Usted está aquí: viernes 13 de octubre de 2006 Deportes Rinden tributo por escrito a medallistas mexicanos de los Juegos Olímpicos

Desde 1968 no se han conseguido nueve metales en la justa veraniega

Rinden tributo por escrito a medallistas mexicanos de los Juegos Olímpicos

La velocista Ana Guevara lloró por la emoción

Daniel Aceves elogió a los ganadores de preseas

JORGE SEPULVEDA MARIN

Ampliar la imagen Ana Guevara, durante la presentación del libro Medallistas Olímpicos Mexicanos 1932-2004 Foto: Notimex

Fue una reunión de la familia olímpica nacional, ocasión ideal para rendir un más que merecido tributo a quienes han escalado lo alto del Olimpo; aquéllos que con el esfuerzo máximo lograron una medalla para el país.

Y aunque no estuvo presente Felipe Muñoz, titular del Comité Olímpico Mexicano (COM), acudieron a la invitación a la megabiblioteca José Vasconcelos de Buenavista casi todos los protagonistas de las 52 preseas ganadas en 72 años de historia deportiva, quienes rindieron póstumo homenaje a los fallecidos.

Un video inicio la ceremonia, en la que se presentó el documento escrito y fotográfico de 780 páginas titulado Medallistas Olímpicos Mexicanos 1932-2004.

La historia comenzó a escribirse con la plata de boxeo ganada por Francisco Cabañas en Los Angeles 1932 y siguió con Berlín cuatro años más tarde, con el púgil Fidel Ortiz, el equipo de basquetbol y el polo.

Londres 48, con los conjuntos de ecuestres animó más al respetable, y luego Roma 60, Tokio 64 y llegó México 68, cuando ya emocionados, hubo quienes hasta gritaron, como en obra teatral exitosa ¡bravo! Por las nueve medallas conquistadas en buena lid.

Las imágenes del Tibio arrancaron una sonora ovación, que continuó apenas se vio la elegante figura de Maritere Ramírez, igual que con el sargento José Pedraza y el resto de los que bien podría llamárseles héroes olímpicos de 68. Nueve en total.

Munich 72, Montreal 76, Moscú 80, y así hasta llegar a Barcelona 92, con la plata de marcha de Carlos Mercenario, que le supo a oro, para brincar con la emoción irrefrenable de los asistentes, conmovidos por las escenas, hasta Atlanta 96 con el solitario bronce de Bernardo Segura, también en caminata.

Cuatro años después Sydney, con seis metales y luego llegaron las imágenes de los medallistas del sexenio, como etiquetó Nelson Vargas, director general de la Conade, cuando el lugar estaba invadido por un ambiente de alegría.

El medallista de plata en lucha greco-romana Daniel Aceves tuvo palabras amables para los ganadores y advirtió que el libro presentado es una obra incompleta, porque con seguridad vendrán otras muchas páginas por escribir.

No podía faltar el testimonio lúcido del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, presidente del comité organizador de la justa de 68, quien recordó que desde ese entonces no se ha podido emular la conquista de tantas medallas.

El púgil Juan Paredes cumplió una promesa hecha tres décadas atrás y regaló una réplica de su presea de bronce, obtenida en México 68, al arquitecto hacedor del milagro olímpico mexicano, don Pedro Ramírez Vázquez.

Fue el turno de la subcampeona olímpica en 400 metros, Ana Guevara, quien emocionada por el recuerdo y la adrenalina del momento vio quebrada su voz y sus lágrimas rodar. Recuperada, señaló que son los padres de familia "los principales impulsores del deporte", para quienes pidió un aplauso, "porque no están incluidos en este libro".

La publicación, prometió el secretario de Educación Pública, Reyes Tamez, será distribuida a las bibliotecas del país y podrá ser consultada vía Internet por todo aquel compatriota que lo requiera e, inclusive, allende las fronteras nacionales.

 
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