Usted está aquí: miércoles 26 de julio de 2006 Capital Comunicación no verbal, precios y nombres

Comunicación no verbal, precios y nombres

A cualquier hora y en cualquier lugar es posible conseguir una tacha, una pinga o una tercia de ases, y si bien los precios varían de acuerdo con la calidad de la mercancía y el lugar donde se da la negociación, bastan unos 100 pesos para comprar una dosis.

Los dealers (negociantes) son los responsables de ubicar a sus compradores y es rara la ocasión en que se equivocan, detectan a la perfección quién hace uso de ellas y hasta cuánto están dispuestos a pagar por una niña redonda.

Quien está en búsqueda de ella tiene como premisa no solicitarla a viva voz, sobre todo cuando no conoce al negociante. En caso de no cumplir con esta premisa, lo más probable es que se la nieguen.

Pero el lenguaje visual le abre las puertas a cualquiera que pretenda ingerir un psicotrópico.

El dealer y el consumidor están buscándose el uno al otro y basta con un contacto visual para iniciar la negociación.

El tratador puede ser desde el jefe de seguridad del lugar al que se acude, hasta el valet parking que recibe el automóvil.

No se habla de droga sintética, se habla de tachas, de niñas redondas o de nenas. Quien pide una dama blanca o una blanca nieves solicita cocaína.

Los dealers se conocen entre sí, los consumidores saben a la perfección cómo conseguirla y las drogas las hay de varios precios y en todas partes.

 
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