Usted está aquí: viernes 3 de noviembre de 2006 Cultura Miles de juguetes, en un museo, desatan recuerdos en los visitantes

Hace más de 50 años Roberto Shimizu comenzó a formar su acervo con esos objetos

Miles de juguetes, en un museo, desatan recuerdos en los visitantes

JORGE RICARDO

Ampliar la imagen Muñecas de varios diseños y materiales ocupan los ''hábitats'' creados por Roberto Y. Shimizu, profundo conocedor de la historia del juguete. En el recinto de la colonia Doctores, con entrada libre, se pueden admirar 10 mil objetos de su ''gigantesca colección'' Foto: Yazmín Ortega Cortés

Ampliar la imagen Muñecas de varios diseños y materiales ocupan los ''hábitats'' creados por Roberto Y. Shimizu, profundo conocedor de la historia del juguete. En el recinto de la colonia Doctores, con entrada libre, se pueden admirar 10 mil objetos de su ''gigantesca colección'' Foto: Yazmín Ortega Cortés

Unos 10 mil juguetes en exhibición y más de un millón embodegados, y no es un juego, es el ''hábitat" antiguo, apretado, colorido, en la colonia Doctores, de la alegría en formas de madera, latón, trapo o plástico, forman la colección del arquitecto mexicano Roberto Y. Shimizu, la cual está abierta al público desde mediados de 2004.

Hace más de 50 años la comenzó a integrar: ''Empecé a llenar y a llenar, y de repente la colección se hizo gigantesca".

Alcancías de luchadores, locomotoras, ambulancias, platillos voladores, trenecitos de Chapultepec originales de los años 50 con claxon, el Pato Donald y Tun tun, despachadores de gasolina del Charrito Pemex, Clavillazo, Tongolele, la bailarina, de plástico, y tongolele, la rayuela de las pulquerías, el tío Gamboín, triciclos, el vestuario original de El Santo, futbolitos de feria estilo art decó, moldes de luchadores, muñecas de trapo y de sololoy; Chema y Juana, bomberitos viejos, loterías de artistas de los años 70, estaciones espaciales, chilindrinas coloridas, capulinitas de barro, cantinflas.

La historia del juguete desde el siglo XIX, preservada para mostrar que ''tenemos pasta para volver a ser lo que éramos", dice Shimizu, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y con posgrados en Londres y Tokio. Inevitablemente los objetos desencadenan los recuerdos en los visitantes.

-Más de un millón de juguetes, se ve que a usted le gusta jugar...

-Sí, pero no sólo eso. Tuve una infancia muy feliz y mis papás contaban con recursos; tenían una dulcería y una juguetería, casi te puedo decir cuáles eran populares, cuáles se vendieron, cuáles los caros.

-¿Y cuánto tiempo lleva jugando?

-Empecé como a los siete años, tengo 61.

-Así que podría decirnos qué es el juego.

-Pues es la única época feliz del ser humano. La felicidad absoluta fue cuando éramos niños, los juguetes de hoy son pasatiempos.

-¿Y su juguete preferido?

-El patín del diablo, ¡uuuy!, olvídate. Los niños nos reuníamos, inclusive los patines se vendían a veces en pares y a veces sueltos, porque no había mucho dinero, pero nos íbamos lejos. Los juguetes de ahora se hacen para jugar en un cuarto cerrado y sobre la alfombra.

Conocedor del juguete como él solo, sus tesoros ocupan vitrinas, mostradores y robots diseñados por el propio Shimizu, en ''hábitats", como les llama, clasificados por material, origen o época.

Resaltan los ambientes de los años 60 y 70: muñecos de María Félix, Pedro Infante, pulquerías La Vencedora, La Perlita, Tin Tan, Blue Demon. ''Es que deveras existió un país bonito", recuerda el guía Alberto García. Y una rockola de los años 60 diseñada como la parte trasera de un automóvil y que aún funciona, para exhibir vehículos clásicos, taxis cocodrilos y cotorras.

Libro en espera de un editor

Shimizu también escribe y corrige su obra Los juguetes, los juegos y los coleccionables: libro didáctico e impresionante por los temas que abarca: glosarios de juguetes, de promociones, álbums de estampas, avioncitos de Peñafiel, Chema y Juana, los diablos de Pepsi, los derechos de los niños, los juguetes en la época prehispánica, las primeras jugueterías en México, la época de oro del juguete japonés.

Un libro que espera a un patrocinador que lo imprima, regale unos 5 mil ejemplares y venda otro tanto, porque ''no vas a sacar un libro para competir con otro millón de libros"; lo cual es una loable labor, pues en su colección y en la obra figura ''modestamente, una memoria de México" y una forma inicial de expresión artística del hombre. También tiene un libro ''didáctido" con la historia de la lucha libre.

De padres japoneses, Shimizu considera que el juguete es universal: ''siempre se habla del mexicanísimo balero, trompeta o el trompo, pero éstos no son mexicanos, son juguetes que vienen con la humanidad, en todas las culturas existen porque son muy elementales, y lo único que representan son horas y horas de diversión.

''Los juguetes entre más finos son menos juguetes, ésos nunca llegaron a las banquetas". En un sentido más amplio, Shimizu no colecciona juguetes: ''aquí hay un millón de objetos que causan alegría, diversión y que, al mismo tiempo, representan la cultura popular mexicana". Amante de las luchas y del box, exhibe en más de 300 casillas hechas con moldes de chocolate ''el triunfo" de luchadores de plástico, ''y ninguno se repite".

-¿Existe algún juguete que no haya podido tener?

-Uno que nos trajo mi papá de Japón, que destruimos y que porque era muy sencillo no he podido recuperar, una tabla que movía un carrito en medio, ése, y un robot que destruí, pero nada más.

''El museo del juguete" se encuentra en Doctor Olvera 15, colonia Doctores. El horario de visita es de lunes a viernes de 9 a 17 horas y los sábados de 9 a 13. Entrada libre. Teléfonos 5578 0342 y 5588 2100.

 
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