Usted está aquí: lunes 17 de julio de 2006 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

A favor de lo menor

Grandes corporaciones en la propaganda del miedo y la inducción del voto

Ampliar la imagen Lorenzo Servitje, cabeza del Grupo Bimbo. Imagen de archivo FOTOCarlos Ramos Mamahua

Variados son los membretes -reales o fantasmas- de "asociaciones", "agrupaciones", "consejos" y conexos que se sumaron, se suman, a la propaganda del miedo, la inducción del voto y el rescate del candidato chaparrito, pelón y de lentes, pero al final de cuentas los consorcios que las financian no dejan de ser los mismos.

Al lado del Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo de la Comunicación, aparece la siempre púdica Asociación A Favor de lo Mejor, creada por Lorenzo Servitje, una persona muy moral, dueño del monopolio del pan industrializado en el país, generoso contribuyente de causas nobles (Marta Sahagún y su Vamos México), padrino de "caballos negros" que se doblaron al primer trote, y benefactor y rescatista de otros mini candidatos panistas, como Feliproa.

De forma aparatosa, A Favor de lo Mejor surgió a la luz pública cuando a Televisa se le ocurrió transmitir Big Brother, un programa que, de acuerdo con la púdica asociación, "trastocaba los valores tradicionales de la familia mexicana". Servitje y su pía organización amenazaron a la casa Azcárraga con retirar todo apoyo publicitario si se aferraba a tal programación. Y el tigrillo se vio en la penosa necesidad de negociar con el barón de los sólidos principios cristianos y el monopolio del pan industrializado.

Ese fue el "estreno" público de A Favor de lo Mejor. Desde entonces, la organización condiciona su apoyo publicitario a los medios de comunicación, a los que obliga -según dicen- a ser "decentes", "rectos", "respetuosos de los valores cristianos del auditorio" y "cuidadosos" en sus contenidos, amén que las empresas privadas -nacionales y extranjeras- que le dan cuerpo son prácticamente las mismas que "desinteresadamente" patrocinan al Consejo de la Comunicación y las que despachan, con derecho de picaporte y "en representación del empresariado nacional", en el Consejo Coordinador Empresarial. Es decir, las cabezas visibles del poderoso aparato propagandístico de los barones, que en las pasadas elecciones inyectaron miedo entre los votantes, con espots "con alto contenido social", que "no tienen la intención de inducir o coaccionar el voto" y que se divulgaron "sólo por conciencia cívica", según su dicho.

Lorenzo Servitje no es el primer empresario que en nombre de Dios comete todo tipo de abusos; tampoco el último. Los hay de sobra, pero hasta consorcios tan poderosos como Televisa han tenido que doblarse ante la amenaza del panadero a la hora de hacer cuentas sobre el ingreso publicitario.

Héctor Larios Santillán, ex presidente de A Favor de lo Mejor y del Consejo Coordinador Empresarial despachará -a partir del primero de septiembre- como diputado, e incluso se le menciona como posible coordinador de la bancada panista en San Lázaro. Lo propio hará como senador de la República, en igual fecha, Alberto Cárdenas, el oscuro jamelgo que, también por obra y gracia del mecenas Servitje, dijo ser "un sólido" precandidato a la Presidencia de la República y sólo alcanzó, por la vía plurinominal, un escaño, al igual que el famélico charrito que alguna vez dijo ser secretario de Gobernación.

Como en el caso del Consejo de la Comunicación, en A Favor de lo Mejor -que patrocina a lo menor- entre otras empresas aparecen Citigroup-Banamex, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (trasnacional financiera feliz porque el PREP le procuró ganancias), Femsa (la de Garza Lagüera), Grupo Modelo (con la embajadora Aramburuzavala y Carlos Fernández), Pepsico, Coca-Cola, Herdez, Jhonson and Jhonson, Grupo Gigante, Comercial Mexicana, Comex (la casa matriz de Josefina Vázquez Mota), Kimberly Clark, Jumex, Kraft, La Costeña, Lala, Mabe, Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Nestlé, Procter and Gamble, Sabritas, Sears, Telmex, Unilever y el Grupo Bimbo, desde luego.

Ese es el bello panorama que ofrecen los grandes corporativos que sólo actúan por "por conciencia cívica", que hacen y deshacen sin "intención de inducir o coaccionar el voto" y que no persiguen otra cosa que obras pías "con alto contenido social". Lo mejor del caso es que el corporativismo "desapareció con el cambio".

Sin duda son poderosos política y económicamente, pero los grandes consorcios también tienen su talón de Aquiles. Cierto es que el gobierno los exenta, les regresa impuestos que no les corresponden y les otorga jugosos contratos públicos, entre otras muchas gracias, pero los consumidores tienen la flecha exacta para ese talón.

Las rebanadas del pastel:

Por cierto, un año atrás en Argentina la trasnacional Shell sin autorización aumentó el precio de sus productos. La respuesta del presidente Kirchner fue: "no hay mejor acción para quien abuse del pueblo que un boicoteo nacional...." En unos cuantos días, las ventas de la petrolera se desplomaron 60 por ciento, y anuló el alza de precios. En estos días se repite el numerito: los expendedores de carne han aumentado los precios de ese producto, y el llamado es el mismo ("vecinos, compren menos carne si no bajan los precios. Hagamos sentir nuestro poder de consumo, que no nos vendan a cualquier precio. Eso es conciencia, ustedes lo pueden hacer").

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