Ciudad Perdida
Todos los caminos llevan a Yunes
Otro tornillo de la maquinaria de la maestra
Grilla químicamente pura contra la capital
Se llama Miguel Angel Yunes y ayer fue denunciado en la tribuna de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal por el secretario de Seguridad Pública de la capital, Joel Ortega Cuevas, como agente desestabilizador del trabajo que realiza la policía local.
Yunes, como casi todo el mundo sabe, es el segundo de a bordo de la Secretaría de Seguridad Pública federal, lo que lo convierte en un hombre poderoso. Es él quien reparte los fondos que destina la Federación a las policías de los estados, pero además es políticamente peligroso, porque sabe jugar en los sótanos de las edificaciones del poder.
Con esas dos cartas viaja con tranquilidad en las muy agitadas aguas de la seguridad pública del país. Ligado, o mejor dicho, muy ligado a Elba Esther Gordillo, este personaje es uno de los tornillos con que la maestra pretende ajustar la maquinaria de gobierno de Felipe el impuesto.
Muchos lo ubican, por ello, como el próximo secretario de Seguridad Pública del país, pero hay un nombre que se les ha cruzado en el camino -a Elba y a Miguel Angel-, el de Jorge Tello Peón, amigo personal de Calderón y ex titular, con Ernesto Zedillo, del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional, mejor conocido como Cisen, cuyo nombramiento no está a negociación.
Ese factor, el de la amistad, que va a pesar en la construcción del equipo de trabajo que supuestamente gobernará México, ha desviado el rumbo de las ambiciones de la maestra, que ahora negocia, dicen los panistas, un tanto malhumorados, su carta fuerte con miras más altas.
Dicen que Yunes iría como titular de la Procuraduría General de la República, nombramiento con el que este personaje no está totalmente de acuerdo, según los azules, pero que terminaría aceptando si es que Elba Esther Gordillo lo gana en la mesa de negociaciones.
La explicación viene a cuento porque en los pasillos del Gobierno del Distrito Federal se comenta, desde hace algunas semanas, que Yunes ha querido llevar, en bandeja de plata, la cabeza de Joel Ortega a Felipe el impuesto.
Y eso es grilla químicamente pura. Marcelo Ebrard, a pesar de los choros de la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, no reconocerá a Calderón como presidente de México, es decir, no habrá de quitar de su cargo a Joel Ortega, porque ello significaría construir una terna de posibles sucesores que tendría que enviar a la Presidencia de la República para que uno de ellos fuera aceptado por el Ejecutivo federal, lo que significaría el reconocimiento tácito de Ebrard a Felipe Calderón.
Pero esto no ocurrirá, no por el momento. La idea en la casa de trabajo de Marcelo Ebrard es evitar el nombramiento presidencial, no mover a Ortega y esperar a que Calderón lo destituya. De ser así, el jefe de Gobierno electo no enviará ninguna terna a la Presidencia y Los Pinos resultarían los culpables de que la policía de la tercera ciudad más poblada del mundo quedara acéfala.
La situación, de la que ya tiene manejo Yunes, señaló el camino: desprestigiar el trabajo policiaco en el DF, limitar recursos, desestabilizar y, con los argumentos de ineficacia e ineptitud, cercenar la cabeza de Ortega y entregarla en charola de plata a Felipe, como prueba absoluta de lealtad, y porque abonaría a favor de las intenciones de Elba Esther Gordillo.
Desde luego hay quienes aseguran que ese escenario, el que les describimos, sería el mejor para que el gobierno del odio tratara de desaparecer, cuando menos en el hecho, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, pero lo que no saben, cuando menos ahora, es que la policía de la capital ya tiene el camino andado, y la sorpresa está de su lado.