Usted está aquí: lunes 18 de septiembre de 2006 Capital Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

Con datos, desmiente Encinas al PRIAN

Por inverosímiles, causan hilaridad críticas panistas

Diputados del blanquiazul se agazapan ante protestas

Si alguien se divirtió ayer durante el último informe del Gobierno del Distrito Federal fue Alejandro Encinas, titular del Ejecutivo local.

Sus constantes risas no parecían de sarcasmo o ironía contra los partidos de oposición que lo cuestionaban. Más bien se mostraba como la actitud involuntaria de quien ríe porque lo que oye es tan inverosímil o tan tonto que causa hilaridad.

Podría decirse que Encinas estaba feliz, con la misma cara con que ondeó la bandera el 15 de septiembre, para gritar vivas al México libre y a la soberanía popular, pero además seguro, porque sus adversarios resultaban tan cínicamente previsibles que las respuestas a cada ataque las conocía de memoria.

El informe se convirtió en un largo mentís, con cifras y datos duros, a una serie de mal informados cuestionamientos de legisladores del PRI y el PAN, en esa alianza que también se da ahora de manera natural.

Y es que hay actitudes que con el tiempo se vuelven costumbres. Una sobresaliente es la de los panistas, que desde hace buen rato no pueden transitar por las entradas principales de los edificios legislativos, y huyen temerosos de la gente por las puertas traseras.

Esta vez no fue distinto. Los 16 diputados locales del PAN, más su presidente en la capital, Carlos Gelista, salieron a escondidas del Palacio Legislativo de Donceles para evitar el juicio de un buen grupo de militantes del PRD que los esperaban en el portón principal, para gritarles todo lo que en el momento se les ocurriera, pero que en resumidas cuentas sólo pretendían expresar la terrible irritación que les ha causado el fraude electoral.

Y como ya se hizo costumbre también, los azules, maestros de la hipocresía, lanzaron discursos plenos de provocaciones; es decir, violentos, para después sobre sus curules poner cartoncitos en los que pretendían llamar a la paz.

En fin, para Alejandro Encinas, enfundado en el traje negro y con la corbata amarilla que se ha convertido en símbolo del PRD, el día del informe fue, se mire como se mire, un "día de campo", pero para los azules, que habían amenazado con armar una grande en el pleno de la Asamblea Legislativa, las dos horas y 45 minutos, más o menos, que permanecieron allí fueron un tormento.

El discurso de los panistas no impactó. La gente los asustó, y terminaron como muchos cohetes chinos, que tienen mecha larga pero no explotan. En fin, todo parece indicar, si las traiciones no ganan terreno, que, para la oposición en general, en la asamblea las cosas no serán fáciles, pero para el PRIAN el horizonte pinta negro.

La renuncia de humo

Durante buena parte del domingo se especuló con la renuncia del subsecretario de Seguridad Pública, Gabriel Regino, quien desde hace buen rato rompió contacto con sus mandos inferiores, y también los superiores; es decir, no se hablaba ni por radio con la gente a quien comanda ni con el secretario, según se informó en la propia dependencia.

En la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) no existe la mentada renuncia. Cuando menos no estaba ayer en la oficina del titular, Joel Ortega, pero lo cierto es que Regino pasó, como dicen los clásicos, una bola de humo hacia el equipo de Marcelo Ebrard, para que se le considere víctima del aislamiento en el que se halla y él mismo se construyó.

O para decirlo rápido , Regino le pide a gritos chamba a Marcelo, así que ¡cuidado! Dicen que no trae muy buenos resultados de su labor en la SSP. Ya veremos en qué acaba este lío.

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