Usted está aquí: miércoles 11 de octubre de 2006 Ciencias Las ballenas y delfines son tan inteligentes como los primates

Pueden resolver problemas, usar herramientas y expresar alegría y pesar, reporta científico

Las ballenas y delfines son tan inteligentes como los primates

En cautiverio han mostrado de manera inequívoca su capacidad de reconocerse frente a un espejo

Manifiestan cultura, información o conductas adquiridas mediante aprendizaje social, argumenta

MICHAEL MCCARTHY THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Un hombre toca la aleta de una ballena jorobada muerta en las playas de Long Beach el pasado 5 de octubre. Se desconoce la causa del deceso Foto: Ap

¿Pedirles que salten a través de un aro? Nada de eso: pueden resolver problemas y usar herramientas, expresar alegría y pesar, y tienen conciencia de sí mismos. Viven en sociedades complejas con avanzadas formas de comunicación.

Aunque instintivamente siempre hemos pensado que los cetáceos -ballenas, delfines y marsopas- son miembros especiales del reino animal, cada vez hay más evidencia científica de que, en términos de su inteligencia, son verdaderamente fuera de lo común.

De acuerdo con la revisión de la literatura científica que ha realizado uno de los principales activistas británicos para salvar a las ballenas, un creciente número de estudios sobre su comportamiento sugiere seriamente que la capacidad del cerebro de ballenas y delfines sólo se equipara a la de los grandes primates. Ello significa que el impacto potencial de la caza de ballenas podría ser mucho mayor de lo que parece y que es necesario reconsiderar la conservación de estas especies tomando en cuenta su inteligencia, sociedades, cultura y capacidad de sufrimiento, señala Mark Simmonds, director científico de la Sociedad de Conservación de Ballenas y Delfines.

En un reporte científico publicado este mes, Simmonds analiza las investigaciones recientes sobre cetáceos y destaca ejemplos concluyentes sobre el comportamiento de ballenas y delfines. Por ejemplo, los animales en cautiverio han mostrado de manera inequívoca la capacidad de reconocerse en un espejo, habilidad que anteriormente sólo se sabía que manifestaban los humanos y los grandes simios.

Hay muchas muestras más de inteligencia, indica Simmonds en su reporte "En el cerebro de las ballenas", publicado en Applied Animal Behaviour Science. Los delfines pueden "señalar" objetos con la cabeza para guiar a los humanos hacia ellos, y también manipular objetos espontáneamente, a pesar de que carecen de dedos y pulgares.

Simmonds señala que el uso de herramientas está bien documentado en una población australiana silvestre de delfines nariz de botella del Indo-Pacífico. "Con frecuencia se ha visto a estos animales (casi exclusivamente hembras) llevar esponjas en la punta de la nariz, probablemente para protegerse mientras buscan alimento entre los sedimentos del suelo marino, donde de otra manera los espinosos erizos de mar podrían lastimarlos".

Preocupación por los heridos

Además muestran emociones muy parecidas a las humanas: desde alegría y pesar hasta preocupación por los heridos. Simmonds cita el caso de un grupo de 30 orcas falsas que permanecieron tres días en aguas poco profundas acompañando a un compañero lesionado, exponiéndose a sufrir quemaduras de sol y corriendo el riesgo de quedar varadas, hasta que el animal murió.

De hecho, la vida en grupo es el centro de la existencia de los cetáceos, quizá porque el océano tiene pocos refugios contra los depredadores y muchas especies "no tienen nada detrás de lo cual esconderse, excepto unos con otros". Ello ha evolucionado en muchas refinadas conductas de cooperación: desde cazar hasta alianzas entre machos jóvenes para encontrar pareja.

Un "argumento reciente, pero que se está imponiendo", es que los cetáceos manifiestan cultura, información o conductas que se adquieren mediante aprendizaje social, las cuales abarcan desde complejos cantos y llamadas hasta estrategias para buscar alimento. Simmonds señala que luego que se suspendió la caza comercial de ballenas, en 1986, algunas de las devastadas poblaciones se han recuperado, pero otras no.

Es probable que los balleneros hayan destruido "no sólo numerosos individuos, sino también el conocimiento cultural que habían acumulado sobre cómo explotar ciertos hábitats y áreas". Pero todavía se delibera acerca del lenguaje de ballenas y delfines; aunque se ubican entre los animales que más vocalizaciones emiten -con una amplia gama de canciones, chasquidos y silbidos, algunos de los cuales utilizan claramente para la localización mediante el eco-, persiste el debate sobre si constituyen propiamente un lenguaje.

Sin embargo, su inteligencia no está en duda. "Lo que antes se consideraban 'recursos marinos vivos' -y, típicamente, especies distribuidas con vastedad en un mar inagotable-, ahora deberían considerarse individuos, comunidades, sociedades y culturas únicos, y valorarse como tales", concluye Simmonds.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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