DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   LUNES 25 DE SEPTIEMBRE 2006 
NUMERO ESPECIAL


Portada
Presentación
¡Aguas! en Movimiento: una caravana al correr de los ríos
Magali Iris Tirel
Agua para beber: la contaminación y la presa de Arcediano
Cindy McCullig
Respirar veneno en Juanacatlán y El Salto, Jalisco
Cindy McCulligh
Mazahuas y guerrerenses, unidos en defensa de los ríos
Magali Iris Tirel
Historias de una cuenca generosa: dos proyectos inviables en el río Santiago
Cindy McCulligh
La presa El Cajón: un problema social, económico, político, geológico y volcánico a punto de estallar
Gustavo Castro Soto

Correo electrónico:

[email protected]

  

¡Aguas! en Movimiento: una caravana al correr de los ríos

Magali Iris Tirel

Universidad de Niza, Francia

Estancia posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM

Correo electrónico: [email protected]

"El gobierno está haciendo un desierto de lodo y de asfalto en lugar de dejar los ríos libres. El agua capturada es agua muerta. Estamos dando leucemia a la tierra, y ella nos da leucemia ahora", manifiesta don Jorge, de la comunidad de San Felipe Santiago, Estado de Mexico.

"¿Quién envenena su propio sustento?", interroga incrédula doña Juanita, de San Blas, municipio de Nayarit. "Nosotros, los humanos del siglo XXI, estamos acabando con el agua de los ríos y los grandes bosques, qué les espera a las nuevas generaciones sin estos recursos naturales que mantienen al ecosistema agradable para vivir", contesta Reynaldo Prado Velásquez, de El Salto en Jalisco, antes de que Felipe Flores Hernández, de la comunidad de Garrapatas, Guerrero, dijera: "El gobierno no puede seguir tapándose los ojos y dejar de escucharnos. ¡Ríos para la vida, no para la muerte!"

Al fin de este sexenio, las voces del agua se encendieron en seis estados de la Republica Mexicana, de la costa de Guerrero a la costa de Nayarit, pasando por la montaña del Estado de México, las grandes urbes de Jalisco y las pequeñas comunidades rurales del centro-oeste de la República. Con el transcurrir de las voces se pudo observar cómo ciudadanos de todas partes que a diario padecen problemas de agua iniciaron un proceso de diálogo, de intercambio y de apoyo mutuo, sostenido en la idea de que si corre la voz, corra el agua.

En mayo de 2006, la Caravana del Agua del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (Mapder), recorrió distintos ríos de México, de conflicto en conflicto, siendo testigo de la inviabilidad de los megaproyectos de presas y trasvases de cuencas, de los graves daños a la salud que genera la sobrecontaminación de los ríos, y de la destrucción irremediable de los humedales que genera la fragmentación de los ecosistemas fluviales en la zona costera.

La intención de la caravana era múltiple: primero, dar a conocer el porqué son inviables los megaproyectos (presas y trasvases) que el gobierno mexicano está promoviendo; segundo, fortalecer la resistencia de los afectados por la presas y por la alta contaminación de los ríos, y tercero, exigir la cancelación de las presas La Parota, Arcediano, El Zapotillo, La Yesca, El Cajón y la IV etapa del Sistema Cutzamala.

Los integrantes de la Caravana eran el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la presa La Parota (CECOP) de Guerrero, el Movimiento Mazahua en Defensa del Agua del Estado de México, el Frente Chiapaneco contra las Represas, y demás organizaciones de Jalisco y de Nayarit asociadas en el Mapder, ciudadanos mexicanos nacidos aquí y allá, asociaciones de vecinos, ambientalistas, estudiantes.

Durante nueve días se encargaron de difundir mensajes sobre un uso responsable del agua y la gestión sustentable de los recursos hídricos mediante mítines, conferencias de prensa, recorridos, consultas públicas, marchas, manifestaciones públicas, etc. en los sitios de conflicto hídrico donde se hace evidente la administración arbitraria del agua, sin criterio ambiental ni social. En cada etapa del camino, invitaron a la sociedad entera a unirse para conocer los problemas que viven en sus comunidades y cuyas consecuencias afectan a toda la población, ya que se trata del manejo y uso del agua, un derecho humano fundamental y un bien común esencial para la vida.

Panorama de la destrucción de los ríos y del sufrimiento popular

A causa de la destrucción de los ríos, tenemos hoy en México una población asustada y enferma, pero más que todo rabiosa y explotando en diferentes regiones del país. El agua se volvió una lucha constante para quienes la necesitan como medio de subsistencia cotidiana, lucha que expresa la depresión y la frustración del hombre ante la degradación de la realidad que habita.

