Usted está aquí: miércoles 6 de septiembre de 2006 Cultura ''No puedo imaginar a un artista que se desentienda de su época''

Maravilloso, poder hablar con los compositores, dice Nicholas Isherwood a La Jornada

''No puedo imaginar a un artista que se desentienda de su época''

El bajo-barítono estadunidense ofrecerá tres conciertos en el encuentro Música y Escena

El pueblo mexicano necesita saber la verdad, si las eleciones fueron o no honestas, expresa

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen El cantante Nicholas Isherwood captado ayer durante la entrevista con La Jornada. En sus conciertos, desde hoy y hasta el domingo, recurrirá a instrumentos indígenas, como los que sostiene en la imagen, además de juguetes infantiles electrónicos y cajitas de música, entre otros recursos Foto: Cristina Rodríguez

La de Nicholas Isherwood es una apariencia más de rockstar que de un cantante de clásico: cabello alborotado, un arete en la oreja, un colmillo de cocodrilo colgando de una correa de cuero en su cuello, jeans ajustados y camisa sport.

Resulta difícil imaginarlo como uno de los más importantes intérpretes de hoy día a escala mundial, tanto en el terreno barroco como en el contemporáneo, repertorio este último al que mucho debe su renombre y fama.

Además, es amigo y colaborador de algunos de los compositores más relevantes de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, entre ellos Karlheinz Stockhausen, John Cage, Olivier Messiaen, Mauricio Kagel y George Crumb.

De personalidad desenfadada y trato amable, el bajo-barítono originario de Chicago, concede una entrevista a La Jornada a propósito de las tres actuaciones que tendrá a partir de hoy y hasta el domingo en el octavo Festival Internacional Música y Escena.

Hoy a las 20:30 horas se presentará en el Centro Cultural Helénico. Mañana jueves a las 20 horas en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, donde el domingo 10 cerrará el Festival Música en Escenaa las 18 horas con un homenaje a Mauricio Kagel.

Deslinde con su país natal

Apenas llegó la noche de este lunes a México, procedente de París, y este martes Isherwood ya estaba ensayando el primero de sus programas.

En la charla, aclara que siempre que viene al país se siente ''avergonzado por todo lo que Estados Unidos le ha hecho a México", e inclusive marca distancia con su nación natal:

''Siempre he dicho que soy un refugiado de Estados Unidos. Vivo en Europa desde hace muchos años."

Media hora de conversación ágil e interesante en español, uno de los cinco idiomas que Isherwood domina a la perfección. Plática en la que, por supuesto, habla del canto y el arte, y entre otros aspectos define al cantante como ''el músico más humano que existe, porque no tiene más instrumento que su propio cuerpo".

Pero también en la que insiste hablar de política, porque ''no puedo imaginar a un artista que se desentienda de su tiempo y su gente", y en específico se refiere a la tensión poselectoral mexicana, de la que dice: ''El pueblo necesita saber la verdad, si las elecciones fueron o no honestas, qué paso; por qué dicen que Calderón tiene más votos, pero la gente anda por la calle exigiendo el conteo de voto por voto; qué pasó."

Del trío de programas que ofrecerá en esta ocasión, define que el primero -hoy, en el Centro Cultural Helénico- es un recital de compositores contemporáneos muy famosos; mientras que del segundo -el jueves, en la Sala Miguel Covarrubias-, destaca que está integrado por música vocal de indígenas americanos y una obra de Stockhausen en la que se incluyen tres cantos prehispánicos de origen azteca.

Aunque no tiene preferencia por alguno, subraya que en su tercera presentación -el domingo, también en la sala Covarrubias- habrá dos estrenos mundiales, entre ellos Viva, obra de Giuseppe Giuliano, basada en un texto del poeta beat Ferlinghetti, y el homenaje a Mauricio Kagel.

Trabajar con los compositores

-¿Por qué centrarse en la música contemporánea?

-Lo más bonito que existe para un cantante es trabajar con el compositor; trabajar con un compositor importante para la historia de la música, como Stockhausen o Kagel. Es algo fantástico que no puede hacerse con la ópera tradicional; Verdi está muerto, lo mismo que Mozart.

''Es maravilloso poder hablar con los compositores, saber cómo quieren escuchar su música. También es indescriptible poder cantar cosas nuevas, obras que nadie ha hecho antes.''

-¿Usted, entonces, es de la idea de involucrar más al intérprete en el proceso de la creación?

-Sí. Pienso que Stockhausen me conoce muy bien y no escribe lo mismo que hace para mí que para otro intérprete. Trabajar con el compositor permite intercambiar ideas, sonidos, inclusive propuestas que luego pueden ser llevadas a la partitura.

''Además, los cantantes no existen en la historia de la música. Hay pocos cuyo nombre sobrevive. Por ejemplo, si pregunto por uno del siglo XVII, prácticamente nadie conoce alguno, mientras que sí sabe de los compositores.

''Hoy mi nombre está en muchas de las partituras de Stockhausen, también fotos y hasta grabaciones de mi voz. Entonces, por medio de este autor existo también en la historia de la música, no para mí, sino para las generaciones futuras. El olvido de los cantantes ocurre hasta con los más famosos. Es muy seguro que la gente dentro de 100 años no sepa quién fue Pavarotti."

 
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