Usted está aquí: domingo 13 de agosto de 2006 Sociedad y Justicia Torturó la policía a dos maestros acusados de portación de armas

Científicos y ambientalistas piden la libertad del ornitólogo Ramiro Aragón

Torturó la policía a dos maestros acusados de portación de armas

Detenidos en la capital fueron entregados en el poblado de Ejutla de Crespo

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Ampliar la imagen Los profesores Elionai Santiago Sánchez y Juan Gabriel Ríos durante el relato de su desaparición-detención * Blanca Hernández

Oaxaca, Oax., 12 de agosto. El sadismo como método de un sistema fuera de la ley. La presentación de los dos jóvenes maestros desaparecidos la madrugada del jueves, Elionai Santiago Sánchez y Juan Gabriel Ríos, y el anuncio de que el tercer desaparecido, Ramiro Aragón Pérez, está herido y preso acusado de delitos graves, dan la medida de a qué grado la violencia está del lado del gobierno.

Los testimonios de Elionai y Juan Gabriel este mediodía en la plaza central, ante a la mesa de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), durante una conferencia de prensa cargada de tensión por el enojo de las decenas de personas que presentes en la la escena, atentas y atónitas, rodeando a los periodistas. Los maestros se ven severamente golpeados en el rostro y el cuerpo. Los ojos hinchados, con heridas en la cara y huellas de latigazos en la espalda. A Elionai la rebanaron la oreja izquierda con vidrios hasta casi mutilarla; hoy lleva decenas de suturas en varias heridas en el lóbulo. Digamos que en urgencias le reconstruyeron la oreja. Exhiben sus ropas con grandes manchas de sangre. Su sangre. En su testimonio, los maestros cuentan que a Ramiro, además de golpearlo como a ellos y hasta peor, le apagaron cigarros en la frente.

"¿Conque maestro?", le dijo uno de los hombres que los interceptaron con armas cuando recorrían la colonia Alemán a bordo de un Passat azul, en ronda nocturna del plantón y buscando dónde detenerse a cenar. "Lo primero fue que nos amarraron las manos con unos mecates. Nos quitaron nuestras tarjetas, celulares, carteras", cuenta Elionai. Como la acción ocurría en una calle céntrica, los secuestradores los llevaron "a un lugar más oculto". Allí llegó una camioneta blanca "tipo Urvan". Uno de los captores le preguntó si le apretaban las muñecas, dijo que sí, y se las desató. "No logró volverme a amarrar bien y me puso una capucha. Me entregaron a los de la camioneta. Me aventaron al piso del vehículo, luego me levantaron y me pusieron en el asiento".

Y dijeron: "Ora sí vas a hablar, hijo de la chingada". No veía a su "interlocutor". Elionai no tenía nada que esconder. "Pregunten y les digo", replicó. "Me golpeó en la cara, muchas veces. Me llené de sangre. Cuando me terminó de golpear la cara, ya estaba muy manchado de sangre. Entonces me golpeó las costillas y el abdomen. Del asiento de atrás otro de ellos me agarró la oreja y no sabía lo que hacía hasta que sentí la sangre que me llenaba el cuello". Alza la chamarra que vestía, con una mancha roja que abarca casi la mitad de la prenda. Se quita la camisa y muestra su torso. Enseña la oreja. Su rostro ya lo decía todo. "Malditos que son", exclama una voz desde el público que se ha ido juntando frente al antiguo palacio de gobierno.

"Cuando me exigió que hablara, no decía qué. No quería hacerme hablar. Lo único que quería era torturarme", prosigue Elionai. "Con el mecate de las muñecas, el de atrás me lo puso en el cuello y me empezó a estrangular. Muchas, muchas veces me golpearon en la cabeza. Empecé a gritar. Me golpeó la espalda". Gira y muestras tres cardenales en la espalda, cada uno de 20 centímetros cuando menos.