"¡Aguas!", el mensaje que llevaron los integrantes de la caravana, tenía como tema central la defensa de los ríos, pero sonaba más que todo como una advertencia. "Las presas ya han cobrado muchas vidas, millones de desplazados, militarización e irreversibles impactos ecológicos. Tenemos que acabar con este modelo de desarrollo fracasado", destaca María González Valencia, integrante del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC). En Guerrero, desde hace tres años la población afectada por el proyecto hidroeléctrico La Parota muestra su determinación para proteger las aguas todavía vivas de su río Papagayo.

Sin embargo, en vez de reconocer el deterioro ambiental, los graves impactos sociales y el endeudamiento del pueblo mexicano que implica la construcción de un megaproyecto de presa tal como aquel de La Parota, el gobierno prefiere seguir con sus políticas desarrollistas y amenazar a las poblaciones inconformes quienes tienen como único delito defender su territorio y oponerse al secuestro de su río.

La caravana arrancó en las orillas del Papagayo y siguió su ruta hacia el Estado de México para recorrer, hasta su desembocadura en Nayarit, los 965 km del río más largo, más contaminado y más represado de México, el Lerma-Santiago. En camino, los integrantes de la caravana pudieron constatar la injusticia ambiental y social que conlleva el modelo de desarrollo actual y las políticas aplicadas derivadas de él. Cada etapa mostraba una cara de la crisis hídrica.

En Jalisco, la sobrecontaminación del río Santiago se volvió un problema de salud pública en los poblados de Juanacatlán y El Salto. Dichos poblados padecen el venenoso funcionamiento de la zona industrial que se estableció hace 40 años. Los casos de cáncer, asma, leucemia, enfermedades de la piel y de las vías respiratorias se multiplicaron los últimos años, y las autoridades no han hecho nada ni para sanear este río que daba alimento a miles de personas, ni para obligar a las empresas a tratar sus aguas negras.

Otro proyecto absurdo, por su agresividad a la salud pública, es el de presa Arcediano, que pretende represar el río Verde y el Santiago para abastecer de agua "potable" a Guadalajara, la segunda ciudad del país. Aunque varios especialistas han comprobado que no existe la tecnología para potabilizar una agua que tiene metales pesados y compuestos tóxicos dañinos para la salud humana (como el benceno, el tolueno y el tricloetano), el gobierno insiste en llevarlo a cabo.

Y, por si fuera poco, al problema de contaminación se añade el saqueo de los ríos. Con los trasvases de cuenca, se crean desequilibrios naturales, se permite que crezcan ciudades como la de México y zonas industriales como la de Toluca, y se asientan estilos de vida caracterizados por el abuso y el despilfarro del agua. Todo ello, olvidando que el Sistema Cutzamala (el cual alimenta de 14 litros por segundo a esas zonas urbano-industriales) deja sin agua, aun para beber, a decenas de comunidades mazahuas, empobreciéndolas y poniendo en peligro la sobrevivencia de su cultura ancestral.

Sin embargo, mientras avanzan todas estas formas de miseria, la fealdad, la tristeza y la injusticia ambiental urbana e industrial, los megaproyectos de presa siguen empujando hacia el despojo y expulsión de cada vez más campesinos de sus tierras, bosques y aguas. En efecto, Arcediano no es la única presa planeada por el gobierno sobre el río Santiago. La obra del megaproyecto hidroeléctrico El Cajón, en Nayarit, no está todavía terminada y ya empezó el proceso de licitación de La Yesca, 67 kilómetros río arriba. La llamada "obra del sexenio" (El Cajón) había sido calificada por especialistas desde el inicio como "inviable por falta de agua".

Sin embargo se hizo, aunque la CFE había anunciado de antemano que sólo iba a funcionar al 16 por ciento de su capacidad. La Yesca tendrá las mismas deficiencias ya que es muy improbable que el agua pueda alcanzar un día el nivel necesario para cumplir con su propósito de generación de electricidad, y por lo tanto ser rentable, ya que funcionará al 19 por ciento de su capacidad. No se ha empezado todavía el llenado de El Cajón y, como pudieron constatarlo los integrantes de la caravana, la primera gran presa hecha sobre el Santiago, la hidroeléctrica Aguamilpa (1994), ubicada a 60 kilómetros aguas abajo de El Cajón, tiene hoy un nivel crítico.

El problema son los impactos acumulativos de la serie de presas hechas sobre el Lerma-Santiago. "No ha habido un análisis de los impactos acumulativos de la serie de presas sobre el Río Santiago ni de los impactos aguas abajo", denuncia la doctora Alicia Castañeda, integrante del Mapder. "Exigimos que se cancelen definitivamente todos los proyectos de presas previstos en la cuenca del Santiago, dada la inviabilidad técnica y financiera de esas obras que, aparte de inundar comunidades, de destruir el hábitat de especies en peligro de extinción, van a fragmentar ecosistemas fluviales ya demasiado fragmentados, y contribuir a la retención de sedimentos y por lo tanto a la destrucción de los manglares en la desembocadura de este río".

