Usted está aquí: domingo 22 de octubre de 2006 Cultura Mi labor dancística, pese a ser abstracta, está basada en mi vida: Akram Khan

Presenta con éxito en el Festival Cervantino su coreografía Zero Degrees

Mi labor dancística, pese a ser abstracta, está basada en mi vida: Akram Khan

El bailarín traerá la pieza al Teatro de la Ciudad los días 24 y 25 de octubre

ANGEL VARGAS ENVIADO

Ampliar la imagen Akram Khan, durante una de las evoluciones de su coreografía Foto: María Luisa Severiano

Guanajuato, Gto., 21 de octubre. ¿Hasta dónde exorcismo de temores o culpas, hasta dónde vehículo para fijar lecturas y posiciones críticas sobre la realidad y su tiempo? La pregunta toma desprevenido a Akram Khan, quien medita para responder hacia cuál de esos dos polos se encamina su quehacer como coreógrafo y bailarín.

Finalmente, el artista británico resume que el suyo es un trabajo que, por muy abstracto que sea, nunca podrá desprenderse de su vida cotidiana, sus sueños, terrores, angustias, deseos y fantasías.

Considerado una de las principales figuras de la nueva generación de la danza en el Reino Unido, Akram Khan ofreció el jueves la primera de tres funciones en Guanajuato de la coreografía Zero degrees, creada e interpretada a la alimón con su colega y amigo Sidi Larbi, de Les Ballets de C. de B.

Mucha era la expectación, tanto en la prensa acreditada en el 34 Cervantino como en el público que abarrotó el Teatro Principal por ver este planteamiento en el que la danza, el teatro y la música en vivo se fusionan para delinear una reflexión crítica en torno de la indiferencia y la fragilidad humanas, la identidad, el ejercicio abusivo del poder y la dolorosa línea entre vida y muerte.

Sin más recursos escénicos que la transformación del escenario en una enorme caja blanca, así como la incorporación de sendas esculturas que reproducen a ambos artistas en tamaño real, la obra condensa y propicia en apenas cien minutos diferentes estados anímicos, que van de la risa a la indignación, de la ternura a la tristeza

Descarga emocional que toca fibras muy sensibles tanto de la razón como del corazón, que sacude y provoca, que conmueve, y que, en la parte final de la obra, transporta al público a un dulce estado liberación, una especie de ejercicio catártico colectivo.

El origen de la coreografía, así como la historia que relata, están relacionadas con una vivencia que Akram Khan tuvo hace 6 o 7 años durante un viaje de la India a Bangladesh, en el que un hombre murió a bordó de un tren y nadie, incluyéndolo, hizo algo por ayudar a la anciana que acompañaba al occiso.

Experiencia que, confiesa, le impactó y decidió reservarla como secreto durante mucho tiempo, acaso por la indiferencia que la gente mostró ante el hecho o porque le avergonzó no haber ayudado.

La de Zero degrees es una propuesta en el que resultan muy visibles elementos de la danza tradicional hindú con nuevos planteamientos de la danza contemporánea europea.

La aspiración de los artistas es lograr sobre el escenario una especie de hoja en blanco, el "espacio cero grados", en la que ellos representan dos puntos que interactúan y buscan encontrarse.

Una apuesta que no busca impactar por el derroche físico o el virtuosismo técnico, sino por la carga dramática y la serie de sutilezas que se desarrollan, lo cual no significa que en varios pasajes los intérpretes no sorprendan por su elasticidad, al grado del contorsionismo, o la fortaleza y rapidez en sus giros o saltos, así como su despliegue atlético.

La iluminación juega un papel determinante en el discurso dramático y emocional de la obra, al propiciar efectos ópticos asombrosos, como el de cambiar el tamaño de los intérpretes o multiplicarlos sobre el escenario, merced a sus sombras, y dar la sensación de que éstas realizan movimientos diferentes a los de la coreografía.

Parte fundamental recae también en la música, interpretada por tres músicos y un cantante. Melodías y ritmos tradicionales hindúes se fusionan con clásico, hip hop, y música abstracta, una delicia para los oídos, harto emotiva, cautivante.

Tanto Akram como Sidi son de origen islámico, el primero con raíces en Bangladesh y el segundo, flamenco-marroquí. Sus estilos de danza son diferentes: el primero está especializado en la clásica hindú y el segundo fusiona la tradición africana y el ballet europeo.

Después de su actuación cervantina, Zero degrees será presentada en el DF, en el Teatro de la Ciudad, los días 24 y 25 de octubre.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.