Usted está aquí: domingo 27 de agosto de 2006 Opinión Diario de Guerra (electoral)

Diario de Guerra (electoral)

José Agustín Ortiz Pinchetti

El destino de la convención

Mi último artículo sobre la convención provocó un alud de mensajes. La mayoría quiere incorporarse y algunos piden aclaraciones. Se trata de un acto que funda un movimiento político y social de gran envergadura. La abrumadora mayoría de sus miembros no pertenecen a ningún partido. Se aglutinan en torno de Andrés Manuel López Obrador y de su Proyecto Alternativo de Nación.

La asamblea, que se espera multitudinaria, responde al agravio de unas elecciones injustas y fraudulentas. Conforme avanza el tiempo las pruebas de irregularidades aumentan. La competencia fue desigual y la intervención del gobierno federal abusiva. El cerco informativo, que recuerda al régimen autoritario, ha funcionado y mucha gente de buena fe cree que no hay pruebas del fraude. Las últimas tablas comparadas con las listas de electores, extraídas de las actas levantadas en inspección judicial de 9 por ciento de casillas, muestran un incremento de votos espurios que llega a 43 por ciento de las casillas del recuento y los votos extraídos inexplicablemente son 29 por ciento. Hay 193 mil 408 votos irregulares. El tribunal electoral debería decretar la nulidad de esas casillas. Cambiaría el resultado.

La convención deberá aprobar un plan de resistencia si se ratifica el conteo del IFE en favor de Calderón. Sin embargo, su propósito principal es organizar a esa corriente ciudadana que no sólo votó en favor de AMLO, sino que participó en los cientos de mítines que realizó en el país. El movimiento aún es difuso y necesita rencauzarse. Este acto político le dará salida orgánica y lo convertirá en una fuerza capaz de luchar por la renovación profunda de la vida pública y combatir sistemáticamente las políticas antipopulares.

Creo que el movimiento tendrá éxito, porque los grupos sociales que lo integran se han preorganizado en un lento proceso que comenzó con el intento de desafuero y puede convertirse en organización permanente. El punto débil es lo reducido de los recursos con que cuenta. Serán necesarios la autogestión y el trabajo voluntario de cientos de miles para triunfar. Es un reto magnífico: establecer un polo de centro-izquierda para contener la degradación de la democracia y combatir sistemáticamente a los monopolios sindicales, burocráticos y financieros.

Hasta ahora las respuestas han sido buenas. Se constituyó el Comité Nacional de Organización y existen responsables políticos y operativos en cada estado. También empiezan a desplegarse tareas de difusión y organización. La convención será construida en pasos sucesivos: en las asambleas municipales y estatales se designarán delegados que con sus propios medios vendrán a la ciudad de México el 16 de septiembre. Muchos representantes de organizaciones y una multitud de ciudadanos independientes podrán acreditarse, participar y votar las resoluciones. La asamblea aprobará una declaración política adecuada al escenario concreto que se viva ese día, después de que el tribunal electoral haya resuelto este gran litigio.

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