Usted está aquí: lunes 10 de julio de 2006 Opinión Agua, un problema que se agudizó

Iván Restrepo

Agua, un problema que se agudizó

En medio del mal sabor que ha dejado la actuación del Instituto Federal Electoral con motivo de las recientes elecciones, cabe insistir en que los grandes problemas ambientales se agudizaron en esta administración. Es el caso del agua. Pero empecemos con una nota positiva: las autoridades capitalinas prometieron que este año no habrá inundaciones a causa del agua que escurre de la zona montañosa del Distrito Federal y los estados de México y Morelos.

Hace un mes don Alejandro Encinas, jefe de Gobierno de la ciudad, informó que concluyeron los trabajos de desazolve de las siete grandes presas que la urbe tiene para regular el agua de lluvia en las partes altas. Gracias a ello, dijo, no habrá inundaciones en las zonas bajas, como ha ocurrido en otras épocas. Estamos en plena temporada de lluvias y debido al cambio climático son más intensas y en ocasiones rebasan los sistemas de captación y conducción de las mismas fuera de la cuenca de México.

Así como las presas de Mixcoac, Tarango, Anzaldo, Tacubaya, San Joaquín, Becerra, Río Hondo, entre otras, deben cumplir su cometido, resulta fundamental impedir la tala del bosque en el cinturón verde de la capital y estados limítrofes. Una forma de lograrlo es impedir las acciones de quienes buscan convertir en mancha de asfalto el suelo agrícola y forestal. Conservar la cubierta vegetal garantiza la recarga de acuíferos, evita la erosión del suelo y el posterior azolve de las presas de captación.

Y mientras en la capital tenemos agua de lluvia abundante, que no sabemos retener, el corresponsal de La Jornada en Durango, Antonio Maldonado Valdés, da cuenta de que en 16 comunidades de la sierra de ese estado se agotó el agua del subsuelo para consumo humano. No hay un proyecto técnico para llevar el líquido hasta la Sierra Madre Occidental. Asimismo, siete comunidades serranas de la ciudad de Durango sufren por falta de agua, al igual que la ganadería. Este año la sequía ha sido tan intensa que las autoridades han tenido que llevarla a la población en pipas. La presa Guadalupe Victoria podría ser una alternativa de abastecimiento a través de mangueras, pero el líquido del embalse es tan de mala calidad que a duras penas serviría para el ganado y aseo de las casas, nunca para consumo humano.

Y por conflictos no paramos. Hace dos meses, el secretario del Agua del estado de México, Benjamín Fournier, dijo que había un mercado negro de pozos de agua en la entidad. Especialmente en las zonas donde hay un explosivo crecimiento inmobiliario. Se trata de pozos que antes se utilizaban para riego agrícola y ahora, con el acelerado cambio de uso del suelo, son acaparados por empresas inmobiliarias. Los propietarios de esos pozos los venden a las constructoras de vivienda.

Explotar un pozo requiere del permiso de la Comisión Nacional del Agua, que sanciona la extracción ilegal y vigila que un bien, que pertenece a la nación, se utilice racionalmente. Sin embargo, las compañías inmobiliarias sobrexplotan los pozos. Si no se pone pronto remedio, esas unidades habitacionales tendrán problema de abastecimiento y el manto freático seguirá abatiéndose peligrosamente.

No está por demás advertir que en otros países no se autorizan fraccionamientos ni industrias si previamente sus dueños no comprueban que cuentan con el abasto suficiente de agua. Por ignorar esto, ciudades costeras españolas gobernadas por el Partido Popular (cuyo líder moral es el señor Aznar, el mismo que apoyó la candidatura de Calderón Hinojosa) están hoy en crisis. Funcionarios y empresarios han hecho del sector inmobiliario gigantesca fuente de corrupción y enriquecimiento. Algunos ya están en prisión.

Y para concluir, si no llueve lo suficiente en estos meses se perderán en Aguascalientes 110 mil hectáreas sembradas con maíz y frijol. Las 14 presas de la entidad están a 35 por ciento de su capacidad. Las autoridades afirman que oportunamente se limpiaron bordos y abrevaderos para captar el agua de lluvia, pero ésta debe ser de tal abundancia que garantice el ciclo agrícola de temporal. De lo contrario, se verán afectados 24 mil productores de temporal.

 
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