Usted está aquí: domingo 17 de septiembre de 2006 Opinión Diario de Guerra (electoral)

Diario de Guerra (electoral)

José Agustín Ortiz Pinchetti

¿Hacia el bipartidismo?

La convención nacional democrática es un hecho insólito en el México contemporáneo. Responde a un agravio. El presidente Fox, quien llegó al poder por la vía democrática, decidió eliminar la posible alternancia. Para ello empleó todos los medios lícitos e ilícitos fraudulentos. Lo peor fue la campaña de odio y miedo alimentada por los dineros de una parte de la oligarquía. Esto no sólo detuvo el ascenso de AMLO, sino que dividió al país.

Lo asombroso es que la respuesta ha sido una resistencia pacífica. En cualquier país democrático, que padeciera un asalto semejante, la respuesta de gran parte del electorado hubiera sido la violencia: hasta hoy no se ha derramado sangre ni se ha roto un vidrio.

La irregularidad de las elecciones y la división entre los mexicanos ha hecho patente no sólo el deterioro y corrupción de las instituciones, sino el carácter piramidal de nuestra sociedad dividida en estamentos, en la que la movilidad social se ha estancado junto con el crecimiento. La exigencia de reformas profundas y hasta la constitución de una nueva república empieza a convertirse en una exigencia colectiva, que comparten incluso los que no creen en el fraude y los que están con la derecha.

La convención tiene grandes logros, además de su carácter numeroso y pacífico. Los múltiples ejercicios de autogestión que nos recuerdan la movilización espontánea del pueblo en los sismos de 1985. La austeridad, ya que los convocantes no hemos tenido recursos para transportar a la gente o para hacer una intensa campaña de propaganda que pudiera contrapesar las calumnias y mentiras de la mayoría de los medios.

Tendrá otros frutos: el anuncio de un Frente Amplio Progresista es el primer intento de unidad de una gran corriente que va desde los liberales hasta la izquierda radical no violenta. Además esta enorme asamblea demuestra el despertar de una faja importante de la población, donde participan todas las clases sociales, pero donde predominan representantes de clase media baja y de la gente pobre, que está adquiriendo una conciencia política moderna. Fenómeno que no ha sido bien estudiado hasta hoy.

Esta nueva corriente política surgió en las campañas de AMLO. De la convención surgirá una iniciativa para organizar y darle dinamismo y poder para resistir y para participar en la construcción de la política.

De la convención surgirá un polo que con el tiempo podría convertirse en una fuerza política reformista y modernizadora, adversaria de las corrientes conservadoras del PAN y del PRI que se han nucleado al rededor de Fox y ahora de Felipe Calderón y a las que responde, nos guste o no un tercio de la población.

¿Empiezan a perfilarse en México el resurgimiento de los partidos históricos? Un partido reformista y uno conservador. Esta bipolaridad garantizaría la vitalidad de la democracia mexicana y sería muy semejante a la que existen en países con democracias maduras.

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