Usted está aquí: martes 8 de agosto de 2006 Política Es la pobreza y no la naturaleza la que mata en las catástrofes: CEM

Afirma que ha sido nula la planeación territorial

Es la pobreza y no la naturaleza la que mata en las catástrofes: CEM

ALMA MUÑOZ

La Comisión Episcopal de Pastoral Social (CEPS) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) advirtió que en el país "lo que realmente mata es la pobreza y no la fuerza de la naturaleza".

En un análisis sobre los cambios climáticos que enfrenta el país, el organismo católico exhortó a trabajar en favor de los grupos más pobres, "ya que el sistema social los ha llevado a vivir en zonas de alta vulnerabilidad", al margen de ríos, en las faldas de las montañas, en zonas taladas, con alto riego de deslaves e inundaciones.

Mientras, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) admitió que es previsible que los fenómenos naturales "impactarán negativamente en actividades productivas, especialmente agrícolas, pecuarias, forestales y pesqueras, y en la seguridad de las personas y sus bienes".

En su primer reporte, integrantes de la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático demandó concentrar esfuerzos para hacer frente a estas problemáticas e incrementar las medidas preventivas ante "los impactos deletéreos y destructivos del cambio climático, especialmente de los fenómenos hidrometeorológicos extremos".

Subrayó que es necesario establecer un verdadero sistema de planeación a largo plazo, sobre todo en materia de ordenamiento territorial. Se calcula que el número de ciudades aumentará de 369, en 2005, a 412 en 2030, y la población en ella pasará de 73. 6 a 92.4 millones de personas, por lo que será necesario construir 11.9 millones de nuevas viviendas.

Si se mantienen los actuales patrones de organización -de acuerdo con la información de la Sedeso- la superficie urbana de esas orbes requerirá 1.1 millones de hectáreas adicionales, lo que representa un incremento de 70 por ciento más respecto de la actual.

La CEPS resaltó a su vez que 9 de las 32 entidades mexicanas se encuentran en un nivel de pobreza alto, pues entre 31.4 y 48.3 por ciento de su población vive en condiciones de miseria. Esta entidades son: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Puebla, Campeche, Yucatán, Hidalgo y San Luis Potosí.

El organismo recordó que México se sitúa en una región afectada por diversos fenómenos naturales que anualmente causan enormes daños, pérdidas económicas y vidas humanas. "En las dos décadas pasadas los efectos por desastres significaron en promedio anual 500 muertes y afectaciones materiales por 700 millones de dólares", con mayor impacto en los grupos más desprotegidos y vulnerables.

Para la CEPS "entre los desastres y la extrema pobreza hay una relación estructural", porque los primeros revelan que "antes de la llegada del sismo o el huracán esos núcleos ya viven la emergencia social: pobreza, hambre y desnutrición".

Por su parte, los obispos de la provincia eclesiástica del sur indicaron en una carta pastoral que el modelo económico impuesto en el país es culpable de la distribución inequitativa de la riqueza, y cuestionaron a los organismos gubernamentales por no "atender de manera eficaz esas problemáticas, incluidos los conflictos que se generan entre comunidades". Resaltaron el caso de La Parota, en Guerrero.

Consideraron que con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte se han "mercantilizado" los recursos naturales", y advirtieron que "un aumento en el intercambio comercial puede significar un mayor consumo irresponsable de productos nocivos para la salud, inútiles para la vida, depredadores del medio ambiente y generadores de deshechos".

Los obispos Alejo Zavala Castro (Chilpancingo-Chilapa y administrador de Tlapa); Juan Navarro Castellanos (auxiliar de Acapulco); Salvador Huerta Flores (Ciudad Lázaro Cárdenas); Francisco Javier Chavolla (Toluca y administrador de Ciudad Altamirano), y los arzobispos de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, y emérito, Rafael Bello Ruiz, demandaron a trabajar ante los retos que presenta la pérdida de la biodiversidad, la erosión de la tierra, la desaparición de especies vegetales y animales, el adelgazamiento de la capa de ozono que deriva en el sobrecalentamiento de la tierra y en el cambio climático, consecuencias y factores de graves desequilibrios ambientales.

 
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