Usted está aquí: domingo 13 de agosto de 2006 Opinión Diario de Guerra (electoral)

Diario de Guerra (electoral)

José Agustín Ortiz Pinchetti

El tribunal y el sentido común

Es asombroso que a pesar del bombardeo mediático en favor del Instituto Federal Electoral (IFE), de Fox y del PAN, legiones de ciudadanos en toda la República no se dejan ablandar. Persisten, cada vez más furiosos, en denunciar y resistir el fraude electoral. Esto es una cuestión de sentido común que posee, sobre todo, la gente común. El sabio académico que ve las cosas desde la capital, por lo general no goza de este sentido común. Puede decir que para él no hay indicios suficientes de fraude y muchos de sus compañeros le darán la razón, inclusive firmarán con él un manifiesto. Lo que sucede es que estos sabios nunca han vivido un fraude electoral.

Pero la gente común y corriente lo percibe y lo sufre como experiencia directa. Se da cuenta de cómo los "operadores" entraron a las casillas. Los identifica. Después los oye divulgar sus hazañas y ufanarse del dinero que recibieron a cambio. Así que la gente común prefiere confiar en su experiencia y es imposible convencerla de que se apacigüe y acepte el robo de sus votos. Y también el de la esperanza de mejorar. ¿No son estos hombres y mujeres comunes, con su sentido común, el centro de la democracia?

Ahora que empiezan a conocerse los resultados de la inspección judicial ordenada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que incluye la apertura de paquetes y el recuento de votos, fluye constancia de graves irregularidades que parecen darle la razón a los ciudadanos comunes descontentos.

Muchos paquetes electorales, quizá la mayoría, están abiertos. Inclusive lo están sobres conteniendo boletas electorales. Lo que es un grave delito y una enorme irregularidad.

Hasta el viernes en la tarde había indicios de taqueo: 60 mil boletas sobrantes y 60 mil boletas faltantes, en porcentajes escandalosos.

También diferenciales en los votos en cada distrito, que reflejan cómo se eliminaron sufragios en favor de AMLO y se inflaron en favor de Calderón.

Si estas tendencias se mantuvieran y se anularan las casillas donde se constatan irregularidades mayores, podría y debería rectificarse el cómputo y la pequeña diferencia de votos entre los punteros de la elección se revertiría.

El TEPJF va a tener que afrontar la decisión más importante en la historia judicial y política del país. Si después de conocer todos estos resultados sostiene el dictamen de que no hubo fraude electoral y convalida el conteo del IFE, estaría provocando a gran parte de la población que tiene la vivencia de las trampas y que no parece estar dispuesta a tolerarlas. Si rectifica, demostrará no sólo sabiduría jurídica, sino sentido común.

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