En efecto, la mano invisible que acumula la destrucción ha elegido a la comunidad Isla del Conde del municipio de San Blas, en Nayarit, en la desembocadura del río Santiago. La población padece las consecuencias del sobre uso hidroeléctrico y de la alta contaminación del río. Tierras cada día más infértiles a causa de la salinidad y aumento de las enfermedades gastrointestinales, disentería, cáncer, anemia a causa de la contaminación. El pueblo se está volviendo fantasma. Asimismo, los manglares, esas barreras naturales muy importantes para proteger la costa de las catástrofes naturales (huracanes, tsunamis) se están secando, lo que presagia desastres aun peores en el futuro para los lugareños.

Frente a este creciente desbordamiento de la crisis social, ambiental y de salud pública vinculada a la destrucción de los ríos, las autoridades locales, estatales y federales, en vez de reconocer y contrarrestar las causas y empezar un trabajo de recuperación ambiental de los ríos, niegan constantemente ante la opinión publica la importancia de estos problemas, intentando llevar adelante más inversiones, más trafico de influencias, más despojos y más represión de los pueblos en resistencia.

Respuesta organizativa en movimiento

Hace poco, las manifestaciones de resistencia se daban de manera dispersa y eran percibidas en la mayor parte de los casos como problemas locales. Cada agresión se sufría localmente y los movimientos enfrentaban sus problemas de manera aislada, sin reconocerse en experiencias de otros lugares ni tener información sobre la enorme cantidad de afectados que padecen problemas similares. Este aislamiento de percepciones y luchas impedía a todos comprender el verdadero alcance de la figura global de la destrucción del ambiente y del descontento social, vinculados a la destrucción de los ríos.

Sin embargo, este panorama de atomización se está modificando pues surgen varias iniciativas de convergencia y de organización en todo el país. El Mapder, una convergencia de las más importante hoy existente, nació el 2 de octubre de 2004 en la comunidad de Aguas Calientes, en Guerrero. Por primera vez en México, se conformaba un movimiento nacional de tal importancia en torno a la resistencia contra las presas y en defensa de los ríos. Los pueblos y movimientos habían tomado conciencia de que sólo la organización conjunta de todos con todos podía garantizar el cumplimiento de sus demandas.

De esta manera, buscaron consolidar nuevas formas de comunicación ágil entre los pueblos. La caravana "¡Aguas! en movimiento" fue una de esas respuestas. "Hicimos este recorrido para enlazar las organizaciones y las luchas asociadas en el Mapder, para que todos luchemos hombro a hombro", explica Felipe Flores Hernández, vocero del CECOP.

En efecto, la caravana se realizó para superar el aislamiento de las luchas. Hacer un frente común permitió a los pueblos inconformes perder el miedo y retomar ánimo para seguir luchando y defender mejor sus derechos. "La caravana nos ha levantado el animo que a veces cae", expresaron varios de los afectados visitados, "unidos, haremos más que desunidos. Gracias por venir de tan lejos".

Asimismo, recorrer seis estados de la república, y lo largo del río Lerma-Santiago, permitió a los integrantes de la caravana contemplar la agresión social y ambiental vinculada a la destrucción de los ríos en su sentido más global. Se superó la parcialidad con la cual se veía el problema hídrico, como lo confirma Julián Blanco de Los Huajes, Guerrero: "Lo que vimos en la Caravana, es la injusticia ambiental que se suma a la injusticia social que vivimos en México. No queremos que el futuro de nuestras familias sea la incertidumbre. Es muy esperanzador que nuestros pueblos se estén organizando. Tenemos que avanzar en esta dirección para detener el desastre ambiental que estamos viendo en nuestras comunidades, y pues, en toda la republica".

Que se hayan integrado en una misma caravana diferentes grupos y sectores sociales: indígenas, campesinos, clases medias urbanas, estudiantes, obreros, ecologistas y luchadores sociales para la consecución de objetivos comunes es muy esperanzador. Porque este proceso de recomposición social promete la apertura de nuevas estrategias de lucha, y más peso para presionar a las autoridades para que hagan de la gestión responsable y sustentable del agua el tema principal de sus próximas políticas.

Frente a los problemas que han aumentado de forma incontrolada con la muerte de los ríos, rebasando el entendimiento ambiental y de salud de todos, sólo la organización conjunta de los movimientos y de la ciudadanía garantizará la sobrevivencia general. Razón por la cual los integrantes de la caravana hicieron un llamado a la acción y a la reflexión crítica colectiva, así como al intercambio de experiencias. Y a la unidad, para que las decisiones en torno a un recurso esencial para la vida, como es el agua, se tomen con la participación de todos los mexicanos.

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