Usted está aquí: viernes 4 de agosto de 2006 Opinión Guerra civil en Irak

Editorial

Guerra civil en Irak

Desde hace más de dos años el conflicto iraquí está fuera de control y hasta ahora las autoridades de las fuerzas invasoras aceptaron que ese país de Medio Oriente está al borde de una guerra civil. Ayer jueves, altos militares de Estados Unidos y funcionarios de Gran Bretaña advirtieron por primera vez que la violencia sectaria entre sunitas y chiítas podría derivar en una conflagración interna.

Si bien ya es noticia el hecho de que esos personajes hayan reconocido la gravedad de la situación en Irak, recordemos que durante todo este tiempo insistieron en que "la campaña de liberación y democratización de Irak" iba viento en popa, cuando organizaciones humanitarias, prensa y especialistas advirtieron, desde el mismo momento de la invasión, que la intervención angloestadunidense terminaría en un desastre de proporciones épicas, provocaría una cruenta guerra civil, produciría insurgentes en grandes cantidades y generaría una catástrofe para la población civil.

Tres años después, efectivamente, Irak es zona de desastre. La violencia deja unas 100 víctimas al día y la infraestructura del país es prácticamente inexistente. La presencia de las fuerzas angloestadunidenses ha agitado el avispero y hoy, una nación que era ajena prácticamente a la influencia de Al Qaeda es un nido de guerrilleros de los más variados signos. Un país que no era ninguna amenaza para nadie, es hoy un polvorín que podría incendiar toda la región.

El fuego ya ha llegado hasta Washington, donde el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha tenido que enfrentar las críticas y los ataques de los senadores de oposición, e incluso del mismo Partido Republicano, ante los magros resultados de la campaña en Irak. Sin embargo, la retirada de las tropas es poco menos que imposible. El general John Abizaid, máximo asesor militar de la presidencia de Estados Unidos, aseguró que la situación atenta contra los planes de reducir las tropas en Irak, que suman actualmente 133 mil hombres. "Si no se detiene, es posible que Irak caiga en una guerra civil", dijo. Por su parte, Rumsfeld advirtió que un retiro prematuro de las fuerzas sería visto como una victoria de los extremistas que quieren controlar la región.

Los funcionarios estadunidenses omiten decir que esos extremistas han obtenido gran inspiración de la invasión y de la posterior instalación del gobierno títere pro estadunidense, de mayoría chiíta, para mantener en constante asedio a las fuerzas intervencionistas y hacerles el trabajo difícil en la reconstrucción de la infraestructura petrolífera, objetivo primario de esta farsa que se convirtió en guerra.

Resulta sintomático que los militares y funcionarios estadunidenses hablen de "detener" la escalada de violencia para evitar la guerra civil. Si no han podido controlar el territorio en tres años, con ayuda de armas de última generación y sistemas de espionaje altamente tecnificados, ¿cómo harán para detener la escalada de violencia sectaria y de todo tipo antes de que termine el año, fecha que se ha mencionado para que las fuerzas de ocupación cedan la "seguridad" a las fuerzas iraquíes, mermadas por los ataques de la resistencia y de otros grupos guerrilleros?

Tal actitud ­ceguera o terquedad­ no augura más que malas noticias para Irak y sus pobladores, a merced de una violencia cada vez mayor.

 
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