Usted está aquí: jueves 12 de octubre de 2006 Opinión VINOS

VINOS

Mireya Cuéllar

Paisaje enológico de Baja California

Ampliar la imagen Donald Miller, dueño de la bodega Adobe Guadalupe, durante una cata Foto: Tomada del libro El vino mexicano. Raíz, sarmiento y frutos

2005 fue un buen año para quienes cultivan la vid en Baja California. La abundante lluvia hizo que la cosecha fuera superior a la de otros años y que permitiera, a bodegas como Adobe Guadalupe, elaborar casi 6 mil cajas de sus arcángeles: Miguel, Kerubiel, Serafie, Gabriel y Uriel, los tres primeros, tintos, y el último, un rosado. Pero aumentar la producción, dice Hugo D' Costa, no es la intención del matrimonio Miller, dueño de la vinícola, que prefiere mantener su rango de 5 mil cajas al año.

Y ES QUE hacer mil cajas más no sólo representa mil botellas o mil corchos más, dice el enólogo D' Costa, quien trabaja para Adobe Guadalupe, es propietario de Casa de Piedra y se caracteriza por las producciones pequeñas y de calidad. El martes pasado estuvo en la ciudad de México -normalmente vive en Ensenada- con Donald y Tru Miller, en una cata vertical de su Kerubiel correspondiente a los años 2001, 2002, 2003 y 2004. Kerubiel es un ensamble de syrah, tempranillo, mourvedre, grenache, cinsault y viognier, con 12 meses de reposo en barrica y capacidad de guarda media-alta (6 a 10 años en botellas bien manejadas). Tiene un costo en el mercado de alrededor de 300 pesos, y como su producción es pequeña no llega a las tiendas de autoservicio.

ADOBE ES UNA de esas bodegas que se fundaron en Baja California en los 10 años recientes y que han sido pioneras en la colocación del vino mexicano en el mercado internacional. El enólogo de la casa recordó que en los primeros años -embotellaron por primera vez en 2000- los más prestigiados hoteles de la ciudad de México no aceptaron su vino ni siquiera para degustación cuando informaron que era mexicano. Ubicada en los valles de Ensenada, ofrece actualmente un servicio de hospedaje para quienes gustan de la cercanía con el campo y sobre todo con los viñedos.

YA QUE ESTAMOS en Baja California y hablando de vinos mexicanos, vamos a recomendarle un blanco -casi siempre nos referimos a los tintos- de la bodega Chateau Camou. Es un Fumé Blanc, Viñas de Camou. La cosecha 1998 es, como diría un enólogo de Baja California -cuyo nombre no diré porque está en la competencia- exuberante. El aroma a maderas y frutas tropicales, el color amarillo verdoso... es un poco afrutado; a quienes gustan de algo más seco podría hostigarles, pero vale muy bien la pena probarlo. Este vino lo hace el enólogo Víctor Torres y se vende en 120 pesos. Fumé Blanc es un estilo de vinificación que se hace a partir de sauvingnon blanc. Se produce en la Cañada del Trigo, en Valle de Guadalupe, y la variedad está injertada en viñas de más de 50 años de edad. Otra de las características de esta variedad es que se cosecha de noche (para detener el proceso de maduración; el calor del día podría acelerarlo en unas cuantas horas) y se selecciona a mano. Es fermentado en barricas de roble francés.

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