Usted está aquí: miércoles 8 de noviembre de 2006 Espectáculos "México, una Babel, donde ningún político puede unir tantos lenguajes"

Alejandro González Iñárritu habla con La Jornada sobre el estreno de su película

"México, una Babel, donde ningún político puede unir tantos lenguajes"

Mi cinta es democrática, por eso quise encontrar un punto en común entre Brad Pitt y un niño marroquí que nadie conoce, dice

"El muro en la frontera con EU, el monumento más grande a la estupidez"

JORGE CABALLERO

Ampliar la imagen Alejandro González Iñárritu, en víspera del estreno de su cinta Babel en México Foto: Cristina Rodríguez

El director mexicano Alejandro González Iñárritu, ganador de la Palma de Oro como mejor director en el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes por Babel, dijo en entrevista con La Jornada, a propósito del estreno de la cinta el próximo viernes en nuestro país: "Dirigir a actores y no actores fue una de las cosas más difíciles. Dirigir a gente humilde de comunidades o sordomudas japonesas en un idioma que no entendían... poder orquestar esta locura y encontrar una gramática visual, fue una de las cosas difíciles... al final es una película que habla de ideologías tratando de destruirlas; para mí lo que ha dañado al mundo son esas ideologías, estoy cansado de ellas".

Alejandro González Iñárritu amplió: "Las fronteras mentales son las más difíciles de derribar. Los estereotipos, los prejuicios creados por religiones, gobiernos y nacionalismos, un poco estúpidos".

Babel es la última parte de la trilogía que González Iñárritu dirige en mancuerna con el escritor Guillermo Arriaga; comenzaron con Amores perros y continuaron con 21 gramos. Babel está protagonizada por Brad Pitt, Cate Blanchett, Gael García Bernal, Koji Yakusho, Adriana Barraza, Rinko Kikuchi y Elle Fanning.

El cineasta se definió como simpatizante de izquierda, "pero no me gusta la violencia ni los métodos radicales. Me gusta la izquierda racional, la que puede encontrar un punto en común aun con los que están en contra. Lo que vivimos en México es una Babel, no hay un político que pueda unir, que pueda traducir tantos pinches lenguajes; todos estamos en contra de la pobreza, pero nadie puede encontrar la voz que traduzca esa intención".

Dolor y fragilidad

En sus rodajes, González Iñárritu traslada esta voz de izquierda para "encontrar un punto en común entre Brad Pitt y un niño marroquí que nadie conoce; un equivalente entre Adriana Barraza y Cate Blanchett o una mexicana con una japonesa; ese punto en común es el dolor y la fragilidad... en Babel nadie sobresale. Traté de hacer una paleta humana en la que nadie sobresalga, en la que no es más importante Brad Pitt que el padre marroquí, todos tienen la misma importancia. Eso es lo que traté de hacer ahora que la vida de un estadunidense vale más que la de otro ser humano. Yo no creo en eso. En ese sentido mi película es democrática".

El cinerrealizador afirmó: "Parece que me gusta complicarme la vida, la filmación de Babel fue muy difícil desde su origen, porque representaba un reto en el que era muy fácil fallar. Es una película que rompe varios paradigmas, desde la cantidad de idiomas en la que está hablada hasta la combinación de actores y quienes no lo son, la filmación en tres continentes y jugar con cuatro historias en lugar de tres, todo esto hacía de Babel un reto intelectual, físico y emocional. Además, ante todos esos elementos diversos temía quizás no encontrar un solo lenguaje universal que tradujera todo esto, y que entonces se volviera un caos: una Babel en cine donde no hubiera congruencia. Pero tuve la oportunidad de trabajar con un equipo de colaboradores importantes y con ellos resolver los retos".

En el sentido emotivo, agregó: "Desde que la concebí se convirtió en una necesidad; los temas fueron lo más importante; los temas que me llenaban la cabeza y el corazón... un compromiso casi moral".

El papel de Adriana Barraza, metáfora de mujer maltratada

El director avecindado en Los Angeles, California, al referirse a la eventual construcción del muro en la frontera de México y Estados Unidos, opinó: "El muro será el monumento más grande a la estupidez que se ha hecho; resulta vergonzoso. Parece que estos dos países no han encontrado una solución humana y racional a ese problema que afecta y beneficia a tantas personas. Las dos naciones han cerrado los ojos en aras de mantener un beneficio económico en ambos lados (para el nuestro la importancia de las remesas que envían los paisanos y para nuestro vecino la importancia laboral que brindan los trabajadores mexicanos: explotándolos y sin otorgarles derechos). Es una pena que no hayan encontrado una solución. Adriana Barraza (una de las actrices de la cinta) es importante al encarnar metafóricamente a todas las mujeres que dejan a sus hijos para cuidar niños estadunidenses y son tratadas como objetos".

La pérdida es uno de los hilos conductores que se abordan en esta trilogía, sobre esto el cineasta precisó que en Babel "hay una pérdida de inocencia y de identificación... pero además está esa sensación de insatisfacción y angustia en los personajes, la necesidad de comunicación, de romper las fronteras internas, de la incapacidad de amar y expresar amor, la fragilidad y la vulnerabilidad, esos son los temas centrales de la cinta".

Los directores del documental Toro negro, Carlos Armela y Pedro González-Rubio, fueron llamados por el propio director para encargarse del making off de Babel. Al respecto Iñárritu dijo: "Son dos jóvenes cineastas muy talentosos y sensibles; me gustó mucho su trabajo. El estudio quería llamar a un equipo para que en cinco días documentara rápidamente el rodaje, pero me pareció que por las características de Babel era mejor que dos mexicanos siguieran esa aventura a lo largo del año que duró; ellos, además, realizaron un documental de cómo nos impactaron las comunidades que visitamos. Ahora están editándolo".

Aprovechan medios de distribución hollywoodenses

Del trabajo de cineastas mexicanos en Estados Unidos, como Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Carlos Reygadas y Rodrigo García, Iñárritu señaló: "Hacemos los proyectos que nos interesan con la industria, no sólo para la industria hollywoodense, tomando ventaja de los medios de distribución que tienen para que finalmente se vean nuestras películas. Es muy curioso que mexicanos de clase media estemos haciendo eso".

El discurso cinematográfico del realizador toma distancia del típico hollywoodense y muestra desgano a ser postulado a los premios Oscar. Dijo: "No es que los desprecie, sólo trato de mantener baja expectativa y alta serenidad ante ellos; es inútil perder el tiempo en algo que no depende de uno. Los Oscares no determinan que una película sea mejor o peor; sólo la promueven. El premio que me otorgaron en Cannes me llena de orgullo, pero lo recibí por todos los que hicimos Babel. De eso a que el Oscar se convierta en un objetivo, me parece ridículo".

Del fin de la mancuerna que hizo con Guillermo Arriaga, Iñárritu señaló: "Estoy muy orgulloso; fueron nueve años de una relación muy fructífera, ahora viene una nueva etapa de desarrollo de proyectos; creo que me tomará unos dos años concretarlos. Me gusta no predeterminarme, disfruto encontrando las cosas conforme me transformo".

 
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