Usted está aquí: jueves 28 de septiembre de 2006 Gastronomía "Malinchismo, grave problema que enfrenta el vino mexicano"

La falta de cultura vinícola y la pobreza extrema, otras de las trabas, acota Rafael Almada

"Malinchismo, grave problema que enfrenta el vino mexicano"

Nuestra única defensa es la calidad; 90% de los premios internacionales que han recibido nuestros caldos fueron otorgados por europeos, agrega el director de la Asociación Nacional de Vitivinicultores

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Ampliar la imagen El sistema de subsidios que gozan los vinos europeos es otro de los obstáculos que enfrenta la industria vinícola del país. Arriba, viñedo de Valle Redondo, en Aguascalientes Foto: Arturo Cruz Bárcenas

Aguascalientes, Ags. Pese a sumar más de 300 premios internacionales (la mayoría otorgados por expertos europeos), el vino mexicano se enfrenta al malinchismo; en catas "a ciegas", sin que se vea la marca, quienes lo minimizan suelen decir que es el mejor entre los clásicos franceses o de otros países, expresó el director de la Asociación Nacional de Vitivinicultores, Rafael Almada.

En un recorrido por los viñedos y las plantas Aurora Uno y Dos, de Valle Redondo, donde se producen vinos (en su mayoría jóvenes, para consumo inmediato, como los California blanco y tinto) y jugos (como la marca Sonrisa) se observó el laborioso y casi milagroso proceso que siguen la uva y diversas frutas para llegar, mezcladas, a la mesa.

La asociación representa a 12 de las 30 empresas productoras de vino en México, "las más importantes. Esas 12 representan 92 por ciento de la producción del vino nacional, entre las que se encuentran Casa Pedro Domecq, Grupo Cetto, Santo Tomás, Casa Madero, Monte Xanic, Valle Redondo, Ferrigno, Vinícola San Patricio y La Redonda", agregó Almada.

El consumo nacional de vino de mesa nacional es de 4 millones de cajas; la industria vitivinícola mexicana tiene 40 por ciento del consumo, que equivale a un millón 600 mil cajas. El consumo per cápita "requiere explicarse un poco: la Organización Mundial de la Salud nos obliga a dividir litros entre número de habitantes. Si esto es así, el consumo per cápita es muy bajo; son 350 mililitros per cápita anual.

Cuarenta millones de personas, sin acceso al vino

"Contra países como Italia, que llegan a 57 litros per cápita anual, estamos bajos, pero la precisión estriba en que si se comparan litros por persona, es lamentable y triste reconocer que en México, por el número de gente en pobreza extrema, 40 millones de habitantes no tienen ningún acceso al vino.

"Ese es el promedio, pero hay notas destacadas: el consumo en playas es importante, desde luego promovido por el turismo extranjero. En Cancún, Ixtapa, Acapulco, Veracruz y Los Cabos el consumo sube entre siete y nueve litros per cápita anual. A contrario sensu, el consumo en Chiapas es casi nulo", expuso Almada.

Para el especialista, "uno de los problemas principales que enfrenta el vino mexicano, y llevamos 15 años luchando para contrarrestarlo, es la gran falta de cultura del vino. De entrada, aquí se le dice vino a cualquier bebida alcohólica. En cualquier otro país se le llama vino al que se destapa con corcho.

"Otro factor grave es el malinchismo. Los premios que ha ganado el vino mexicano son una cachetada con guante blanco. Otro problema es que la vitivinicultura europea es tan importante para ellos que, no la totalidad, pero sí la mayoría, está altamente subsidiada, porque allá se le ve como un aspecto social.

"Esa es la razón por la que se explica que hay vinos españoles y alemanes que llegan a los anaqueles a 25 pesos. Si hacemos la cuenta de atrás para adelante no se necesita ser ningún genio en economía para entender que entre producción, insumos, materia prima, corcho, vidrio, etiquetas, promociones, embalaje, flete, aranceles y margen de comercialización es imposible competir contra esos 25 pesos.

Europa: subsidios y competencia desleal

"Esa es la razón por la que nos peleamos contra esos subsidios. Los tratados de libre comercio nos han ayudado un poco. Con el de Europa están ofreciendo que los subsidios los retirarán en enero de 2013, pero falta un trecho. La competencia es desleal. En otros casos sí hemos podido tener presencia."

En México el malichismo es paradójico. "Orgullosamente, en otras partes se consume vino mexicano; tal es el caso de París, Lisboa, Grecia y Madrid, entre otros países".

Hay gran variedad de uvas. "Algunas sólo sirven para hacer jugo de uva, otras sólo para pasas, unas más para comerse y las demás para hacer vino. Las regiones principales de las uvas para vino -porque las de mesa se producen en Sonora, Ensenada y Baja California Norte- son Parras en Coahuila, Cuatrociénegas, Aguascalientes y la parte limítrofe con Zacatecas y Querétaro.

"No es posible decir que una uva sea mejor que otra, porque cada cual tiene su personalidad, su perfil, y el resultado del vino trasciende ya a situaciones de tipo sensorial, en la que cada quien determina lo que más le agrada".

El vino chileno ya está en México, al igual que el argentino. "Chile tiene promoción porque llegan a precios muy bajos. Debemos entender que México no es un productor de volúmenes altos ni lo seremos ni nos interesa serlo. Donde nosotros competiremos, una vez que rompamos las barreras del malinchismo, es en la calidad; prueba de ello es la aceptación del vino mexicano en Europa. En México también están los vinos australianos y en pequeña escala los sudafricanos y los estadunidenses, entre otros.

"Nuestra única defensa es la calidad de nuestros productos. De los más de 300 premios internacionales, 90 por ciento fueron otorgados por europeos".

 
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