Usted está aquí: martes 26 de septiembre de 2006 Cultura Inusitado montaje de Aída con cerca de 300 artistas en el escenario

Ofrecerán tres funciones de la ópera de Verdi en el Auditorio Nacional

Inusitado montaje de Aída con cerca de 300 artistas en el escenario

Convergen video, pirotecnia, fastuoso vestuario y una pirámide egipcia

Participan el Ensamble Teatre Ustí nad Labem, el Coro Nacional de Ucrania y la Orquesta de las Américas

CARLOS PAUL

Ampliar la imagen Una escena de Aída en fuego, versión monumental de esa ópera para un amplio público, que se presentará en México Foto: Johannes Seyerlein

Proyecciones de video, pirotecnia, un fastuoso vestuario, una pirámide egipcia de 4 mil 300 kilos, de 6 metros de ancho y 6.5 de profundidad y altura, y los diversos simbolismos del fuego asociados con la guerra, la religión, la espiritualidad, el castigo y el amor, son algunos de los elementos que se conjugan en la puesta en escena Aída en fuego, basada en la que es considerada la más popular y célebre de las óperas compuestas por Giuseppe Verdi.

Con la interpretación del Ballett-Ensamble Teatre Ustí nad Labem, de la República Checa, el Coro Nacional de Ucrania y la Orquesta de las Américas, agrupaciones que integran alrededor de 300 artistas, Aída en fuego se representará los días 26, 27 y 28 de septiembre, a las 20:30 horas en el Auditorio Nacional.

El montaje se quiso realizar bajo un concepto ''innovador, monumental y dinámico, alejado de aquellas producciones que recurren a la parafernalia zoológica, en las que se representan elefantes y camellos", comentó Walter Haupt, director musical.

De acuerdo con el también compositor, la idea fue lograr ''una puesta monumental de buen gusto, que pueda ser apreciado por un amplio público, sin que por ello se sacrifique la calidad interpretativa".

Amor y traición

Gracias a los efectos especiales de video y fuego, ''el espectador evoca escenarios del antiguo Egipto. El fuego tiene aquí un papel protagónico, pues sirve para subrayar las distintas situaciones y emociones". Su incorporación a esta propuesta operística se debió -según Haupt- a que la partitura original de Verdi ''así lo evoca y exige".

El fuego, abundó por su parte el director escénico Joseph Rochlitz, representa aquí el aspecto bélico y destructivo de la política. En el ámbito religioso el sacrificio, la limpieza, la divinidad, pero también el castigo y el infierno. Aunque es también representado como símbolo de un amor ardiente y voraz.

Con la coreografía de Simona Chiesa, en la célebre ópera se narra la historia de Aída, hija de un rey etiope que se encuentra esclavizada por Amneris, la hija del faraón egipcio.

Ambas están enamoradas de Radamés, comandante del ejército egipcio. La celosa Amneris busca la manera de destruir a su rival en tanto Radamés regresa victorioso de la guerra con muchos esclavos, entre ellos Amonasro, rey de Etiopía y padre de Aída. Este pide a su hija que aproveche el amor que Radamés ha confesado por ella y así traicione al ejército egipcio. Al ser descubiertos los amantes, padre e hija escapan. Radamés es sentenciado a ser enterrado vivo. Cuando su hora final llega descubre que Aída está ahí para acompañarlo. Mueren juntos, mientras Amneris reza por la llegada de la paz.

 
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