Usted está aquí: miércoles 25 de octubre de 2006 Opinión CINE

CINE

Jaime Avilés

Incitación a ver Un Buda

Ampliar la imagen Fotograma de la cinta

UN BUDA -LA primera película de Diego Rafecas, estrenada con gran éxito en 2005 en Argentina y que desde el viernes pasado proyectan apenas nueve salas de la ciudad de México- es una experiencia distinta. Aborda la historia de una familia poco común, clasemediera pero mística, contemplativa pero insurrecta, que también sufrió el terror de la dictadura militar de 1976 a 1982, y logró sobrevivir en la estricta medida de lo posible.

TREINTA AÑOS DESPUES del secuestro y desaparición de sus padres, que en el remolino cultural de los años 70 se habían convertido al budismo, un muchacho de Buenos Aires (Agustín Markert), que nomás no se halla en el trajín del nuevo siglo, busca una conexión interior con su infancia y de ese modo encuentra aquello que la represión le quitó.

LA TRAMA ARRANCA en el momento en que el hombre desaparece de su entorno cotidiano, lo que pone en alerta a su interesante novia (Carolina Fal), quien a su vez moviliza a su cuñado, un catedrático universitario, que imparte clases de filosofía (Diego Rafecas), mientras se liga a su guapa e "intensa" estudiante (Julieta Cardinali).

ASI, LA BUSQUEDA del inadaptado se convierte para los espectadores en un viaje de placer a través de Buenos Aires -ciudad que se muestra en toda su espléndida belleza arquitectónica, registrada en este caso con espectaculares tomas aéreas y en incursiones terrestres por algunos de los barrios más lindos, che-, antes de entrar en otro planeta, el de los monasterios budistas de la sierra de Córdoba, al pie de la cordillera andina.

EN LA VIDA real, Diego Rafecas, el creador de este proyecto, es un arquitecto-filósofo-cineasta y budista de tiempo completo que se formó en la India con las enseñanzas del Dalai Lama y decidió atraer los ojos del mundo hacia esta religión, la tercera del planeta en términos demográficos, de cuya existencia pueden dar testimonio en nuestro país las comunidades de los valles de México y de Morelos, cuyos integrantes van a disfrutar sin duda la cinta.

PERO LA OBRA en cuestión no es sólo para iniciados. Una de las críticas más feroces que recibió en Argentina -donde permaneció cinco semanas en cartelera con salas llenas- argumentaba que en realidad era proselitista y que Rafecas "no tiene derecho a hacer propaganda de sus creencias", lo cual está muy lejos de ser cierto.

PORQUE ANTE TODO, Un Buda es una comedia, sui generis si se quiere, en la que se combina el melodrama con la farsa y se disfruta de un elenco entrañable, enriquecido por la gracia de la vieja Tina Serrano y la apacible comicidad de Toshiro Shamauchi, el actor japonés que representa al "maestro" del monasterio en un papel que no tiene desperdicio. Ah, y además, como atractivo extra, está la banda sonora de Pedro Aznar, que se aprecia mejor si uno compra el cidí luego de ver la película.

 
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