Usted está aquí: jueves 14 de septiembre de 2006 Política Temen que la PFP sitie el Zócalo; se concentran manifestantes en la plancha

Donan monumental campana para que López Obrador protagonice el Grito en rebeldía

Temen que la PFP sitie el Zócalo; se concentran manifestantes en la plancha

JAIME AVILES

Ampliar la imagen La campana donada tiene un peso de una tonelada y mide 1.70 metros de altura Foto: Carlos Ramos Mamahua

Al cierre de esta edición, la acera al pie de la fachada de Palacio Nacional se ha convertido en una zona fronteriza: una valla gris, del gobierno capitalino, corre a lo largo de una valla verde, del gobierno federal, tras la cual se encuentra una dotación de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal a espaldas de los cuales, sin cascos ni toletes, hay otra de la Policía Federal Preventiva.

En el campamento de Andrés Manuel López Obrador, al mismo tiempo, unos simpatizantes del tabasqueño descargan una monumental campana de bronce, de una tonelada de peso, que el señor Nabor Girez Girez, de la Fundidora Tizapán, de la michoacana villa de Santa Clara del Cobre, ha traído para la celebración del Grito en rebeldía.

Horas antes, tras los insistentes rumores de que la Policía Federal Preventiva se estaría preparando para tomar los accesos al Zócalo esta madrugada, ayer después de la asamblea informativa encabezada por Andrés Manuel López Obrador, el movimiento de resistencia civil pacífica cerró las esquinas de Cinco de Febrero y 16 de Septiembre, la bocacalle de 20 de Noviembre y la de Pino Suárez a la altura de la Suprema Corte, a fin de "impedir el madruguete".

Después de un momento de intensa confusión por parte de cientos de automovilistas que sin advertencia previa fueron obligados a desviarse de 20 de Noviembre y 16 de Septiembre, lo que originó un pequeño caos vial, la situación se normalizó rápidamente.

De todos modos, la disputa por la celebración de las fiestas del Grito de Independencia adquirió anoche un carácter territorial que podría agravarse en el curso de este día si las fuerzas del gobierno federal confirmaran que, efectivamente, pretenden ser las que determinen quienes pueden y quienes no entrar al Zócalo a partir de ahora en una situación de crispación política como la que existe desde hace varias semanas.

Mientras en el templete donde López Obrador ha hablado todos los días desde el domingo 30 de julio siguen retirando las pesadas plataformas que sostiene el escenario, en Palacio Nacional ocurre lo opuesto.

Por la mañana mujeres uniformadas con batas azules sacaban brillo a los barandales del segundo piso que se encuentran en torno del balcón central, pero en el asta bandera de la plancha, ondeaba una bandera mexicana impecablemente limpia que había sustituido a la que desde el día que empezó el plantón se quedó colgada en el Zócalo absorbiendo la mugre de la lluvia ácida y demás ingredientes de la contaminación.

Anoche (22:13) agentes del Estado Mayor Presidencial trabajaban afanosamente en la colocación de barreras metálicas frente a Palacio Nacional y a las personas que salían del Metro por las escaleras cercanas a la puerta mariana, las hacían regresar y les indicaban que debían abandonar ese sistema de transporte por el pasaje Pino Suárez.

Sin embargo, hasta este momento, las guardias presidenciales no parecen haber reparado en la existencia de un pequeño altar en honor a Jesús Malverde, el patrono de los narcotraficantes sinaloenses, que una mujer colocó a tres metros de la puerta mariana exigiendo que la reinstalen en su puesto de trabajo en una compañía organizadora de palenques cuyos empleados están afiliados a la CTM.

De acuerdo con una estación radial, la decisión del Estado Mayor Presidencial, de acordonar la acera que se encuentra a lo largo de la fachada del Palacio, obedeció a que "perredistas intentaron colocar ahí sus tiendas de campaña", lo que no parece corresponderse con la realidad.

Lo que sucedió, al menos ante los ojos de este cronista, fue que pasadas las ocho de la noche y una vez que hubo terminado el mensaje cotidiano de López Obrador, cientos de pejeseguidores con vehículos y tiendas de campaña comenzaron a instalar un campamento frente a los dos edificios del Gobierno del Distrito Federal por donde, hasta esos momentos, aún circulaban vehículos, y desde entonces hasta el cierre de esta edición la gente ha seguido llegando y preparándose para dormir sobre el asfalto.

Muchas tiendas de campaña que estaban en el Paseo de la Reforma poco a poco empiezan a formar una especie de aldea frente a las vallas que resguardan Palacio Nacional, donde el balcón central, que teóricamente ocupará Vicente Fox mañana en la noche para dar el Grito, está cubierto con un gran lienzo morado como las figuras de los santos durante los días de luto de la semana mayor. Observadores consultados al respecto descartan que cuando ese lienzo sea retirado del balcón de Fox, se produzca algo equivalente a la resurrección que festejan los cristianos el último día de la Pascua.

 
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