Usted está aquí: viernes 28 de julio de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega

Saldo deprimente del sexenio en empleo y crecimiento

Ingresos extras por alza en precios del petróleo y remesas permitieron amortizar deuda

Ampliar la imagen Carlos Kasagua Osaka, el presidente Vicente Fox, Héctor Kawakami Shirai (de espaldas) y el embajador de Japón en México, Yubun Narita, ayer durante la ceremonia conmemorativa del 50 aniversario de la Asociación México-Japonesa e inauguración de la octava Convención Nacional Nikkei, en las instalaciones de la asociación en Las Aguilas, delegación Alvaro Obregón Foto: Carlos Cisneros

Fiesteros que son, en Los Pinos ya celebran que el producto interno bruto mexicano crecería 4 por ciento en 2006, el último año -felizmente- del gobierno del "cambio", una información coincidente con la más reciente proyección de la Cepal, aunque no muy alejada de la meta originalmente prevista por los genios de Hacienda (3.6 por ciento).

De lograrse, sería el segundo mejor comportamiento del PIB en el sexenio foxista (el primero fue en 2004, con 4.2 por ciento). Visto así de simple, el resultado no sería excelente, pero en algo ayudaría.

El problema estriba en que aún considerando que el PIB aumentara 4 por ciento en 2006, el balance económico del sexenio foxista no perdería su condición de deprimente, porque la tasa anual promedio de crecimiento llegaría a 2.16 por ciento, la peor de los últimos 25 años (sin considerar la administración de Miguel de la Madrid, que afrontó crisis tras crisis, devaluación tras devaluación). Ese 4 por ciento en 2006 sería un empujoncito, porque en los cinco años previos la tasa anual promedio apenas si libró el 1.8 por ciento.

La Cepal coincide con Los Pinos (o viceversa), pero tampoco es para echar las campanas al vuelo. De acuerdo con la más reciente proyección del organismo regional, en 2006 la economía mexicana ocuparía el escalón número 12 (de 19 considerados) junto con Brasil y Guatemala (siempre y cuando dicha estimación se cumpliera), aunque de cualquier suerte el comportamiento económico mexicano se mantendría -como ha sucedido a lo largo del "cambio"- por debajo de la media latinoamericana (4.9 por ciento) y en extremo alejada de la caribeña (6.3 por ciento). En sentido contrario estarían Venezuela y Argentina, con avances de 8 y 7.6 por ciento, respectivamente.

Para efectos caseros, ese 4 por ciento para 2006 de ninguna manera taparía los enormes cráteres abiertos por el "cambio" y su "democracia" ("de, para y por los empresarios", Fox dixit) en los cinco años previos, por mucho que festejen en Los Pinos, donde también celebran la generación de un millón de empleos formales a lo largo del presente año, aunque en los hechos ese volumen correspondería a todo el sexenio y no al último año de gobierno, como insisten en llamarle.

Si el balance en torno al crecimiento económico es deprimente, lo es más en materia de empleo formal. De acuerdo con las cifras oficiales e independientemente del constante deterioro en la calidad de los empleos, a lo largo del gobierno foxista (hasta la primera quincena de julio) en cifras cerradas se han generado 880 mil plazas laborales (13.6 por ciento permanentes y 86.4 por ciento eventuales), lo que hace un promedio mensual de 13 mil 465 puestos de trabajo, cuando la demanda real es de 100 mil, por lo menos.

El balance (4 por ciento en 2006 incluido) obviamente no es satisfactorio ni da para una fiesta. Y con esas cifras Vicente Fox terminará su sexenio (si es que algún día el Altísimo nos hace la caridad de que se vaya), con la bonanza económica para unos cuantos y la depauperación para el resto, sin olvidar que por cada mexicano empleado en el sector formal del país, otros tres terminaron laborando en el vecino del norte.

Sobre el comportamiento de la economía mexicana, la Cepal indica que, contrario a lo dicho por el gobierno foxista, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos disminuyó por quinto año consecutivo hasta representar 0.6 por ciento del PIB, gracias principalmente a los ingresos del petróleo y al aumento de 20 por ciento de las remesas familiares, que sobrepasaron los 20 mil millones de dólares. Los ingresos extraordinarios del petróleo significaron un grado de libertad que permitió cumplir holgadamente la meta fiscal y amortizar la deuda pública.

Sin embargo, se prevé una leve desaceleración de la economía estadunidense en el segundo semestre de 2006, lo que moderaría el desempeño exportador de México en el año. Sigue pendiente elevar la carga tributaria, que descendió de 10 por ciento del PIB en 2004 a 9.7 por ciento en 2005. La deuda total del sector público incluye el saldo de los rubros que integran los requerimientos financieros del sector público y no están comprendidos en la definición de deuda tradicional, es decir, IPAB, Farac, Udi, Pidiregas y el programa de apoyo a deudores, que representaron 14.8 por ciento del PIB en 2005.

Las rebanadas del pastel:

De los lectores: "A la Iglesia Católica de México no le conviene que sepamos las porquerías que hizo el pederasta Maciel; sería una mala imagen para ella y el PAN. Si Felipillo y Acción Nacional dicen que se respeten las instituciones y las leyes, el padre Maciel ya debería estar en la cárcel pagando por sus acciones, que ya Dios lo juzgará por sus pecados. ¿Cómo reaccionarían estas instituciones si se volviera a sacar a la luz pública las acusaciones de violaciones sexuales en contra del fundador de los Millonarios de Cristo? ¿Le convendrá al Consejo de Comunicación y al PAN? ([email protected]).

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