Usted está aquí: viernes 22 de septiembre de 2006 Opinión Silencio sonoro mexicano

José Cueli

Silencio sonoro mexicano

Antonio Machado, el poeta español universal, con fondo andaluz. Generoso y modesto de su regencia lírica, el ras de su pueblo y su lengua. Partiendo de su Andalucía recóndita y segura -donde madura el limonero- avanzó hasta asumir la supremacía de un ámbito idiomático universal: supo de la fugacidad, instante producto de sus propias reflexiones. Estudioso de Heidegger, supo de soledades y exilio y en consecuencia pensaba: ''Sólo en el silencio, que es el aspecto sonoro de la nada, puede el poeta gozar plenamente del gran regalo que le hizo la divinidad, para que fuese cantor, descubridor de un mundo de armonías. Quiso poner la lírica dentro del tiempo o el tiempo atemporal dentro de la lírica.

¡Que importa un día! Está el ayer alerto

al mañana, mañana al infinito

hombres de España: ni el pasado ha muerto,

ni está el mañana -ni el ayer- escrito.

En otro de sus versos dice:

Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira:

Cambian la mar, el monte, y el ojo que los mira.

Antonio Machado, pensador de lo latente y lo latiente, se debate en la noria del pensar y en los ''palacios encantados de la lógica", que sin embargo no le apresan y se deja seducir por otros encantamientos allende los campos, allende la mar... sorteando las asechanzas del ser y la nada, bajo el embrujo de irrenunciables sensaciones, sentires y pensares. Pensares de un ser confinado, amenazado, herido.

Machado, poeta, tejedor de formas fantásticas, casi oníricas, de un mundo atravesado por el flujo de atemporalidad, que se teje y desteje, se hace y se deshace incesantemente, porque nunca se sacia la sed de alteridad, porque, hijo del mar, sabe que la playa nunca recibe dos veces la caricia de la misma ola. Para él, el tiempo queda consumado en el instante de la totalización de su transcurso. Para él el mundo es el mundo visto -''imaginado'' desde un punto de mira que no es el propio del hombre. No es el mundo tal como realmente lo percibimos desde la conciencia angustiada ante el pasar de las cosas y ante el irremediable transcurrir por la vida-muerte; el mundo mirado no es tal como se mira, desde las fronteras de la noche, los límites de la nada.

Machado, al igual que Freud, traspasa las fronteras del yo, la trascienden y se miran y son mirados como se vería desde fuera de uno mismo, impersonalmente, intemporalmente. Visión desde fuera del mundo. Reflexión especular, retención de imágenes, absorción del tiempo. Memoria que incursiona en el pasado vivo, que por sí mismo se modifica, lo corrige, lo aumenta, lo depura y da paso a nuevas significaciones. ''Hoy es siempre todavía".

 
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