Usted está aquí: domingo 8 de octubre de 2006 Capital Rockeros rinden tributo a Los Panchitos con motivo de su santo

La banda se rencontró como desde hace 28 años, ahora con esposas, hijos y nietos

Rockeros rinden tributo a Los Panchitos con motivo de su santo

Más de 15 grupos participaron en la tocada, que también congregó a los chavos

ALEJANDRO CRUZ FLORES

Ampliar la imagen Momento de la tocada en la calle Sur 104 de la colonia América, donde la banda de Los Panchitos festejó con rock y algo más su 28 aniversario Foto: Francisco Olvera

La banda se rencontró. Como desde hace 28 años, Los Panchitos festejaron su santo. Ahora ya regenerados, se vuelven a juntar para recordar los viejos tiempos, los viejos rostros.

Una sonrisa les ilumina la cara cuando se reconocen: "ese mi Hacha, ¿que pasó, cabrón?", se saludan y se abrazan efusivamente.

Pero hay cosas que no cambian. La chela y la mota pasan de mano en mano, y aunque con incienso para tratar de disimular el olor de la mariguana, el hornazo pega de todas maneras e impregna el ambiente de un "bonito olor a bosque".

Poco a poco la calle Sur 140, en la colonia América, se va poblando de Panchitos, muchos de ellos acompañados de su esposa, de sus hijos, y sí, algunos ya son abuelos. "Es muy tierno y cariñoso, si él no me hubiera dicho que fue chavo banda, la verdad es que yo no lo creería", dice Erika, actual pareja de El Hacha, uno de los líderes de Los Panchitos.

Los ausentes

Entre toque y trago de cerveza, recuerdan con orgullo aquellos tiempos en que eran la banda más temida de la ciudad por su violencia. "¿Te acuerdas de El Kilos?", pregunta uno; y el otro contesta, después de dar una aspirada al carrujo de yerba: "Sí cómo no, creo que ahora es maestro... Oyes, ¿y El Santos?"

La presencia de los medios de comunicación en su festejo es una novedad para la mayoría de ellos, pero eso sí, todos quieren salir en la foto y en la tele.

Algunos se mofan cuando ven a sus compañeros con la prensa: "ya deja de dar autógrafos"; pero el aludido revira: "cuál, si ni sé escribir".

El Cadenas es el fotógrafo oficial de la banda; orgulloso pasea con la cámara al cuello, buscando la mejor toma. Apenas lleva un año en el oficio. "La neta, las drogas me estaban destruyendo, pero ya las dejé", dice con cara de satisfacción.

Más de 15 grupos de rock participan en la tocada para rendir tributo a Los Panchitos. "No cobran, nada más piden pa' la gasolina", dice El Patán, con el bote en la mano para que la banda se caiga con su cooperación. El dinero que se colecte será utilizado para darle algo a los músicos, aunque El Hacha asegura que será para echar a andar el proyecto de un centro social para evitar que los niños y jóvenes sean atrapados por las drogas.

Es una tarde-noche nublada, que amenaza lluvia, pero apenas cae un chipi-chipi que no espanta a nadie. Algunos se empiezan a impacientar conforme pasa el tiempo y el escenario y el equipo de sonido no terminan de instalarse. Por fin, poco después de las siete empieza a tocar la primera banda de la noche: Síndrome, que entre vivas a Los Panchitos y consignas contra la policía y los políticos, no deja de agradecer al diputado local Humberto Morgan, El Morgan, su apoyo para la realización del concierto.

Algunos traen chamarra de cuero, pantalón negro o los famosos tenis rojos, pero ninguno llega a completar la vestimenta que los caracterizó en los años 80. Eso no importa, lo que vale es que están de nuevo juntos para contarse qué ha sido de su vida y recordar a los que no están, ya sea porque están en la cárcel, murieron o "andan perdidos en el vicio".

Relevo generacional

Pero no están solos, a la tocada llegan ex integrantes de otras bandas, como Los Salvajes y los nuevos grupos, formados por jóvenes que apenas rebasan los 20 años, y que al igual que Los Panchitos le entran a la chela, a la mota, e incluso a las drogas sintéticas.

Estas nuevas pandillas, con pantalones tipo militar y playera negra, no saben quiénes son los festejados; han oído hablar de ellos, pero no saben quiénes son, y la verdad es que no les importa, ellos vienen nada más "a bailar slam... a convivir con la banda, pues".

 
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