Usted está aquí: viernes 13 de octubre de 2006 Cultura El Nobel concedido a Pamuk tiene una lectura en términos geopolíticos

Analistas y escritores destacan la calidad del quehacer literario del galardonado

El Nobel concedido a Pamuk tiene una lectura en términos geopolíticos

Coincide con la búsqueda de Turquía para ingresar a la Unión Europea

Opiniones de José María Pérez Gay, Margo Glantz, Alfredo Jalife-Rahme y José Steinsleger

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen Orhan Pamuk, captado ayer, caminando por las calles de Nueva York. En esa ciudad recibió la noticia de que fue designado ganador del máximo premio de las letras Foto: Reuters

La concesión del Premio Nobel de Literatura 2006 al escritor turco Orhan Pamuk tiene una lectura política dentro del contexto internacional, en momentos en que Turquía busca su ingreso a la Unión Europea, la cual se encuentra dividida ante esta posibilidad, los constantes llamados a que Ankara reconozca el genocidio contra los armenios de 1915 o el conflicto kurdo, señalan analistas políticos y escritores, quienes destacan la calidad del trabajo literario del galardonado.

El Nobel a Pamuk ''es un premio también político, no sólo por la división que existe dentro de la Unión Europea por el ingreso de Turquía, sino porque es una crítica al gobierno: lo otorgan a un escritor que está en la oposición", expresa el ensayista, escritor y ex embajador José María Pérez Gay.

''Pamuk es uno de los autores de Oriente, es decir de los países musulmanes -aunque Turquía no es precisamente un país musulmán- que ha escrito las novelas más interesantes de esa parte del mundo", además ''ha sido uno de los escritores que ha denunciado con toda valentía el genocidio en Armenia cometido por los turcos en 1915, que sin duda es el primero del siglo XX y costó la vida a cientos de miles de personas. Orhan Pamuk ha tenido la valentía de denunciar esto de una manera muy clara", añadió el intelectual.

Turquía, prosiguió el colaborador de La Jornada, ''es un país muy extraño: es musulmán pero secularizado, las leyes musulmanas no tienen el peso que tienen en los países sunitas o chiítas, y en este sentido el premio habla del interés que tiene la Unión Europea de considerar a Turquía como un país que puede ingresar a ese grupo".

Creo que Orhan Pamuk es un escritor universal en la medida en que es muy local. Atreverse a hablar en Turquía del genocidio contra los armenios no es sólo un rasgo distintivo de la valentía en Pamuk, sino que también simboliza una ruptura con el establishment -con los poderes fácticos, como se diría ahora-, de Turquía, finalizó el ex embajador mexicano en Portugal.

Seguidor de Harold Pinter

La escritora Margo Glantz, colaboradora de La Jornada, recordó que desde hace tiempo el nombre de Pamuk fue mencionado para ganar el Nobel de Literatura. ''Su trabajo ha sido muy importante desde el punto de vista político como opositor al régimen turco, entonces me parece que, por lo menos políticamente, es un premio magnífico. El Nobel es más o menos un premio político y continúa la trayectoria de Harold Pinter, que se opone a cosas muy graves pero con calidad literaria".

Alfredo Jalife-Rahme, analista de la coyuntura internacional y también colaborador de La Jornada, señala la coincidencia en el hecho de que se le otorgue el premio a un escritor turco que denuncia el genocidio el mismo día en que el parlamento francés hace una enmienda ''en el sentido de que negar el genocidio armenio es un crimen. Como diríamos en el box, es el uno-dos".

Sin duda ''en el ámbito literario sí tiene mejores credenciales que otros, pero es realmente un autor más europeo que turco, así que desgraciadamente se politiza el premio, como lo han hecho en otras ocasiones. Hay varias señales: que Turquía está a punto de ser balcanizado por el lado kurdo, pero además atravesado también por el resurgimiento de la cuestión armenia, que niegan rotundamente que fue un genocidio, afirman que fue un montaje occidental y que fue una guerra civil entre cristianos e islámicos, pero no podemos perder de vista que se escenifica semanas después del 'malentendido' del papa Benedicto XVI. Tenemos que tomar en consideración todo eso, es decir, los premios literarios son cada vez más geopolíticos.

''Es un premio huntingtoniano en el que precisamente se lo dan por el choque y la interacción de las civilizaciones, lo cual tiene resonancias muy a la Samuel Huntington. Lo que veo es que más que beneficiar a una obra literaria hay muchas jugadas."

Este galardón sí tiene mucho que ver con la actual coyuntura mundial, manifiesta a su vez José Steinsleger, colaborador de La Jornada: ''Hay que destacar el papel de Turquía como puente milenario entre Oriente y Occidente. Al situarlo en el mapa podríamos remontarnos al paso entre persas y griegos, todas esas guerras que se libraron dentro de ese territorio que hoy llamamos Turquía y que, curiosamente, nunca fue colonizado. El imperio otomano ha sido de más revoluciones".

Otro aspecto es el tema del genocidio contra los armenios, continúa Steinsleger, ''que ha sido sistemáticamente silenciado, y el desconocimiento del pueblo kurdo que tiene una singularidad y dinámica propias que está negado y sujeto a los intereses de las distintas coyunturas internacionales, sacrificado por las potencias y los conflictos de turno".

En este contexto ''este premio tiene un fuerte carácter simbólico. Es algo así como un premio a caballo entre Oriente y Occidente. De alto simbolismo político: los derechos humanos que son sacrificados en un mundo que inventa una polémica falsa entre ambos mundos".

 
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