Usted está aquí: viernes 15 de septiembre de 2006 Política Gritarán hoy su repudio al fraude, la pobreza y el racismo derechista

Culmina plantón con bautizo y dos bodas; es el casorio de todos, dijo Jesusa

Gritarán hoy su repudio al fraude, la pobreza y el racismo derechista

Festejan simpatizantes de López Obrador que Fox no asista a la ceremonia oficial

ANDREA BECERRIL Y ENRIQUE MENDEZ

Ampliar la imagen Erika Delgado y José Isidro Ramírez, participantes de la resistencia civil pacífica en el campamento de Durango, contrajeron nupcias ayer en la carpa de Chiapas, donde se celebró una misa por la anexión del estado del sureste a la República Mexicana Foto: José Carlo González

El Grito de Independencia será esta noche, para miles de personas que se han congregado en la Plaza de la Constitución desde los últimos minutos del miércoles, una oportunidad para expresar su repudio al fraude electoral, a la pobreza, al desempleo, al maltrato social y a la campaña racista que emprendieron el Partido Acción Nacional y grupos de ultraderecha contra los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, que inclusive los calificaron de "chancludos".

Una vez que el presidente Vicente Fox Quesada decidió rendir la plaza, los ciudadanos que participan en la resistencia civil pacífica dieron rienda al festejo. En una de las muchas tribunas públicas organizadas en los portales de los inmuebles ubicados alrededor del Zócalo, Federico Gedovius Novoa resumió el sentir general: "gracias a Dios, no se presentará. No tuvo valor de hacerlo. López Obrador es el que va a tocar la campana, él es el presidente y sí tiene los pantalones bien puestos. El va a ver mucho por los pobres".

Durante las últimas horas del plantón se recibió la noticia de que Fox no dará el Grito en el Zócalo, y mientras se celebraban dos bodas y un bautizo en el campamento de Chiapas, la actriz Jesusa Rodríguez socializó la información: "¡estamos celebrando que Fox se fue a la chingada! Esta es una victoria más de la resistencia de López Obrador!"

Animosa, la gente se preparaba para cuestionar a Fox, pero aun sabiendo que el mandatario no asistiría al Zócalo permanecieron en los lugares que habían apartado, pegados a las vallas del Estado Mayor Presidencial (EMP), desde los últimos minutos del miércoles.

Justo frente al balcón central, Jaime García Rodríguez, de oficio soldador, levantó su tienda de campaña y, antes de conocer que Fox no se presentaría en el Zócalo, anticipó: "aquí estoy para que vean de qué estoy hecho. ¿Una mentada? Le diremos lo que se merece, aunque dudo que venga, porque es un cobarde".

Claveles y girasoles

Del otro lado de las rejas instaladas frente al Palacio Nacional, enlazadas entre sí con cadenas, continuaba el trajín de elementos del EMP y militares disfrazados de personal de "seguridad", vestidos con uniformes negros sin distintivos. Ahí, para reforzar el carácter pacífico del movimiento, la gente anudó ramos de claveles y girasoles.

Y mientras brotaban casas de campaña alrededor de la Plaza de la Constitución, personal militar levantó dos torres en las que instalaron potentes equipos de sonido dirigidos hacia el Zócalo y el plantón.

La gente observó con curiosidad y se preguntó: "¿son de ellos o de nosotros?" Al enterarse que los altavoces se habían colocado para la celebración oficial, levantaron la ceja por el reto que implica el poder del equipo de sonido para dirigir un mensaje a la sociedad indignada por el fraude.

Don Jaime García exclamó que no le importa morir por defender la democracia, porque no quiere que sus nietos le reclamen, algún día, no haber hecho nada. A su vez, obreros, amas de casa, ancianas y desempleados hacían bolita frente al balcón presidencial.

El eje de la conversación es la queja por la discriminación de que fueron objeto durante los 47 días de plantón. Los automovilistas, sobre todo las mujeres, les gritaron de todo: "chancludos", "chusma", "mugrosos", sólo por defender su voto. "Y se supone -dijo una de ellas- que los ricos tienen educación".

El reto: un millón de delegados

La acreditación de delegados a la convención nacional democrática, tarea que se lleva a cabo en las carpas reinstaladas frente a Palacio Nacional, no cesa. El reto entre ayer y el sábado es registrar a más de 250 mil convencionistas para cumplir con la meta de un millón.

Al mediodía, finalmente la policía y los militares levantaron el particular campamento que mantenía desde el 18 de febrero la sinaloense Herlinda Lugo Jacobo, quien se instaló a las puertas de Palacio Nacional para exigir atención médica especial para su hijo, de seis años de edad. El gobernador de Sinaloa, Jesús Aguilar Padilla, no la escuchó. Entonces Herlinda envió una solicitud a Vicente Fox, y éste la remitió con Aguilar.

Ese rechazo la llevó a plantarse afuera de Palacio Nacional, donde instaló un puesto y un altar a Malverde -"no sólo es el santo de los narcos", aclaró-, que ayer fue desmantelado porque quedó atrapado detrás de las vallas que instaló el Ejército. Las tarimas y cobijas que ella llevó, y hasta el vitrolero en que vendía agua de horchata, se lo llevaron en dos camionetas de la Secretaría de Seguridad Pública. Sólo que a los militares se les olvidó quitar una cartulina pegada en las paredes del palacio, en la que los manifestantes resumieron los negocios del sexenio: "¡Cárcel para los hijos de Marta Sahagún! ¡Cárcel para Diego Zavala, cuñado de Felipe Calderón!"

Boda, bautizo y marimba

A las cuatro de la tarde, ya casi desmantelado el campamento chiapaneco, se celebraron dos bodas, un bautizo y una misa por la anexión de Chiapas a la República Mexicana, hace 52 años. Refrendaron sus votos Irma Amézquita y Sidronio Escamilla Angeles, originarios de Hidalgo, y sus padrinos Dalia Morales Hernández y Mario Ruiz García, a los que conocieron en el plantón, son de aquel estado.

Erika Delgado Balderas y José Isidoro Ramírez Fuentes son de Durango. Llegaron siendo novios al movimiento de resistencia civil, y ayer decidieron casarse, nada menos que en el Zócalo. También hubo bautizo y marimba. Fernando Chacón Vera, a quien su madre le permitió decidir aceptar o no ese sacramento, ayer, a sus 21 años de edad, fue bautizado.

Jesusa Rodríguez, invitada al doble bodorrio, festejó que los dos matrimonios sintetizaran el lazo de miles de ciudadanos que no se conocían y consolidaron relaciones y amistades a lo largo de 47 días de resistencia civil pacífica. "Ellos son -dijo- el símbolo del casorio de todos nosotros".

 
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