Usted está aquí: lunes 31 de julio de 2006 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Festejos rojaspalaciegos

POCOS SERES HUMANOS sobre el planeta con la capacidad de homenajearse y de homenajear a sus semejantes a lo largo de su existencia y, además, con motivo de llegar a sus 80 años de vida como ese mexicano universal llamado Jaime Rojas Palacios.

ESCRITOR, PERIODISTA, DRAMATURGO, compositor, trotamundos, coleccionista, melómano, fundador, en 1943, del original grupo Las Corridas -funciones taurinas formales con toro de carretilla- y promotor entusiasta de la cultura en México mediante incontables ciclos de conferencias, cine-clubes, funciones de danza y teatro, encuentros o coloquios, Rojas Palacios ha sabido ser amigo de sus amigos y, sobre todo, ha tenido el talento para amistarse consigo mismo.

CREYENTE DEVOTO PERO inteligente, sin haber caído nunca en el optimismo del matrimonio -"los que se casan gastan el doble y se divierten la mitad", alardea no sin razón-, a Jaime ni la muerte lo asusta. Desahuciado hace años por la ciencia médica, tan cuadrada, luego de diagnosticarle EPOC o Enfermedad pulmonar obstructiva crónica, así como un cáncer avanzado, Rojas Palacios no se aflige ni se afloja. Come y bebe como quisiéramos muchos, asiste a cuanto espectáculo o acto puede y de pasada organiza los suyos, con un éxito de asistencia desconocido por muchos que se autonombran promotores.

ASI, DEL MARTES 11 de julio al martes 25 del mismo mes este dinamo octogenario decidió organizarse un ciclo de 15 festejos consecutivos que comenzaron, faltaba más, por una misa de acción de gracias y concluyeron con una cena "de despedida" en el restorán Tío Luis y la exhibición de un video retrospectivo de su increíble, fecunda labor.

Y ENTRE AMBAS fechas, comidas, estreno mundial de la obra En el umbral de la gran faena, de Marcos Lucero; concurso gastronómico, concierto con las canciones de Jaime, corrida de carretilla, visita a una ganadería, velada bohemia, convivio con ganaderos, concierto, conferencias, función de variedades, exhibición de la película La que se fue, y una gala de ópera.

DESDE LUEGO TANTA parafernalia llega incluso a molestar a los aburridos y a los serios, pero siempre halaga a Jaime y a sus amigos, admiradores y público. Esta labor de difusión cultural y taurina en tierras de descreídos hace que misioneros como Rojas Palacios se vuelvan auténticos franciscanos de la fiesta, con una fe y un entusiasmo que ni envidias, indiferencias ni décadas de estéril autorregulación han logrado debilitar.

POR SU INCANSABLE faena divulgadora y su creatividad tesonera, juguetona e importante a la vez, muchos nos sumamos a las justificadas celebraciones de sus 80 fructíferos años y sus primeros 60 de fomentar en México la cultura dentro y fuera de los toros. Sin su esfuerzo desinteresado o, si se prefiere, sin su tenaz ego sabio, la fiesta de México sería menos rica.

GRACIAS, QUERIDO JAIME Rojas Palacios, por tu inagotable afición a la cultura, a las artes, a la fiesta de los toros y a los dones de la vida. Perteneces a esos seres a través de los cuales Dios parece amarnos.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.