Usted está aquí: martes 17 de octubre de 2006 Opinión Todas las ventajas, todos los errores

Marco Rascón

Todas las ventajas, todos los errores

A partir de esta semana, la tendencia al debate sobre el lopezobradorismo perderá actualidad al convertirse en historia para explicar las derrotas.

¿Cómo explicar los errores de la elección presidencial y de Tabasco, a pesar de contar con todas las ventajas que no se tuvieron anteriormente? En el caso de la elección presidencial, el PRD fue el partido que más avanzó en términos porcentuales y de votación, mientras en Tabasco, con todas las ventajas a su favor, se desplomó de manera estrepitosa en votación y en posiciones legislativas y municipales. En el primer caso, el lopezobradorismo impide hacer de esta fuerza un instrumento reformador; en el segundo se confirma que es la peor conducción política de los últimos 50 años. ¿Quién será en Tabasco el acusado de traición? ¿Serán también Cuauhtémoc Cárdenas o el subcomandante Marcos los responsables de la derrota?

Para la revisión histórica y ante el reto lopezobradorista de hacer comparaciones entre 1988 y 2006, veamos.

El ascenso que tuvo la campaña cardenista entre febrero y julio de 1988 causó sorpresa, sobre todo porque en unas cuantas semanas cambió la realidad política para las organizaciones de la izquierda y los sectores democráticos del país: el avance fue radical. En 1988 era más grande el movimiento y la movilización que las estructuras, los recursos económicos eran mínimos y provenían de la gente; ningún medio, salvo La Jornada, informaba objetivamente sobre las campañas. No había espots cardenistas. Desde Televisa, Jacobo Zabludovsky hacía campaña contra "Cárdenas el traidor".

Los operadores de Carlos Salinas, como Manuel Camacho Solís, presionaban a organizaciones y movimientos sociales influidos por la izquierda para que no apoyaran a Cárdenas -"un priísta", decían. Esa candidatura enfrentaba a todo el aparato priísta, recursos oligárquicos y a medios de comunicación juntos. La Comisión Electoral estaba presidida entonces por el secretario de Gobernación y las reglas eran dictadas e impuestas desde la Presidencia de la República. Después del 6 de julio a Rosario Ibarra se le recibe fraternalmente en el Zócalo; nadie le rechifla. De 1988 en adelante se consolida la fuerza de la izquierda y ésta se unifica mayoritariamente en el PRD.

En 1997, con el prestigio que adquirió Cuauhtémoc Cárdenas contra el salinismo en todos los terrenos, se gana la primera elección en el Distrito Federal y se avanza en los estados y municipios del país. El salinato intenta acabar con el PRD asesinando a sus militantes y con una campaña mediática permanente contra el partido y su principal dirigente, el ingeniero Cárdenas. El neocardenismo reconoce a la izquierda socialista como raíz de su movimiento.

En 2006 el lopezobradorismo no reconoce ninguna lucha anterior: la historia empieza con él. En 1988 se construían alianzas programáticas, en 2006 se destruyen y se hacen alianzas personales, de poder.

Para 2006 no hay sorpresas. El candidato ya llevaba nueve años en campaña sobre la estructura del PRD y sus avances. ¿Tendría posibilidades Andrés Manuel López Obrador de haber llegado a jefe de Gobierno sin la suma de esfuerzos de la izquierda? Bajo su estrategia de polarizar para así apropiarse de las encuestas hace del movimiento en torno a él un movimiento religioso y moralizante, según muestran sus expresiones de lenguaje bíblico: "éxodo", "purificación", "al diablo", "envidia", "resentimiento", "odio" "lavar las culpas", "traidores" (Judas siempre presente), "ricos", "pobres" "ambición". Los ricos son malos, los pobres suyos y, por tanto, es más "fácil que un camello pase por el ojo de una aguja" que un rico entre al paraíso lopezobradorista. Bajo este esquema de clase quedó borrado todo análisis marxista sobre las "clases en sí y las clases para sí", lo cual genera desvíos fáciles hacia el fascismo. Nadie puede negar el autoritarismo y el verticalismo del lopezobradorismo ni su odio a la crítica. En su discurso la palabra "democracia" prácticamente no existe. Su actuar es para definir la sociedad entre herejes y fieles.

En 1988 se piensa mucho y diferente; en 2006 se piensa poco y sin matices. En 1988 se lucha por democratizar al país y detener el proyecto neoliberal; en 2006 los 50 puntos confiesan que "continuarán con la política macroeconómica" y la de Carlos Salinas (Ramírez de la O, próximo secretario de Hacienda del gabinete lopezobradorista). En 1988 lo más importante fue el programa; en 2006, lo único importante es el candidato.

¿Por qué el sentimiento de frustración y derrota ante los avances electorales? Hoy el lopezobradorismo impide que la fuerza electoral actué y, por tanto, la liquida. El lopezobradorismo es la encarnación del mito de Sísifo, condenado por Zeus al Tartano (infierno), a llevar eternamente una piedra a la cima de una colina que siempre cae rodando y debe recomenzar sin resultados, teniendo a su favor todas las ventajas y cometiendo todos los errores.

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