Usted está aquí: jueves 2 de noviembre de 2006 Mundo Conforman más de 300 agrupaciones la Confederación Sindical Internacional

Reorientar la globalización, meta de los trabajadores

Conforman más de 300 agrupaciones la Confederación Sindical Internacional

AFP

Viena, 1º de noviembre. Más de 300 sindicatos de todo el mundo, representando a 168 millones de afiliados de 154 países, lanzaron oficialmente hoy aquí la Confederación Sindical Internacional (CSI), que tratará de orientar la globalización hacia una dirección más favorable a los trabajadores.

Debilitados por 20 años de liberalización económica sobre la que han tenido escasa influencia, los sindicatos pretenden "conquistar el derecho a un trabajo decente para todos", según el británico Guy Ryder, número uno de la CSI.
Divididos desde hace 87 años, las corrientes reformistas y cristianas del sindicalismo internacional se encuentran ahora reunidas en este sindicato, el mayor del mundo; sólo la Federación Sindical Mundial (FSM, comunista) se mantiene al margen y conserva su autonomía.

La fundación de la CSI fue posible por la disolución de las dos grandes centrales rivales, la Confederación Mundial del Trabajo (CMT, cristiana) y la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CISL, reformista y laica), que se integraron ayer para crear la nueva confederación.

La nueva organización recibió el refuerzo de una decena de sindicatos independientes, algunos de ellos que pertenecieron durante años a la FSM, como la CGT francesa.

La oficialización del lanzamiento fue confiada a LeRoy Trotman, presidente del grupo de los trabajadores en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), quien subrayó la dimensión "histórica" del acontecimiento.

Trabajo precario, deslocalización de las fábricas y pérdida de adherentes de los sindicatos en el Norte, represión antisindical y dificultad para tomar a cargo a los trabajadores de la economía informal en el Sur, el sindicalismo internacional sufrió la globalización económica en los últimos 20 años.

"Unidos en la solidaridad seremos más fuertes", lanzó desde la tribuna como consigna el secretario general de la ex-CMT, Willy Thys (Bélgica), estimando que la capacidad de "movilización" de la CSI debía ser mayor que las antiguas rivales.

La CISL y la CMT se habían especializado en su trabajo como grupos de presión ante las instituciones multilaterales, con un éxito muy relativo ya que, por ejemplo, la "cláusula social" reclamada en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) nunca ha sido aceptada. Sin renunciar a este trabajo, la CSI podría también convocar movilizaciones y decidir, por ejemplo, organizar una "jornada de acción mundial" para reivindicar "una nueva globalización", según su proyecto de programa.

También proseguirá con el trabajo iniciado en pro del respeto de los derechos sindicales, poniendo en la lista negra a los países que reprimen las prácticas reivindicativas.

El problema es particularmente agudo en varios países de América Latina, donde se producen regularmente asesinatos de sindicalistas, así como en ciertos países de Africa y Asia, donde los sindicatos independientes del poder no son tolerados.

La CSI también organizará campañas sobre el desarrollo durable, la igualdad de los sexos y contra el trabajo infantil. Además, tratará de acercarse a los jóvenes, escasos en los sindicatos, y a los trabajadores de la economía informal.

Según los estatutos adoptados, la CSI tendrá su sede en Bruselas, como las confederaciones predecesoras.

El congreso fundacional continuará el jueves con varios actos entre los que destaca un debate en el que participará el director general de la OMC, Pascal Lamy, desde Boston Estados Unidos.

 
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