas opiniones e interpretaciones bastante discutibles. Ahí está, por ejemplo, su curiosa interpretación sobre el concepto juarista de la austeridad republicana, su opinión sobre el pretendido provincialismo de López Obrador y su presunto menosprecio de la ley, sobre el asunto Fobaproa, sobre el proceso del desafuero, o sobre el mesianismo de Luis Echeverría (sic). Está también su expedita descontextualización del periodo del ex gobernador tabasqueño Tomás Garrido Caníbal, a quien se etiqueta como el verdadero modelo del candidato del PRD y el fundamento de su mesianismo, para presentarlo como una excepción desligada del ala radical de la Revolución mexicana que cobijó a Cárdenas y a Múgica, pero también al Partido Socialista del Sureste de Felipe Carrillo Puerto, a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, y a la Confederación de Trabajadores de México, entre otros procesos y fenómenos de características sociopolíticas similares al movimiento garridista.

Sin embargo, puesto que todo eso se trae a colación para reforzar de una u otra forma la tesis central del mesianismo, resulta ocioso discutirlo. ¿Qué me deja entonces el trabajo de Krauze? No, por cierto, mayor evidencia de que López Obrador haya actuado o se considere a sí mismo como un mesías. Pero, por supuesto, no estoy en esa tercera o cuarta parte de votantes indecisos a los que apela el ensayo, y cuyos posibles destinatarios fueron graciosamente multiplicados por Banamex. Hace tiempo decidí que votaría por López Obrador si lograba llegar a las papeletas, y no precisamente por su personalidad sino incluso a pesar de algunos rasgos de la misma que no terminan de gustarme. Lo decidí porque creo que la inminente elección no es entre un mesías y otro(s) no-mesías sino, en efecto, entre dos conceptos distintos y opuestos del rol que el Estado puede y debe desempeñar en la economía del México globalizado actual, y porque siento que la gobernabilidad del país difícilmente sobrevivirá otro sexenio sobre el mismo modelo económico. Porque estoy convencido, en fin, de que hay que cambiar no sólo de jinete (Fox dixit) y de caballo sino también de rumbo, no para dar marcha atrás pero sí para transitar por otros caminos que también llegan al mismo destino, que supongo es el desarrollo sostenible y equitativo de México.

Por lo tanto, cabe dentro de lo posible que lo que deja en mí el artículo del Krauze esté sesgado por la decisión que ya tomé, y que su tesis sobre el mesianismo de López Obrador haya quedado demostrada para un lector todavía indeciso. Pero si a esas vamos, también cabe dentro de lo posible que yo, un cliente con tanta antigüedad, simplemente esté molesto porque no fui incluido en la cortesía de Banamex.