Número 120 | Jueves 6 de julio de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Información para dejar de temerle al sida

 
Mario Alberto Reyes | Formado profesionalmente como enfermero, David Hernández Vargas tiene poco más de dos años trabajando para el Grupo de Amigos con VIH (Gavih), organización civil ubicada en Acapulco, Guerrero, que brinda apoyo a personas afectadas por la infección, especialmente a niños y niñas a quienes proporciona vivienda, alimentación, escuela y servicios médicos de manera gratuita.

“Soy egresado de la Escuela de Enfermería de este puerto. Me siento contento por trabajar con personas seropositivas porque además de que las ayudo, siempre aprendo nuevas cosas sobre el virus. En clases pocas veces nos hablaron del VIH/sida, no había suficiente información, además en esos años a mí no me interesaba mucho el tema.

“Cuando recibí la propuesta para trabajar en este lugar, lo pensé mucho, mi ignorancia me hacía creer que podría infectarme fácilmente. Mi familia tampoco estaba de acuerdo en que viniera a este lugar, decían que era muy riesgoso. Sin embargo, cuando llegué me capacitaron y me quedó claro que si se respetan las medidas de higiene establecidas, no hay peligro de contagio, lo comenté a mis familiares y lo entendieron, es como si los hubiera sensibilizado sobre el tema.

“Me siento a gusto con mi trabajo. Siempre he disfrutado convivir con niños. Actualmente en Gavih tenemos 12 niñas y niños, trato de animarlos para fortalecer su autoestima porque nada se gana si se les tiene compasión, al contrario, se pueden debilitar.

“También soy el responsable de darles sus medicinas y aunque son muchos, nunca me confundo, siempre sé el medicamento que corresponde a cada uno de ellos. Admiró mucho su disciplina para ingerirlos porque a pesar de que reciben seis dosis diarias, no ponen pretextos y las toman sin reproche alguno. Son muy valientes.

“Al principio no fue fácil trabajar con ellos, no me tenían confianza, me veían como un extraño, pero con el paso del tiempo eso cambió y ahora puedo decir que soy su amigo. El ambiente de trabajo es muy tranquilo, sólo se complica cuando llegan temporalmente pacientes adultos porque hay que atenderlos con la misma eficiencia que a los pequeños, pero en eso me ayuda otro compañero, entre los dos nos hacemos cargo de sus cuidados.

“Creo que la sociedad actúa erróneamente al discriminar a quienes viven con VIH. La ignorancia no le permite entender que esto no hace diferentes a las personas, que simplemente tienen una enfermedad crónica que se controla con medicamentos y que son muy útiles para la comunidad”.