Usted está aquí: sábado 15 de julio de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Obtienen bancos extranjeros más de lo que ofrecen en AL

Situación precaria de la banca de desarrollo en México

Elba: reacción tardía del PRI

Ampliar la imagen Robert Rubin, presidente de Citigroup; Manuel Medina Mora, director general del Grupo Financiero Banamex, y Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda, en imagen de archivo Foto: José Carlo González

La banca trasnacional llegó para quedarse en América Latina, y aunque su contribución al crecimiento y desarrollo de la región es prácticamente inexistente, los gobiernos latinoamericanos no dejan de presumir las bondades de este pequeño grupo de entidades financieras, ni éstas las fabulosas utilidades por ellas obtenidas.

El azúcar, sin embargo, tiene un alto precio, como lo establece uno de los más recientes análisis de la Cepal: la actividad bancaria en América Latina se ha desarrollado bajo grandes vicios, tales como la corrupción, la burocracia y la ineptitud. Los créditos que ha otorgado el sistema bancario se han caracterizado por ser de corto plazo, con tasas de interés poco atractivas y estar orientados hacia aquellos sectores con menor riesgo crediticio como el de servicios; ante estos esquemas de financiamiento, el crédito bancario ha sido insuficiente para impulsar el desarrollo económico de toda la región.

Las diversas reformas al sistema financiero en los distintos países de América Latina han permitido mejorar la eficiencia de los servicios financieros, aunque aún existen deficiencias marcadas, especialmente en los sistemas de México, Argentina, Brasil y Chile, donde el crédito bancario se encuentra muy segmentado debido a que existen algunos mercados muy competitivos, como el destinado a las grandes empresas donde existen buenas condiciones de mercado y, por el otro, donde las pequeñas y medianas empresas reciben poca atención y las condiciones de mercado son poco favorables.

Para el caso mexicano, dentro de la actividad bancaria se observa una mayor capacidad de préstamo por parte de la banca comercial y una menor participación de la banca de desarrollo; ello, debido a la restricción de mercado y la situación financiera tan precaria que registran algunas instituciones de la banca de desarrollo. Entre 1997 y 2005, la banca comercial abasteció en promedio el 69.5 por ciento del mercado crediticio, mientras que el restante 30.5 fue suministrado por la banca de fomento.

Existen dos fuentes básicas de recursos de la banca de desarrollo; por un lado se encuentran los recursos que se obtienen del público y por otro aquellos que le asigna el Gobierno Federal. Durante 2005, la banca de desarrollo recibió 2 mil 103 millones de pesos, de los cuales mil 500 millones se asignaron a Bancomext, debido a que la entidad desde hace cinco años cuenta con un bajo nivel de capitalización, como resultado de un decremento en su cartera de crédito y su consecuente disminución de su margen financiero.

El proceso de extranjerización de la banca en América Latina se reflejó en un aumento de la eficiencia de los servicios financieros, la disminución de la cartera vencida y alta concentración de los activos financieros; ello ha permitido que de los 50 bancos más importantes de la región, 29 están en manos de inversionistas extranjeros, 14 en manos de inversionistas locales y sólo siete pertenecen al sector público. En la actualidad, México se encuentra al frente: 90 por ciento de los activos de la banca privada se encuentran en manos de bancos extranjeros y de las 30 instituciones que conforman la banca privada, sólo cinco cubren el 79.40 por ciento de la cartera de crédito (BBVA-Bancomer, Citigroup-Banamex, Santander Mexicano, HSBC y Banorte).

En México, la misma extranjerización ha ocasionado que el Estado pierda capacidad de gestión mediante la política monetaria y de crédito para cumplir con su función de rector de la economía, como señala la Constitución. Asimismo, la fragilidad en los derechos de propiedad derivados de la entrada de bancos extranjeros al mercado bancario ocasionó que la banca privada implementara mecanismos de intermediación financiera elevados, por lo que los bancos han determinado restringir los préstamos e invertir la mayor parte de sus activos en títulos o valores.

En nuestro país el crédito bancario que ha venido otorgando la banca privada y la banca de desarrollo ha resultado insuficiente para impulsar el desarrollo del mismo mercado crediticio y de la actividad económica. Sin embargo, a pesar de los programas de saneamiento financiero y recapitalización de estas instituciones, sólo se ha logrado mejorar el nivel de los indicadores de desempeño crediticio (índice de morosidad, cobertura, solvencia y capitalización) y reducir el nivel de cartera vencida; no obstante lo anterior, entre 1997 y 2005, el crédito bancario redujo su participación con respecto al tamaño de la economía en 14.8 puntos porcentuales, al pasar de 33.7 a 18.9 por ciento del PIB.

El aumento de la cartera de crédito por destino de recursos se explica por un mayor dinamismo del crédito al consumo, que a lo largo del "cambio" creció a una tasa media anual de 21.2 por ciento, aunque el crecimiento de los tarjetahabientes ha propiciado un aumento en la cartera vencida.

Las rebanadas del pastel:

¿Qué no era al revés? (expulsar a la maestra antes, y no después, de las elecciones para evitar el daño), porque a estas alturas ya para qué.

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