Usted está aquí: sábado 21 de octubre de 2006 Sociedad y Justicia Concluyó el segundo Encuentro Internacional de Tanatología

Cambios imprevistos y molestia de algunos ponentes

Concluyó el segundo Encuentro Internacional de Tanatología

HERNAN GONZALEZ

En contraste con los días pasados, la tercera y última jornada del segundo Congreso Internacional de Tanatología se caracterizó por los cambios imprevistos de ponentes, así como por la contrariedad y frustración de uno de ellos.

En efecto, cuando se le avisó al doctor Federico Ortiz Quezada que tenía cinco minutos para cerrar su ponencia Morir, muerte e inmortalidad, contrariado confesó a los asistentes que venía desde Tlalpan, que había hecho hora y media en el trayecto y que, además, lo hacía sin recibir paga alguna, por lo que se retiró.

De inmediato una representante del Instituto Mexicano de Tanatología, organizador del encuentro, aclaró que los tiempos estaban pactados, que había otros ponentes y que a todos se les pagaba por su intervención.

Enseguida, el doctor Marcos Gómez Sancho, profesor de medicina paliativa en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, España, habló de la pérdida de un ser querido, y aunque no insistió en el enfoque cristiano del fenómeno tanatológico, como en su intervención del primer día, afirmó que a los verdaderos creyentes les es más fácil llevar el duelo, apoyándose en los versos de varios autores, incluido el infaltable Amado Nervo.

Agregó que cuando se ayuda a quitar el dolor a un enfermo en fase terminal también se ayuda a la mejor elaboración del duelo de sus familiares, y destacó lo importante que es para los deudos ver el cadáver del ser querido para aceptar mejor la realidad de la pérdida.

Dio un dato intrigante: mientras 80 por ciento de los viudos se casa, sólo 8 por ciento de las viudas lo hace.

Globalidad y deshumanización

Según el programa, tocaba el turno a la rabina Carla Howard, quien presentó su ponencia El Hospice, pero en su lugar apareció de nuevo el sicoterapeuta argentino Marcelo Gato y desarrolló un tema por demás sugerente: Globalización, deshumanización y enfermedad, que sin apoyos visuales se convirtió en la apurada lectura de un texto demasiado abstracto.

"El descenso global de la calidad de vida se traduce en el incremento de la vulnerabilidad y las patologías", dijo al final.

También estaba anunciado el sicólogo y tanatólogo brasileño Aroldo Escudeiro, quien hablaría sobre la tanatología en su país, pero nunca llegó.

Lo sustituyó el licenciado en derecho y en filosofía, Darío Navarrete, catedrático en los diplomados que imparte el Instituto Mexicano de Tanatología. El especialista abordó el tema de la espiritualidad del sufriente.

Coloquial, intercalando chistes y recorriendo buena parte del salón -micrófono en mano-, Navarrete cuestionó la racionalidad e inteligencia de los individuos, y sostuvo que "sólo con el espíritu el hombre se hace humano, y la vida del espíritu es el amor".

Añadió que las patologías del espíritu son la falta de sentido de vida y el desamor, y señaló que el reto principal de la tanatología es ocuparse de la dimensión espiritual de la persona. Concluyó con un karaoke de la canción A mi manera, que fue cantada por la mayoría de asistentes, quienes al término ovacionaron de pie al profesor.

Quizá por ello, en su intervención la doctora en sicología Nancy O'Connor, autora del libro Déjalos ir con amor, propuso a los participantes -unas 550 mujeres y una veintena de hombres- una tarea: "¿Qué quieren hacer de su vida como tanatólogos?"

 
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