DIRECTORA GENERAL CARMEN LIRA SAADE
   

DIRECTOR FUNDADOR CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 31 DE JULIO 2006 
NUMERO ESPECIAL


  Portada

Presentación

El mono blanco de los Tuxtlas
Alvar González Christen,

El tucán, prodigio de la naturaleza
Andrea León

Ocelote, felino sagrado
Yan Quirarte y Raúl Kuanenemy

Tolomuco, viejo del monte
Alvar González Christen

El dragón del Nauhcampatépetl
Luis Ernesto Alarcón Villegas y Alvar González Christen

El mono aullador veracruzano
Edith Carrera Sánchez

Mariposa monarca, fragilidad y perseverancia
Alicia Dorantes Cuéllar

Oso hormiguero, brazo fuerte de la naturaleza
Daniel Ruz

Mariposa 88: la súper agente
Martha Y. Castañeda Cuéllar

Guacamaya verde: los colores del aire
Isaac Michán

Pájaro carpintero
Amparo Albalat


Correo electrónico:

[email protected]

 

  

Ocelote, felino sagrado

Yan Quirarte y Raúl Kuanenemy
Publicación Hojas Verdes
Correo electrónico: [email protected]
Fotos: Isaac Michán

Entre las diversas variedades de felinos mexicanos, destaca el ocelote (Felis pardalis), también llamado tigrillo y xacxicín; es un animal mediano, manchado, con cabeza pequeña y cola relativamente corta. Su cuerpo, piernas y espesa cola son color gris mate, marcado con pigmentos cafés de borde negro, las manchas en el cuello y lomo son alargadas y las de la parte posterior son casi redondas.

La cabeza es de color café, con dibujos negros; un macho adulto llega a pesar hasta 12 kilogramos mientras que las hembras son ligeramente más pequeñas.

Los ocelotes se encuentran distribuidos en áreas tropicales, desde el bosque lluvioso, hasta los bosques tropicales caducifolios. Es raro hallarlos en zonas áridas tropicales. Se encuentran ejemplares de ocelote desde el sur de Texas, en los Estados Unidos de Norte América; en México, el territorio del ocelote abarca los planos costeros tropicales y las serranías a ambos lados del país, desde Sonora y Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca, Tabasco, el istmo de Tehuantepec, las selvas de Chiapas y la península de Yucatán. También se le puede encontrar en las regiones selváticas de Centro América, Colombia, Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina, Paraguay y Uruguay.
Los ocelotes se aparean en otoño y los cachorros nacen en invierno; algunos biólogos que han realizado estudios en Yucatán informan que el apareamiento se realiza en octubre y las crías nacen en enero. Aún no se tienen datos sólidos sobre el periodo de gestación, cuyo producto son regularmente dos cachorros, pero puede haber camadas de tres crías. Hacen su nido en una cueva o en un árbol hueco y cuando se capturan de pequeños y se crían en cautiverio, pueden llegar a domesticarse. Los ocelotes son animales nocturnos que pasan la mayor parte de su tiempo tendidos en la rama de un árbol, aunque son solitarios es posible hallarlos en parejas de macho y hembra.

Hábitos alimentarios

Cazan en el suelo o sobre los árboles y su dieta consiste en una gran variedad de mamíferos pequeños y medianos, como conejos, aves, iguanas, ranas, peces, cangrejos y pequeñas tortugas. Este felino también puede devorar venados temazate, monos, agutíes, pavos de monte y a veces abandona su refugio del monte para visitar las riberas de los ríos y las aguadas para cazar a los animales que llegan a beber.

Uno de los problemas con estos felinos es que cazan animales domésticos para alimentarse, así es como los campesinos y rancheros se han convertido en sus enemigos, pues se comen sus cabritos, pollos, puercos y ovejas. Lo cierto es que el hecho de que el ocelote ataque a los animales de los ranchos, deriva de la restricción que el hombre ha hecho de su medio ambiente, talando árboles para la agricultura o la ganadería, con lo cual se han ido acabando las especies que le sirven de alimento.

Al igual que otros felinos, el ocelote es un cazador oportunista que se alimenta de cualquier animal que encuentre y pueda doblegar. A veces son atacados por animales que desean cazar para alimentarse y también son depredados por carnívoros más grandes.

Ocelote en Veracruz

Su existencia en tierras veracruzanas es tan antigua como la del hombre, el ocelote se encuentra dentro de la lista de especies en peligro de extinción de la Norma Oficial Mexicana (NOM-029-2001) y en listas internacionales de especies amenazadas y en peligro (como CITES). Esta amenaza se debe principalmente a la cacería con fines comerciales; su hermosa piel es un artículo valioso.
En los años sesenta, en los bosques y junglas de las áreas tropicales del estado de Veracruz, el ocelote se consideraba una especie común --aunque difícil de observar-- (Hall y Dalquest, 1963). Hoy en día, debido a la caza inmoderada, es difícil observar una huella o rastro de ocelote.
Existen reportes de observación de ocelote en Tuxpan, Coatzacoalcos (González y Vicario, 1988), Catemaco, Tierra Blanca, Acayucan, Mirador, Xalapa (Hall y Dalquest, 1963), sierra de Santa Marta, Cosamaloapan y el volcán de San Martín, entre otros.

Historia y leyenda

Desde tiempos remotos, los felinos son cotizados para aprovechar su piel y algunas veces su carne; los cazadores que comen su carne aseguran que da vigor, salud y fuerza a la persona que la ingiere; otras anécdotas narran que los hombres le beben la sangre aún caliente acumulada en el tórax. Esta creencia sobre las propiedades medicinales y sobrenaturales de la carne y sangre del ocelote se encuentra generalizada en todo México, puesto que también han sido objeto de veneración prehispánica por ser símbolo de valentía y fortaleza, de modo que este hermoso felino ha sido registrado en códices, estelas y otras representaciones mayas e incluso lo usaron para nombrar un mes del calendario mexica.

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