Usted está aquí: viernes 6 de octubre de 2006 Opinión PENULTIMATUM

PENULTIMATUM

 

La lucha de Elif Shafak

CUANDO LA ESCRITORA turca Elif Shafak tenía 10 años, la asaltaba el temor de que su madre fuera atacada por un armenio, pues un grupo armado de ese origen atentaba contra las embajadas de ese país en Europa y su familia formaba parte del servicio diplomático en Francia. Veinticinco años después, reconocida internacionalmente gracias a su trabajo intelectual, Elif fue acusada ante un tribunal de Estambul por ''insultar la identidad y los valores nacionales". Su delito: exigir que el gobierno y la sociedad turcas reconozcan el genocidio que cometieron contra el pueblo armenio hace 90 años. Se calcula que entre 1915 y 1917 fueron masacrados 2 millones de armenios y miles se salvaron de seguir la misma suerte al huir hacia países vecinos. Europa, sumida en la Primera Guerra Mundial, fue cómplice de ese genocidio, el primero de la historia moderna. Por pedir lo mismo el año pasado, también fue llevado ante un juez, y agredido por fanáticos de ultraderecha, otro gran novelista, Orhan Pamuk, al igual que el periodista Hran Dink. Sus casos fueron archivados, en buena parte debido a la presión internacional. Eso mismo acaba de ocurrir en el caso de Elif Shafak. Ella, igual que Pamuk y Dink, opina que el mea culpa debe darse también por las atrocidades cometidas contra el pueblo kurdo y que lleva décadas exigiendo su autonomía. Saddam Hussein también mató hace 15 años a miles de kurdos por pedir algo semejante en los territorios del norte de Irak, donde viven desde hace siglos. El dictador utilizó entonces armas químicas para acabar con pueblos enteros. Hoy es juzgado por delitos contra la humanidad, en Bagdad.

NACIDA HACE 35 años en el seno de una familia laica y occidentalizada, intelectual que divide su tiempo entre Estambul y Tucson, de cuya universidad es profesora de literatura, editorialista, Elif Shafak es ahora el símbolo de la lucha de las mujeres turcas por sus derechos plenos, en una sociedad machista que ella rechaza en sus escritos y su actuar. Su nueva novela, El padre y el bastardo, aparecida el año pasado, ha vendido 80 mil ejemplares. En ella crítica severamente el paternalismo que impera en la sociedad y en las instituciones turcas, que comienza con el predominio del hombre en el hogar, prosigue en las instituciones públicas y privadas y termina en el ejército, intocable, garante de la estabilidad y de que el país sea, pese a todo, laico.

UNA CAMPAÑA nauseabunda ha sido la respuesta que ha recibido de la ultra, la cual sostiene que el Estado es monolítico, por lo que toda diferencia cultural, religiosa o sexual es un peligro y una amenaza a la identidad nacional. Piden en sus mensajes el ''linchamiento físico de todos los traidores a la patria", como la novelista.

EL JUICIO CONTRA Elif Shafak se dio en mal momento para los intolerantes: cuando en el Parlamento Europeo se exige que, como condición indispensable para que Turquía forme parte de la Unión Europea en 2015, reconozca el genocidio armenio. Algo que también acaba de solicitar públicamente el presidente de Francia, Jaques Chirac.

 
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