Usted está aquí: viernes 25 de agosto de 2006 Cultura Recuerdan a Trotsky invitando a debatir sobre la democracia

En su aniversario luctuoso instan a conocer su obra

Recuerdan a Trotsky invitando a debatir sobre la democracia

MONICA MATEOS-VEGA

Las ganas de los pueblos de hacer la revolución son las mismas que aquellas que hacen una guerra. Pero la guerra es compulsiva, en cambio la revolución sólo obedece al imperativo de las circunstancias. Una insurrección se eleva por encima de frustraciones sociales, cuando no hay otra alternativa.

Conceptos como éstos convierten el pensamiento de León Trotsky, a 66 años de su muerte, en una ideología vigente que todavía no ha desplegado todo su potencial.

Así lo consideraron los participantes de la mesa redonda Trotsky y la Revolución de Octubre, que se realizó en días pasados en el Museo Casa de León Trotsky de Coyoacán, dentro de la conmemoración de un aniversario más del asesinato "del teórico y estratega más importante de la primera revolución socialista del mundo".

Estuvieron presentes Víctor Flores Olea, Antonio González de León, Antonio Delhumeau, Javier Wimer y Esteban Volkow, quien además de su exposición leyó un texto, a manera de introducción al tema, de Guillermo Almeyra, quien no pudo asistir al encuentro por problemas de salud.

Los ponentes se sorprendieron gratamente por la presencia de decenas de jóvenes que abarrotaron el auditorio del recinto, entusiasmados por conocer más acerca de las ideas de este revolucionario ruso "culto, preocupado por lograr la claridad de los conceptos, y por contemporaneizar el pensamiento de Karl Marx, para ubicarlo en su momento", apuntó González de León.

Agregó que no es fácil hablar de Trotsky en esta época, ya que se trata "del pensador de izquierda más de izquierda. Un autor que no se ha agotado, cuyas ideas no se han llevado hasta sus últimas consecuencias".

Pensar en su obra implica, añadió, la redefinición o la recuperación de conceptos sobre la democracia, como la propiedad o debatir, por ejemplo, sobre "la liberación de la sociedad".

El auditorio siguió atento las palabras de Trosky, recordadas por Delhumeau y que suenan hoy tan actuales: "un gobierno burgués le da la espalda al pueblo, engañándolo", "los conspiradores luchan por mantener sus intereses", "una revolución socialista se finca en el movimiento espontáneo de la mayoría de la sociedad", "una insurrección revolucionaria victoriosa sólo puede ser el acto de una clase llamada históricamente a encabezar una nación".

 
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