Usted está aquí: martes 1 de agosto de 2006 Opinión No me defiendas

José Blanco

No me defiendas

El martes pasado me referí a las principales tesis que hiciera Luis Mochán, del Centro de Ciencias Físicas de la UNAM, derivadas de un estudio estadístico que mostraba diversas inconsistencias del PREP que parecían respaldar la necesidad del recuento voto por voto.

Tuve la fortuna de recibir un correo de Ciro Murayama, sin duda uno de los conocedores más confiables respecto de todos los detalles que ocurren en una jornada electoral; su conocimiento preciso del proceso se debe a que trabajó muy de cerca en el IFE que presidió José Woldenberg.

Las dos observaciones principales que me hizo Murayama fueron: 1) es falso que de las primeras 10 mil actas sólo se conociera la suma. Debido a los diversos husos horarios del país, sólo comienza a subirse la información del PREP hasta que se cierra la última casilla de la franja territorial ubicada en el extremo poniente. Cuando se pudo subir la información de las primeras 10 mil se hizo acta por acta y no en bloque, lo cual desmiente la afirmación de Mochán respecto a este dato; 2) Mochán aseguró en su "estudio" que había 2.6 millones de votos no respaldados con boletas electorales. Fue un invento de Mochán: de la información del PREP es imposible saber nada acerca de votos y boletas.

Estos dos elementos descalifican la seriedad del trabajo de Mochán. Con falsedades se le hace muy poco favor a la defensa de la total transparencia del proceso electoral. No sé cuántos incautos creímos en el trabajo de Mochán, aunque no voy a afirmar que el resto de sus afirmaciones sean falsas. Las dejo a buen resguardo como poco confiables, hasta no contar con mayor información que me permita, por ejemplo, asegurar que sus histogramas fueron correctamente formulados.

Aunque desde luego no me es indiferente finalmente a quién se le preste la silla presidencial, tiene mayor relevancia la seguridad y confiabilidad ciudadana acerca de la limpieza del proceso electoral. Es una de las muchas formas de defender el estado de derecho por encima de partidos, ideologías y personajes de la política.

De otra parte, el trabajo amañado de Mochán no descalifica a la estadística como un saber que puede desarrollar instrumentos para saber si unos comicios electorales dados adolecen de inconsistencias y del grado de las mismas. Por supuesto, estos instrumentos no sirven para otorgarle la victoria electoral a X o Y aspirante. Sirven para mostrar si una jornada electoral dada fue limpiamente operada o no, caso en el que tendría que ser revisada con la mayor exhaustividad, a fin de encontrar el origen de inconsistencias halladas. Véase, por ejemplo, el artículo Election Forensics: vote counts and Benford's Law, de julio de 2006, de Walter R. Mebane, Jr. A mi juicio, el uso de estos instrumentos debiera ser parte de los instrumentos de la legislación electoral. El asunto no es menor. Contar los votos y anotar las sumas en un acta que firman todos los interesados, acumular las sumas distritales, capturar la información y concentrarla en el IFE, sí pasa por un túnel de riesgos de manipulación. Un sistema de seguridad en cómputo es inexpugnable, hasta que un día un hacker logra su hazaña. Se han presentado nuevos estudios estadísticos que muestran, se diría, evidentes inconsistencias en la fase del conteo distrital, su captura, y su subida al PREP. Pero no parece que el tribunal vaya a tenerlos en cuenta.

La coalición Por el Bien de Todos presentó el sábado pasado alegatos sobre más de 70 mil casillas con irregularidades e inconsistencias, es decir, más de la mitad del total de las casillas instaladas. Teniendo en cuenta que la coalición tuvo representantes en menos de 70 por ciento de las casillas, parece difícil que tenga pruebas suficientemente sólidas para ese número de casillas. No parece que el tribunal vaya a estar en capacidad de abrir los sobres de todos los paquetes electorales de las más de 70 mil casillas, ni siquiera con el "criterio amplio" que pide la coalición.

Es claro, como se ha dicho en éste y muchos otros espacios periodísticos -aunque ha sido permanentemente negado por AMLO-, que lo que busca la coalición es la nulidad por la vía de analizar no sólo la jornada electoral, sino todo el proceso. Por eso han presentado alegatos a favor de la causal abstracta: "propaganda negra" contra AMLO, apoyo gubernamental, omisiones de la Fepade, utilización indebida del padrón, propaganda religiosa a favor de Calderón, rebase del tope de gastos. No sabemos si estos alegatos, que de formas distintas a todos nos constan, están adecuadamente documentados; si no es el caso, el tribunal seguramente se ceñirá con un criterio estricto (estrecho) de legalidad, y abrirá el recuento de los paquetes electorales con irregularidades que se sostienen con solidez jurídica. Es posible que, de esta forma, sea declarado ganador Felipe Calderón. La concentración del domingo puede servir para crear un mejor futuro para el vasto precarismo y la brutal exclusión social de este país, no para la decisión del tribunal.

 
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