"Pude ver que venían vestidos de civil y traían armas largas de las que sólo usan los policías. Y botas. Me pusieron en el piso de una camioneta tipo Nissan, ya de policías uniformados. Dijeron que nos iban a matar. Salieron a la carretera. Íbamos a gran velocidad. Tal vez nos iban a sacar del estado, pensé. Nos entregaron en Ejutla de Crespo" (a menos de una hora de la capital). Allí metieron a los tres capturados en un salón de clases habilitado como celda; había excremento humano por todas partes. Al fin estaban formalmente en poder de las autoridades. Qué alivio.

Juan Gabriel, maestro de primaria, completa la versión y cuenta de lo ocurrido a Ramiro Aragón. "Nos pararon y bajaron del coche. De entrada nos encañonaron la nuca. Que sacáramos todo. Nos metieron en un coche gris. A mí y a Ramiro. Nos imputaron el delito de que veníamos con armas en la mano. Es mentira. Se supone que traíamos una metralleta bajo la chamarra. No cabe una metralleta bajo la chamarra. Nos golpearon brutalmente. Me hicieron una herida, me chorreaba la sangre. Lo único que querían era lastimarnos. No nos preguntaron nada del movimiento. Habla, dijeron, pero no les interesaba.

"A Ramiro le decían que sabían de su familia, que iban a violar a su esposa. Dijo uno: '¿Quién quiere apagar un cigarro?' ,y creí que iba a ser en mi lengua, pero mejor dijeron que Ramiro, porque tiene el pelo largo, y le quemaron toda la frente con cigarros. Cuando estábamos en el cuarto con excremento me preocupé de Ramiro, estaba con muchas heridas."

Hasta ese momento eran desaparecidos. Su familiares, la APPO y los del magisterio los buscaban y exigían su presentación. Hubo una marcha de 20 mil personas para ello, y fue atacada a tiros. Murió José Jiménez Comenares. Y mientras tanto.

Prosigue Juan Gabriel: "Al otro día llegó gente de la Procuraduría General de la República, acusándonos de delitos federales, de portación de armas. Nos llevaron a la judicial en San Bartolo Coyotepec, y nos soltaron. Nos hicieron pagar una multa". Un turista español, que escucha entre la multitud, exclama: "Coño, encima los hicieron pagar".

Ramiro no corrió con tanta suerte. Está recluido en el penal de Zimatlán de Alvarez, "con severas lesiones debido a la forma violenta e ilegal como se operó su detención", dice hoy una carta dirigida al presidente Vicente Fox del Grupo Mesófilo, centro donde trabaja como investigador el reconocido ornitólogo Ramiro Aragón, con sólo 31 años y ya con prestigio internacional. Firman también Gustavo Esteva (Centro de Encuentros y Diálogos Interculturales), Sergio Beltrán (Universidad de la Tierra), Mercedes García Lora (Asociación de Agricultores Biológicos), Educa, Códice AC, Idemo, Gaia, Pronatura, Ceiba y otras 20 organizaciones ambientalistas y científicas.

El nuevo reo del gobierno ulisista trabajó en las costas de Alaska en 2000, para luego colaborar con la doctora Nancy DeWitt, en California, y en el parque Yosemite. También participó en proyectos biológicos en Texas y Missouri. En 2002 regresó a Oaxaca para desarrollar estudios y trabajos "tendientes a conocer mejor la alta biodiversidad del estado y proponer acciones para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales en las comunidades", asienta el Grupo Mesófilo. Actualmente preparaba un proyecto para los Chimalapas, entre otros.

"Somos hijos de maestros", dice Ruth Guzmán Sánchez, su esposa. También bióloga, cuenta cómo trabajaron para seguir sus estudios en el extranjero. "El día que lo detuvieron, transitaba con los compañeros en un Pointer azul marino, que se llevaron y está perdido. Es propiedad de mis suegros". Añade que Ramiro no alcanzó fianza por el delito que le imputan.

Juan Gabriel concluye: "Hubo unos antes que nosotros, y va a haber otros. Esto es lo que no podemos permitir".

 
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