Usted está aquí: domingo 5 de noviembre de 2006 Espectáculos Festejó El Haragán 16 años de romántico blues urbano en el teatro Metropólitan

Dedicó un tema a Oaxaca: "¿Cómo es posible que los maestros no tengan la razón?"

Festejó El Haragán 16 años de romántico blues urbano en el teatro Metropólitan

Luis Alvarez compartió el escenario con Pocholo, Alejandro Otaola y Johnny Laboriel

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Ampliar la imagen El respetable quedó satisfechó luego de que Luis Alvarez (en la imagen) interpretó una treintena de canciones en más de dos horas Foto: Juan Carlos Equihua

El romántico blues urbano y las rolas que retratan la realidad ciudadana llegaron al teatro Metropólitan para festejar los 16 años de trayectoria de El Haragán y compañía, velada que tuvo como invitados especiales a José Luis Cordero, Pocholo; Alejandro Otaola, y Johnny Laboriel.

La chilanga banda se descolgó para disfrutar de esta fiesta, y se topó con varias sorpresas, pues la reunión abrió con la oferta acústica, nada despreciable, de Luis Alvarez, quien demostró ser un Haragán especializado, a lo largo de una treintena de canciones.

En punto de las 20:30 horas, o tal vez un poco más, a decir de la impaciente rechifla que se escuchaba en el lugar, se sintieron unos acordes típicos de la barriada, de las que se cantan en el Metro y en los camiones.

El telón se abrió levemente para permitir que el Haragán saliera sólo con una guitarra, y tras preguntar "¿se la saben?" entonó Se le hizo fácil, y continuó la melancólica y dolorosa canción urbana.

"Chido, gracias por esos aplausos; esta parte del concierto está dedicada a la banda que anda con la guitarra al hombro", pronunció, para luego entonar El diablo, el mundo y Tú te las tomaste solo, esta última con una parte de El rey.

"Estamos aquí para festejar nuestros primeros 16 años de vida como Haragán, fiesta a la que están invitados", manifestó, y preparó otras dos rolas. "Si tu quieres dejo de chupar, si tu quieres", coreó la gente para concluir con el tema que dice: "¿Cómo te atreves a mover las cenizas del amor?"

Hubo para todos los barrios

Tras esta intervención, Alvarez desapareció de escena y mencionó que se iba a cambiar para regresar con su compañía y deleitar tanto a la gente de Iztapalapa como a la de ciudad Neza, y todos los galanes de barrio ahí presentes.

Entonces, la barriada tuvo cinco minutos para prepararse con tragos de cerveza; algunos probaron resistencia con muelleo de piernas y otros comprobaron la elasticidad del cuello y la nuca, para disponerse a bailar el urbano sonido demencial.

La perra brava, Alma de negro y El chamuco fueron emitidas por esta agrupación, que en repetidas ocasiones fue ovacionada por la concurrencia, misma que se dejó seducir por las notas de la delirante armónica y el hiriente sax.

En los años 30 fue recordada de manera nostálgica, pues Alvarez la compuso para su padre, y esta noche se la dedicó a Octavio Espinoza, Sopas, quien toca el sax en esta banda.

Jesucristo del barrio y Muñequita sintética fueron las siguientes canciones en ser cobijadas por los rocanroleros. Para interpretar esta última, el vocalista pidió ayuda a una pequeñita, y luego a otra, hasta que subieron al escenario mujeres grandes y chicas para hacer gala de los versos de este poema musicalizado.

Luego, antes de anunciar a uno de sus invitados, emitió de su raspada garganta Juan el descuartizador y Ser mujer.

Una vez que Alejandro Otaola entró al escenario, Alvarez anunció que la siguiente canción estaba dedicada a la banda de Oaxaca. "¿Cómo es posible que los maestros no tengan la razón?", se preguntó e interpretó Toquedkeda.

Tipo Malo, Presionado, Lourdes y Chaskeo fueron los temas ofrecidos por este dueto, mismos que pertenecen al más reciente material de Haragán y compañía.

Qué va a ser de él, Dios, fue la canción que sirvió para presentar a los músicos que lo acompañaron: Manuel Godoy en la guitarra, Juan Brand en la batería, Dennis Par al bajo y Octavio Espinoza, Sopas, con el sax; entonces, anunció al segundo participante.

José Luis Cordero, Pocholo, quien llegó para dar el toque rasgador de la armónica y enviar saludos a la fila 11, celebró con No estoy muerto.

Mención aparte merece la llegada de Johnny Laboriel, quien se informó con sólo tocar las notas que hicieron rememorar la canción que dice: "Pareces una rosa, bonita y olorosa", que provocó la euforia del público cautivo.

Así, Hiedra y Feita fueron cantadas por este renovado dueto, mismo que lució con las maromas de Laboriel y su discurso en honor al momento: "No tengo palabras para agradecer a Dios que este hombre me haya invitado a su mundo".

"¡Beeso, beeso!", empezó a escucharse en el coro formado por los presentes, a lo que Alvarez y Laboriel simplemente respondieron: Aburrida la vida, tema con que intentaron despedirse, pero, ante la exclamación de "¡uleeeero, uleeero!", decidieron continuar con Otro día más y la rola homenaje a los Tigres del Norte, Un día a la vez.

Más de dos horas de concierto fueron concluidas con el tema Basuras, final que dejó más que satisfechos a los románticos urbanos que gustan del rock con tintes de blues, funk, rock y ritmos latinos, pero con el sello ciento por ciento chilango.

 
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