Usted está aquí: martes 31 de octubre de 2006 Opinión México SA

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Carlos Fernández-Vega

Ya hay paz y tranquilidad, dijo. Y se quedó tan tranquilo

Fox destacó el valor del diálogo cuando las tanquetas penetraban en Oaxaca

Ampliar la imagen El presidente de Cementos Mexicanos (Cemex), Lorenzo Zambrano (al centro) observó ayer la apertura de negociaciones en la bolsa de Nueva York, donde se celebraron los 100 años de la compañía mexicana FOTOAp

Oaxaca se suma a los "casos resueltos" por el presidente Fox. Sigue la cosecha, porque no sólo "solventó" los temas del "EZLN y del subcomandante Marcos, de Atenco y la construcción del aeropuerto internacional, y el del campo mexicano", sino que ahora puede irse tranquilo por "recuperar", dijo, "la paz social y la tranquilidad" en aquella entidad.

¿Puede un Estado, un país, estar en "paz social y tranquilidad" con los indicadores de pobreza, marginación y desigualdad que tiene Oaxaca, que tiene México? Sí, de acuerdo con el cínico inquilino de Los Pinos y su filosofía de "orden y progreso", aunque la desnutrición infantil constituya la tercera causa de muerte en niños oaxaqueños.

Lo dijo escoltado por especuladores bursátiles, en la Convención Anual del Mercado de Valores (mismos que han visto crecer sus utilidades en 350 por ciento a lo largo del sexenio del "cambio"), y celebró que "el valor del diálogo fue fundamental para que hoy tuviéramos el regreso de la paz y la tranquilidad". Y lo hizo público sin ruborizarse, justo cuando el gas lacrimógeno, el ruido de las tanquetas y la represión de la Policía Federal Preventiva forman parte del ambiente oaxaqueño. Es, a su entender, "el valor del diálogo, como palanca para esta paz y tranquilidad".

Esa "paz y tranquilidad", por ejemplo, se traducen en que las tasas de mortalidad infantil por enfermedades infeccionas son tres veces el promedio nacional en Chiapas, y 2.5 veces en Oaxaca. De acuerdo con el Banco Mundial, sin duda una de las instituciones que más apoyó al régimen del "cambio", los indicadores de la situación de salud de Chiapas, Oaxaca y Guerrero siguen por debajo del promedio nacional. Tales estados se encuentran en el extremo inferior en la lista de los ordenados según esperanza de vida en el momento de nacer, y esperanza de vida libre de discapacidad en el momento de nacer, si bien las diferencias parecen bastante menores en relación con las diferencias de ingreso. Sin embargo, la brecha en la esperanza de vida entre el promedio nacional y cada uno de los estados no se redujo de manera significativa.

La incidencia de pobreza más alta está en las áreas rurales de los estados del Pacífico sur -Chiapas, Guerrero y Oaxaca- donde todavía cerca de 50 por ciento de la población vive en la pobreza extrema, seguidas del Golfo sur y la región del Caribe, donde aproximadamente 35 por ciento de la población es extremadamente pobre. Esto se compara con 19 por ciento en el centro, 10 por ciento en el norte y 4 por ciento en la ciudad de México. En términos de números absolutos, es importante notar que hay grandes grupos de quienes viven en la pobreza extrema que habitan fuera de estas regiones del sur. Por ejemplo, cerca de un cuarto de todos los pobres extremos de México viven en áreas urbanas en los estados del centro.

El acceso a los servicios básicos de salud sigue siendo esporádico en algunas partes del país. Así, los indicadores de resultados de salud en Chiapas, Oaxaca y Guerrero siguen rezagados con respecto al promedio nacional. De hecho, estos estados se ubican en el renglón bajo de la lista de estados clasificados por esperanza de vida al nacimiento, y en los niveles más altos en términos de mortalidad materna.

Y mientras el México marginado está en "paz y tranquilidad", el otro México, el Sociedad Anónima, está de fiesta porque, a decir del secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, "el sector financiero dejó de ser un flanco vulnerable de la economía mexicana y se ha convertido en un motor del crecimiento, en una ventaja comparativa y competitiva que atrae y promueve la inversión", aunque los niños oaxaqueños mueran por desnutrición. Cierto, un crecimiento de 2 por ciento promedio, que ni siquiera ha sido capaz de generar empleo, pero sí un ejército de migrantes.

No sólo es feliz el macroeconómico secretario de Estado, porque en su ambiente, en ese selecto México bonito y rebosante de multimillonarias ganancias que nunca ha osado reclamarle por el desastre nacional por seis años de gobierno virtual, el presidente Fox se dio vuelo: "la democracia abrió las puertas de un México más próspero y justo, más fuerte, construido con el trabajo y la participación de todas y todos. Hay nuevos equilibrios entre los poderes y un verdadero federalismo. El poder se comparte y se sustenta en nuestras instituciones... Gracias a los esfuerzos de las y los mexicanos hoy tenemos una economía fuerte, con mejores oportunidades para todos; hoy tenemos crecimiento económico con estabilidad, que se va traduciendo en beneficios para todo el país, para las familias, para las y los emprendedores".

Y se quedó tan tranquilo, porque ya "resolvió" los grandes pendientes nacionales.

Las rebanadas del pastel:

Probablemente los niños oaxaqueños regresen a clase, pero lo harán con las mismas lombrices enquistadas en la panza. Quizá el magisterio reciba un nuevo aumento de hambre en sus ingresos, pero no impedirá un nuevo movimiento en 2007. Y así por el estilo. Entonces, ¿en serio creen que "solucionaron" el conflicto en Oaxaca?

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