Obispos de ambos países lamentan el trato a mojados
Obispos de ambos lados de la frontera condenaron la decisión del gobierno de Washington de construir un muro a lo largo de la línea divisoria de México y Estados Unidos, con la intención de detener el flujo de indocumentados, pues dijeron que eso incrementará la cifra de emigrantes muertos, que suma 325 en lo que va de 2006.
Por el lado estadunidense, los obispos Ricardo Ramírez, de Las Cruces, Nuevo México, y Armando Ochoa, de El Paso, Texas, concelebraron una misa en Sunland Park. Separados por la malla ciclónica levantada hace seis años, en Ciudad Juárez, Chihuahua, se celebró una ceremonia similar encabezada por los obispos Renato Ascensio León y José Guadalupe Torres Campos.
Es triste que se construya un muro en la frontera, es una mala nota para el gobierno estadunidense, porque no existe la necesidad de ese tipo de instalaciones que afectan las relaciones binacionales y propician más muertes, dijo Ricardo Ramírez ante decenas de fieles, sacerdotes, monjas y activistas de los derechos humanos de los migrantes.
Dijo tener confianza que al terminar las elecciones de legisladores, el gobierno de Estados Unidos recapacite y dé marcha atrás a este proyecto.
Ascensio León, presidente de la Comisión de Movilidad Humana del Episcopado de México, dijo que está seguro que el muro agravará el problema, porque al poner más obstáculos para cruzar se expone más a las personas.
Afirmó que se tienen sospechas de que por esta situación muchos ciudadanos no votarán por el partido del presidente Bush en las elecciones de este mes. El obispo de Juárez recomendó a los emigrantes que dejen de trabajar tres o cuatro días para que los estadunidenses se den cuenta de la falta que hacen en ese país.
Que México asuma su responsabilidad: Vera López
En Saltillo, Coahuila, el obispo Raúl Vera López hizo un llamado al gobierno de México a asumir la parte de la responsabilidad que le compete por la construcción de la barda, pues no ha tenido "ni el valor ni la disposición" de garantizar que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte no se limite al aspecto mercantil, sino que avale el libre tránsito y la apertura laboral entre los ciudadanos de los tres países involucrados en ese acuerdo.
En una misa oficiada por Vera López participaron decenas de migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador refugiados de forma temporal en la casa del migrante Posada Belén, coordinada por la Pastoral Social de la diócesis de Saltillo.